ENTREVISTA CON EL CRÍTICO Y ESCRITOR NOÉ JITRIK

“Los clásicos son textos que no duermen”

El reconocido intelectual, de visita en la ciudad, expuso en el Foro Cultural UNL y luego dialogó con El Litoral. Aquí, sus preferencias autorales, escuelas críticas, el futuro del libro y sus métodos de trabajo.

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“Yo creo que el libro va a seguir, no sólo porque lo quiero, sino porque lo creo (...)”, sostiene el autor.

Foto: FLAVIO RAINA

Estanislao Giménez Corte

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Casi sobre el final de la entrevista, concedida en un hotel céntrico de la ciudad, un día de frío singular, tarde ya, con Noé Jitrik, de 81 años, un tanto cansado del trajinar, y acaso del periodista, con más ganas de cenar que de responder, cayó en el grabador esta frase. “Borges, Arlt, Hernández, Sarmiento (...) Flaubert, Proust, Apollinaire, Eliot, Kafka (...) no son insuperables pero quedan. Son textos que no duermen. Esperemos que haya nuevos textos que no duerman, lo que pasa es que la tentación del sueño es muy grande para muchos escritores (...)”. Se trata de una bella metáfora que, creo, justifica la entrevista entera. Jitrik habla bajo, pausadamente, pero con pasión. Viene de estar unas dos horas respondiendo preguntas de estudiantes en el Foro Cultural de la UNL, y antes tuvo una reunión, y antes viajó, y antes...

DEL DISCURSO CRÍTICO Y DESPUÉS

—¿Usted considera a Borges más poeta y ensayista que narrador, o no necesariamente?

—No necesariamente: él mismo no hacía mucho distingo en esas cosas (...)

—¿... en la cuestión de los géneros?

—Claro, yo creo que él prescindía de eso en la práctica, concretamente, de tal manera que, por ejemplo, algunos títulos de sus narraciones parecen artículos sobre algo o alguien. Lo que pasa es que hay toda una presentación ficcional que les da (a sus textos) digamos, el carácter de narraciones. Él justamente las llama “Ficciones”, para no entrar en otro tipo de caracterización genérica, y cuando escribe sobre libros reales, lo hace contando lo que es el libro, de manera que va y viene. Y transgrede los géneros casi sin decirlo (...) es una peculiaridad muy moderna y muy actual, además de muy interesante...

—En Borges, también hay un trabajo de crítica, si se quiere, que aparece permanentemente... ¿se puede definir de alguna manera, conceptualmente, el trabajo del crítico literario?

—Mire, hay tradiciones. Más bien habría que hablar de discurso crítico: las tradiciones más fuertes serían la Francesa y la Inglesa, y todas las demás entran un poco en esa categorización. Por ejemplo, la Norteamericana es más bien Británica, pero la Alemana es más bien Francesa (...) la Italiana es más reciente (...) nosotros hemos heredado el discurso crítico francés, salvo alguna gente como Borges que, más bien, si lo consideramos como crítico, está dentro de la tradición británica. Ahora ¿en qué consiste esta tradición?: la Británica tiene mucho que ver con el punto de vista y la idea del gusto, el comentario, la interrelación (...) y la Francesa tiene más en cuenta la materia verbal o textual, que se resuelve de una u otra manera. En términos generales, es la que hemos heredado en América Latina y en la Argentina.

—¿Quiénes serían, a su criterio, los críticos argentinos más relevantes?

—Hay una tradición de críticos muy fuerte que empieza con la Revolución de Mayo. Por ejemplo, Juan Cruz Varela es alguien que escribe sobre libros, y lo hace muy tempranamente, antes de 1820. Y hay una preocupación por la literatura en ese momento que culmina en el período rivadaviano, y después, por ejemplo, está Juan María Gutiérrez quien, a la manera Romántica, busca o trabaja sobre el drama del escritor, sobre la proyección del escritor en el texto (...) en el ‘80, ya impregnados de positivismo, hay una inclinación a ver el significado un poco más trascendente o social de la literatura, y eso se expande a comienzos del siglo XX con revistas como “Nosotros”, donde aparece Roberto Giusti...

—¿Y más adelante “Sur” ¿no?

—Sí, en “Sur” la intención es más bien la literatura mundial y la argentina; eso más que la atención a la crítica, pero en ese mismo momento penetra en la Argentina la corriente Estilística, que es alemana, y que también incide mucho en la crítica literaria española. En América Latina también se da, como irradiación de las experiencias argentinas, y luego poco a poco van entrando otras corrientes, el Existencialismo, el Estructuralismo, el Posestructuralismo, el Deconstrucionismo ...

—Hasta ahora, que no sabemos dónde estamos...

—No, sí sabemos. Estamos en una cosa en la que todas esas experiencias se funden en la necesidad de un discurso crítico más propio, que creo que reside básicamente en el trabajo que se hace en las universidades (...) en los ámbitos académicos se ha hecho mucha y buena crítica: en Santa Fe, Nicolás Rosa, Alberto Giordano...; en La Plata, Miguel de Moroni...

“TODO ES NARRATIVO”

—Usted tiene una larga trayectoria como crítico, pero también ha escrito ficción ¿hay diferencias de procedimiento en una u otra área, o no? y ¿cuáles son los acercamientos o las distancias entre una y otra práctica?

—En principio, para mí todo es narrativo. No hago demasiado distingo ni practico demasiado eso que se llama crítica. De repente, puedo manejar un texto ya leído, que me sirve como punto de partida para otra cosa, una reflexión, digamos, filosófica o teórica, pero evidentemente que se distingue de lo que escribo como obra de ficción...

—¿Se puede decir que hay más libertad en la obra de ficción?

—Sí, deja correr más la arbitrariedad del pensamiento, una arbitrariedad que es controlada, desde luego, no es desbocada, pero es más arbitraria que el presunto rigor del discurso que uno pretende tener en la línea en la que argumenta (...) en eso que se llamaría “lo crítico”, la argumentación uno trata de ...

—Tiene que estar muy bien estructurada...

—Claro, que no se le escape, que no sea un disparate; pero en cambio en la ficción, la digresión, la arbitrariedad (tienen su lugar).

—Usted ha escrito sobre muchos autores: Macedonio Fernández, Sarmiento, José Martí... ¿Cómo y por qué elige a ciertos autores para trabajar sobre ellos? ¿de qué depende, de un gusto personal, de la importancia que han tenido en su tiempo, de una intención suya como crítico?

—Más bien una intención o una provocación del momento, por alguna razón, de pronto, aparece algo (...) algunos son a pedido. Ahora hice una cosa sobre Lugones que nunca hubiera pensado (...) me pidieron algo sobre Cortázar (...) algunas cosas vienen a pedido, otras han aparecido, se cruzan, son posibilidades de ver algo nuevo o diferente...

RAZÓN E INTUICIÓN

—¿Es más bien metódico para su trabajo o trabaja impulsivamente frente a la presión de tener que entregar?

—Soy más bien metódico en el sentido de que trato... de concluir, trato de que “eso” no se me diluya, pero como se me ocurren varias cosas al mismo tiempo, las voy alimentando a todas, y trato de ponerles un cierre (....) cuando me canso, o una idea no me da para más, necesito reponer fuerzas (...).

—¿Trabaja en varias cosas simultáneamente?

—Suelo trabajar en varias cosas al mismo tiempo, de distinto carácter, una novela, un texto crítico...

—¿Dijo sobre Urondo que era un intuitivo y no un intelectual?

—Sí, él creía que era un intelectual, pero no lo era, no tenía rigor, no tenía lecturas...

—¿Se dan habitualmente casos en la poesía, en autores que son más intuitivos que intelectuales?

—Sí...

—Digamos que la poesía no es una construcción únicamente intelectual...

—No, requiere un saber del lenguaje, porque si no, no funciona...

—Pero además hay otra cosa...

—Claro, por comparación, Girri es un poeta intelectual; otro del grupo, Fernández Moreno, era más intelectual y tenía más proyectos. Yo creo que Paco era lo que lo suscitaba, le salía bien, sobre todo los primeros poemas, hasta el período de Buenos Aires, antes de meterse en el lío...

—Se dice habitualmente que la literatura argentina de los últimos 20 años está demasiado influida por la sombra de Borges ¿está de acuerdo?

—No lo creo, porque Borges es un objeto de culto, de reflexión, pero no veo que sea una línea. Puede ser, muy indirectamente, por ejemplo, por el rigor en el uso de la palabra; podemos atribuirle a Borges esa indicación, pero no es el único (...) tiene una presencia muy fuerte (...).

—En la charla lo nombró a Pedro Mairal ¿qué otros autores actuales le han gustado o ha leído?

—Leo lo que puedo. Puedo mencionar a Eduardo Berti, Martín Kohan, Ángela Pradelli, hay un montón, también Saccomano, Goroboff. Hay mucha gente que escribe muy bien.

Jitrik: historia mínima

Jitrik es uno de los más reconocidos críticos literarios argentinos. Nació en 1928 cerca de La Pampa. Desde 1939 vivió la mayor parte de su vida en Buenos Aires, en Europa y en México. Entre 1974 y 1987 estuvo exiliado. Es autor de numerosos ensayos sobre literatura e historia, crítica literaria, teoría y narraciones, cuentos y novelas. Fue profesor e investigador en universidades de Buenos Aires, México y Francia, y es actualmente investigador y director del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.