LIBRO DE RAÚL COTTONE Y SANTIAGO DE LUCA
La piedra y la arena en su libro infinito
“La piedra y la arena en su libro infinito” es el libro que recorre Egipto con imágenes capturadas por Cottone, y contado por Santiago De Luca. Publica Ediciones UNL.
Los textos del libro juegan a la ficción, al ensayo y a la información documental.
Foto: RAÚL COTTONE
DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL
cultura@ellitoral.com
Santiago De Luca es santafesino pero vive en Francia y llegó a la ciudad, además de visitar a su familia, para presentar el nuevo libro “La piedra y la arena en su libro infinito” que realizó con Raúl Cottone y que camina Egipto entre imágenes y palabras.
El libro ya fue presentado en un gran evento que se llama la maratón de las palabras (Le Marathon des mots) de Toulouse. Desde el Instituto Cervantes se lo presentó como un libro que conjuga la palabra y la fotografía en un diálogo que se abre en diversas direcciones. Este diálogo se enmarca en otro más amplio: dos culturas, dos pueblos, dos paisajes, dos lenguas, la pirámide y el mate, el beduino y el gaucho; Egipto y Argentina. El libro tiene un subtítulo que es una clave de interpretación, “Egipto visto desde el Sur”. Los textos, siempre en contrapunto con las fotografías, juegan a la ficción, al ensayo y a la información documental.
Este libro nació de la oportunidad que les brindó otro libro: “Poema de sombra” que ambos autores llegaron a presentar el año pasado en El Cairo.
“En septiembre de 2008, invitado por colegas de El Cairo para presentar un libro de poesías y fotografías regresé acompañado de mi buen amigo, el fotógrafo Raúl Cottone. Fueron días intensos para el cuerpo y el espíritu... Este viaje fue como la relectura de un libro esencial pero infinito como el desierto. Lo primero que sentí fue que volvía a escuchar una música hermosa y delicada y que alguna vez fue un hábito durante esos años; la lengua egipcia. Nos detuvimos en lugares que conocía, que quiero y que me son íntimos. Egipto seguía esperando, con su tiempo lento y generoso y con la vida y la muerte en cada una de sus calles, vehementes y bellas”, escribe a modo de presentación De Luca.
“Con Raúl salimos a recorrer El Cairo y Alejandría para cazar, capturar imágenes y palabras. Cada día preparábamos el ritual. Temprano en la mañana, después del café turco, nos disponíamos a caminar para terminar la jornada tarde en la noche cairota, después de fumar el narguile, la shisha como la llaman en Egipto. Un puñado de imágenes y textos, como el puñado de granos dorados que recoge la mano de la infinita arena, es el resultado de este viaje; y esperamos, si se tolera la sinestesia, que dejen un perfume en los ojos y en el oído...”.
TEXTOS
“La esfinge masculina”, es el título del capítulo: “... Nos perturba ver un cuerpo de león con cabeza de hombre, tal vez la del faraón Kefrén. Pero quien se ha detenido al espejo, no para arreglarse sino para verse, ha percibido que su rostro también está compuesto de animales increíbles como son los ojos, la nariz o esa abertura inconcebible que es la boca. Que alguien haya encontrado la respuesta al acertijo de su hermana griega no significa que hayamos entendidos lo que ese padre del terror nos está diciendo en el desierto y nosotros persistimos en no oír”.
“Amr Ibn Al-As en su Aleph” es otro título: “... No podemos saber estas cosas y para encontrar una respuesta deberíamos encontrar el Aleph que guarda su propio secreto. Los desiertos y los Aleph engañan con sus extensiones. Pero sabemos que el Aleph de El Cairo emanó de su propia sustancia otro Aleph, que lo contiene y se contiene y que se encuentra en Buenos Aires. Hecha de infinitos, de duplicaciones y variaciones, la vida juega a prolongarse. Tal vez la Pampa sea otra manera, sólo un poco diferente, de decir Sahara.
“... Borges confiesa que el Aleph de la casa de Beatriz es un falso Aleph y que el verdadero Aleph está en otro lugar. imagina que un manuscrito del capitán, cónsul y orientalista inglés Richard Francis Burtos sugiere que el Aleph está en Egipto, en El Cairo, en una de las antiguas y heterogéneas columnas de la mezquita de Amr...”.
Caminando por las calles de El Cairo, el tiempo suele detenerse.
Foto: RAÚL COTTONE
Dos culturas, dos pueblos, dos paisajes, dos lenguas, la pirámide y el mate, el beduino y el gaucho, Egipto y la Argentina.
Foto: RAÚL COTTONE
Parecido a la felicidad
La profesión del viajero y la profesión del escritor están -escribe Santiago De Luca- misteriosamente ligadas. He aplicado mis días al juego de las palabras. Pero también soy hijo y hermano de agentes de viaje. Mi familia se ha dedicado a diseñar y a organizar viajes. La palabra y el viaje me han acompañado desde mi infancia. Estos dos hábitos de la naturaleza humana se corresponden porque el viaje está hecho de palabras y de imágenes, y la literatura es un viaje que utiliza como instrumento, para sus hechizos, las imágenes que pueden evocar las palabras. En los viajes, donde se cuentan historias, y en las historias que se cuentan, en ese otro viaje inmóvil que es la escritura, también nos buscamos. Ojalá que, como a los antiguos egipcios, un barco nos lleve a una orilla de fotografías y palabras que se parezca a la felicidad.