CICLO “PENSAR LA NACIÓN EN EL BICENTENARIO”
“Podemos. Por qué no lo hacemos:
eso es lo que tenemos que pensar”
Las Universidades Nacionales del Litoral, Rosario, Cuyo y Comahue, con el auspicio del Banco Credicoop y Le Monde Diplomatique, organizaron un encuentro para reflexionar sobre el país en un contexto de enorme incertidumbre. La primera conferencia de la tercera edición del ciclo estuvo a cargo de Carlos Gabetta, director de la Edición Cono Sur del mensuario aludido.
Estanislao Giménez Corte
Menos de diez años atrás, producto de la crisis del 2001, o del cambio de milenio, o del peso en cada quien de su propia historia, comenzó a repetirse, en los medios de comunicación, en los textos de los historiadores, en las obras de músicos y poetas, en la crónica diaria, ad infinitum, la apelación a una suerte de neologismo para explicar o representar un estado de cosas: “la argentinidad”. Cualesquiera sean las cosas o cuestiones que ésta, si existe, representa, se la usó, se la malversó, se exageró a propósito de la argentinidad. Detrás de muchos éxitos editoriales, cursos, conferencias, seminarios, ensayos y simposios se escondía, tal vez, la necesidad de las gentes de comprender; de entender el país, a sus políticos, a sus crisis y, más específicamente, a la reiteración alevosa de las crisis. No hay respuestas, probablemente, pero nadie cuestionará el sano ejercicio de pensarnos a nosotros mismos, aunque sea una desmesura empresa.
SÓLO EL PRESENTE
En 2006, cuatro universidades nacionales comenzaron a gestar el ciclo que, en su tercera edición, aúna la mirada de intelectuales provenientes de diferentes áreas del conocimiento. Con la presencia del gobernador de la provincia Hermes Binner, de parte de su equipo de trabajo, de autoridades universitarias y del gobierno local, y en el marco de la apertura del ciclo “Pensar la Nación en el Bicentenario”, el pasado 26 el periodista Carlos Gabetta, director de Le Monde Diplomatique Edición Cono Sur, brindó una conferencia, dinámica y entretenida aunque demasiado ambiciosa en su recorrido temporal, que trató someramente, como no podía ser de otra forma, parte de la historia argentina.
Gabetta dijo, en el comienzo, que es muy saludable que “desde la universidad vuelva a discutirse la Nación”; abogó por la necesidad de hacer un “diagnóstico (que funcione como) un puntapié inicial (....)” y reiteró la intención de “sacar la discusión de lo académico y abrirla a la sociedad”, como paso necesario, justamente, para que esa discusión funcione para modificar las cosas.
El periodista, que residió largos años en Francia, hizo hincapié, en numerosas ocasiones, en la necesidad de “comunicarse con la gente para tratar de cuajar una nación”. Expresión ésta, cuajar, que utilizó reiteradas veces, quizás aspirando a que las fuerzas sociales se encuentren en algún momento.
El racconto histórico del expositor se originó en una discusión terminológica sobre el mismo concepto de Nación, término complejo y discutido como pocos en la historia de las Ideas. La lengua, el territorio, las religiones, como elementos aglutinantes de una población, fueron enumerados como necesarios, pero no suficientes, para ejemplificar los alcances del término aludido. Como “conjunto de personas que comparten una cultura” definió Gabetta a lo trascendental de la idea de Nación.
“Sólo el presente nos pertenece” citó el periodista al político socialista Nicolás Repetto. Y desgranó tres ejes a propósito del concepto: “la idea de Nación; el sentimiento de Nación y la organización nacional”. Permanentemente, Gabetta se refirió a que los cambios sociales se producen por una correspondencia de situaciones “externas e internas”. Aludió el disertante, a posteriori, a que “una nación se piensa, y luego, están las circunstancias”. “La Revolución Francesa -precisó- fue pensada primero por Descartes, por Voltaire, por Montaigne, pero luego sucedió; aquéllos habían precedido la revolución... hasta que apareció la necesidad histórica de realizarla”.
PENSAR Y “DES-PENSAR”
“Argentina -dijo Gabetta- fue pensada y des-pensada (sic) si me permiten la expresión”. Y situó tres hitos de ese pensamiento: “la Independencia, la Generación del “80 y el primer peronismo”. “Diversos integrantes de los movimientos independentistas habían absorbido las ideas del Iluminismo y de la Revolución Francesa... se estaban respirando esas ideas”, metaforizó. Entre otras causas, “la aparición de una burguesía criolla, la dialéctica pensamiento-práctica, la correlación entre ideas locales y situación internacional” contribuyeron a la ejecución de los procesos, pero éstos son “sucios, complejos, sangrientos”. “Los procesos sociales son como organismos vivos”, comparó.
Acto seguido, el visitante se refirió, brevemente, a la Generación del “80. “Influidos por el Iluminismo y el Positivismo, por la fe en la Ciencia, por ideas lombrosianas y cierto desprecio por las razas, (sus integrantes) se dedicaron a ocupar, educar, poblar e institucionalizar”. Trató, luego, las medidas más cuestionables y las elogiables de Roca. Entre éstas últimas indicó “la ley de Matrimonio Civil (por la que rompió relaciones con el Vaticano)” y “la educación laica, gratuita, obligatoria...”
Allí, explicó Gabetta, la Argentina fue “des-pensada”. “¿Qué pasó después? -interrogó-: la mentalidad de administración de estancia perjudicó el proceso de desarrollo; la clase dirigente tuvo miedo, se asustó... y llegó el golpe del “30”.
El tercer eje fue el primer peronismo. “En 1945 había una deuda externa al revés y se sucedieron una serie de ideas que se pudieron aplicar por la ya mencionada correlación entre el sistema local y el sistema internacional”. Gabbeta, que se autodefinió “casi” como antiperonista, enumeró sin embargo los numerosos logros de ese primer peronismo en materia social (del sistema de Prevención Social a la Intangibilidad del Salario). “Fue un enorme salto hacia adelante, pero luego, también, el peronismo se traicionó a sí mismo y se transformó en una tiranía”.
POR DECIRLO PIADOSAMENTE...
“Nuestro presente -continuó- es el resultado de avances prodigiosos, pero estamos en un período de retroceso. Fuimos uno de los países más igualitarios de América Latina, pero estamos, por decirlo piadosamente, en un mal momento”.
Gabbeta se concentró, sobre el final de su exposición, en ciertos aspectos del Capitalismo y de la actualidad. “La lógica del capitalismo es producir cada vez más bienes, cada vez más rápido, con menos necesidad del recurso humano; esto es de manual -asumió-, pero es lo que sucede (...). “Estamos en una fase que Marx previó, que es el tránsito del capitalismo de lo productivo a lo especulativo (...) el problema del capitalismo es que la crisis llegó al corazón del sistema”, completó.
La “nota optimista”, como la bautizó, llegó sobre el final: “Hoy, la humanidad tiene pendientes desafíos extraordinarios... pero es necesario que todas las naciones se piensen a sí mismas”. Planteó, como tantos, la posibilidad de una “nación latinoamericana (...)”; y dijo: “es necesario que nos amiguemos entre nosotros”. Antes de los aplausos, lanzó a la nutrida audiencia una interrogación que, quizás, no tiene respuesta: “podemos. Por qué no lo hacemos, eso es lo que tenemos que pensar”.