“Un símbolo de la Grecia moderna”
El nuevo museo de la Acrópolis
de Atenas abre por fin sus puertas
Este edificio ultramoderno diseñado por Bernard Tschumi está ubicado sobre pilotes, en medio de vestigios arqueológicos.
De la redacción de El Litoral
El nuevo museo de la Acrópolis, un edificio de vidrio situado a los pies del célebre complejo arquitectónico en el centro histórico de Atenas, abrió hoy sus puertas durante una ceremonia solemne, tras años de aplazamientos y polémicas.
“Luego de varias aventuras, obstáculos y críticas, el nuevo Museo de la Acrópolis está listo: un símbolo de la Grecia moderna que rinde homenaje a sus antepasados, el deber de una nación hacia su patrimonio cultural”, subrayó el ministro de Cultura, Antonis Samaras, durante una primera presentación del museo a los medios de comunicación.
Diseñado por el arquitecto franco-suizo Bernard Tschumi, este edificio ultramoderno sobre pilotes ubicado en medio de vestigios arqueológicos, impresiona por su geometría.
Situado a 300 metros del monumento faro del mundo antiguo, bañado en luz natural, el edificio ofrece una vista panorámica sobre el Partenón, uno de los monumentos más visitados del mundo y símbolo arquitectónico de la época clásica del siglo V antes de nuestra era.
Más de 350 vestigios y esculturas de la Acrópolis están expuestos en este museo de tres plantas, de 23 metros de altura y 15.000 m2 de superficie. Hasta ahora estas obras estaban amontonadas en un pequeño museo situado en el monte santo. Su traslado se convirtió en una operación gigantesca que duró varios meses y terminó en la primavera de 2008.
Un techado cubre parte de los vestigios descubiertos durante las excavaciones, y domina una de las dos entradas del museo, situada sobre la alameda que bordea la vertiente sur del monte.
Más detalles
En la primera planta, una serie de objetos como cerámicas, bajorrelieves y esculturas antiguas, provenientes de los lugares de culto ubicados originalmente en las vertientes de la Acrópolis, adornan los dos lados de la sala.
Las cinco cariátides del templo de Erecteión dominan una rampa de vidrio que permite acceder a la segunda planta, una sala con unas treinta columnas. En esta segunda sala están expuestas las esculturas arcaicas (entre 800 y 500 antes de nuestra era) de Erecteión, Atenas Niké y de la entrada monumental del templo: los Propileos.
El punto culminante del edificio es la sala del Partenón, en la tercera planta, “donde la luz natural (...) revela los colores y el volumen plástico de los frisos, las metopas y los frontones del templo”, explicó el presidente del museo Dimitris Pantermalis.
Tras una serie de negociaciones, los arqueólogos griegos optaron por una reconstitución del friso del Partenón gracias a la integración de algunos vestigios conservados en Atenas y copias de placas. La mayoría de esas placas están en Londres y entre las piezas originales, se destacan por su color blanco.
Esta sala emblemática simboliza “una reclamación” por la repatriación del friso del Partenón, conocido como “mármoles de Elgin” por el nombre del diplomático británico que las arrancó del monumento y las llevó a Gran Bretaña. Estas piezas están ahora en el British Museum de Londres y Grecia las reclama en vano desde hace treinta años.
“Por primera vez, el visitante tendrá una visión conjunta de los frisos y tomará conciencia del problema de la dispersión de las obras entre Londres y Atenas”, insistió Pantermalis.