Cazadores-recolectores y pescadores-cazadores
Los primeros grupos humanos conocidos en Jaaukanigás (I)
Los fechados radiocarbónicos disponibles hasta el momento sugieren que los primeros grupos humanos habrían ingresado al Norte de Santa Fe hacia 3.000-2.500 años antes del presente. Se ha sugerido que este ingreso podría haberse efectuado en momentos más tempranos, pero lo cierto es que estas presunciones no pudieron, por el momento, ser corroboradas por dataciones absolutas.
Jaaukanigás (en lengua abipona: “gente del agua”) es el Sitio Ramsar -humedal de importancia internacional- que se ubica en el río Paraná (departamento Gral. Obligado, nordeste de Santa Fe). Foto: GENTILEZA ALEJANDRO GIRAUDO.
(C) SITIO RAMSAR JAAUKANIGÁS - CONICET SANTA FE - EL LITORAL
El arqueólogo Carlos N. Ceruti, investigador del Conicet, propuso una hipótesis respecto de la procedencia de estos primeros santafesinos: “Algunos centenares de años antes de la Era Cristiana, un pueblo procedente del oeste ocupó la cuenca del Salado y de los Saladillos. Venía, probablemente, del borde de las lagunas originadas a comienzos del Holoceno por el derretimiento de los hielos de la última glaciación. Lo constituían bandas de cazadores y recolectores pedestres, cuyos asentamientos más antiguos se encuentran en el subsuelo de la ciudad de Mendoza, en Córdoba -entre las Salinas Grandes y el pie de la serranía-, y en algunos parajes de la provincia de San Luis. El clima había sido benigno en esa región, y los lagos y lagunas albergaban una rica fauna constituida por venados, ñandúes, guanacos y aves acuáticas” (Ceruti, 2000).
Por qué se desplazaron
La razón de esta migración de grupos de cazadores-recolectores hacia el oeste es un problema en proceso de investigación. A modo de hipótesis, podemos sugerir que la eficacia de sus estrategias de subsistencia se haya traducido, hacia unos 2.500 años antes del presente, en un crecimiento demográfico que motivó desplazamientos de población excedente hacia la llanura central santafesina en búsqueda de cazaderos libres. Como fuere, cuando se produjo este ingreso, unos 3.000 años atrás, las condiciones ambientales en el Litoral argentino eran más secas y frías que las actuales, similares a las que imperan en la región pampeana en nuestros días. Ríos y arroyos eran más estrechos que en la actualidad, y estaban sometidos a sequías periódicas. Los vientos dominantes, provenientes del sudeste, removían los sedimentos sueltos de los lechos, cavando, a lo largo de su recorrido, amplias depresiones, llamadas por los geólogos “hoyas de deflación”, y depositando estos sedimentos en sus bordes. Estos depósitos se acumulaban con mayor intensidad en los sectores opuestos a la dirección de los vientos dominantes, formando estructuras semilunares o “lunetas” de arcilla, algunas de ellas de 4 y más metros de altura, que pronto fijaban una vegetación de pastizales. El proceso erosivo avanzaba hasta llegar a la freática. En este punto, la humedad de los sedimentos impedía su remoción, de manera que estas hoyas de deflación son amplias, pero no muy profundas. Lo decisivo es que en su fondo se formaban espejos de agua alimentados por las corrientes subterráneas. En unas condiciones ambientales de marcada aridez, estos espejos de agua constituían, muy probablemente, la única fuente de este recurso crítico más o menos permanente en la llanura central santafesina, constituyéndose en los abrevaderos obligados de una fauna muy a propósito del interés subsistencial de grupos de cazadores-recolectores. En efecto, en sus inmediaciones se concentraban numerosas manadas de guanacos, ciervos y ñandúes, que debieron operar como un irresistible atractivo para unos grupos de inmigrantes que ya los habían integrado a sus estrategias de subsistencia en sus espacios originarios. En las lunetas de origen eólico que bordean las lagunas, establecieron, preferente, aunque no exclusivamente, los primeros santafesinos sus campamentos de duración estacional. En la medida que ya las practicaban en sus asentamientos originarios, puede suponerse con razón que la adaptación de las estrategias subsistenciales para capturar los recursos del nuevo territorio colonizado no constituyó para ellos dificultad alguna.
Con relación al Sitio
Jaaukanigás (en lengua abipona: “gente del agua”) es el Sitio Ramsar -humedal de importancia internacional- que se ubica en el río Paraná (departamento Gral. Obligado, nordeste de Santa Fe) y tiene una superficie aproximada de 492.000 hectáreas, hecho que lo convierte en uno de los Sitios de mayor extensión en nuestro país. Sus límites están constituidos por el paralelo 28º al norte (límite entre Chaco y Santa Fe), las rutas 1 y 11 al oeste, el arroyo Malabrigo al sur y el canal de navegación del río Paraná al este (límite entre Corrientes y Santa Fe).
Por: Carlos Echegoy -Museo del Sitio Ramsar Jaaukanigás, Municipalidad de Reconquista (S. Fe)-. Fuente: Sitio Ramsar Jaaukanigás: Biodiversidad, aspectos socioculturales y conservación. ISBN: 950-9267-13-9. Edición: Alejandro R. Giraudo (INALI/CONICET/UNL). Seleccionó y adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS/Conicet Santa Fe).