Sileoni respondió a duras críticas de monseñor Aguer

Iglesia y Estado polemizan de

nuevo por la educación sexual

Monseñor Aguer sentó posición contra el contenido de un documento destinado a los formadores de docentes, al que tildó de “reduccionista” y “neomarxista”. El ministro de Educación contestó que los lineamientos curriculares para la educación sexual consideran los “valores”, pero aclaró que hay una ley que se debe cumplir.

El Litoral - Télam - DyN

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El ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, aseguró hoy que los lineamientos curriculares para la educación sexual promueven “valores” y “una concepción integral de la sexualidad”, al responder a las críticas del titular de la Comisión de Educación Católica del Episcopado, monseñor Héctor Aguer, a un documento destinado a la formación de docentes.

En un pronunciamiento de cuatro carillas, Aguer denunció que varios de los conceptos del material tienen “una inspiración neomarxista”, y criticó la visión que entiende a la educación sexual como “la reivindicación del derecho de fornicar lo más temprano posible, y sin olvidar el condón”.

El documento se denomina “Material de formación de formadores en educación sexual y prevención del HIV-Sida” y fue elaborado por los ministerios de Educación y de Salud de la Nación y promovido, entre otros, por el Programa de las Naciones Unidas sobre Sida (Onusida). Es una compilación de artículos que “no llega a las escuelas” sino que está destinado a “maestros que forman maestros, y como es un documento para adultos, hay diversos textos con enfoques distintos”, explicó Sileoni, en diálogo con radios porteñas.

Especificó que el documento no representa “la posición del ministerio” y adujo que la postura oficial está dada por los Lineamientos curriculares para la educación sexual integral, aprobados por el Consejo Federal de Educación el año pasado, a partir de la ley 26.150, de educación sexual. “Nosotros como Estado tenemos la obligación de cumplir esa ley en las escuelas argentinas”, aclaró.

El ministro reiteró que desde la cartera educativa se alientan “valores, el respeto al otro. No competimos con la familia, que es la primera formadora”.

A la crítica de Aguer relativa al condón, Sileoni replicó: “No creemos que la escuela tenga que ser una distribuidora de preservativos”, pero éste “es un método seguro para prevenir las enfermedades de transmisión sexual. No lo inventamos en la Argentina, es una opinión con consenso internacional”, defendió. Aunque también consideró que “hay otras conductas sexuales seguras como la abstinencia; la Iglesia insiste en eso, y respeto eso”.

El funcionario subrayó, además, que con la ley de educación sexual tenemos tres preocupaciones muy importantes: primero el abuso infantil, que está creciendo. “Hay como nueve mil o diez mil denuncias por año y en todo el mundo se denuncia sólo el 20% de lo que ocurre”, advirtió, y agregó que otra cuestión es el embarazo temprano. En este sentido, recordó que “hay un 6% de embarazos tempranos en la ciudad de Buenos Aires y 25% en el norte argentino”. El tercer aspecto, dijo Sileoni, son las enfermedades de transmisión sexual.

“Imposición totalitaria”

El pronunciamiento de Aguer salió a la luz ayer y define que “la tan mentada neutralidad religiosa del Estado en el ámbito educativo, el célebre laicismo escolar, no es compatible con la imposición de una dogmática constructivista y atea que resulta de una especie de religión secular, ajena a la tradición nacional y a los sentimientos cristianos de la mayoría de nuestro pueblo”.

El prelado alertó que el texto en cuestión apunta a “descalificar” la educación en el amor, que desde hace años se imparte en las escuelas confesionales (Ver aparte), y reiteró que “por su tenor parece otra imposición totalitaria del Estado, ya que en ninguna de sus propuestas toma en cuenta la libertad de conciencia, tanto de los alumnos como de sus padres, garantizada por la Constitución y la misma Ley de Educación Nacional”.

El arzobispo platense también criticó el manual gubernamental por inculcar en niños y adolescentes el derecho al sexo como un derecho humano, sin referirse “al amor, la responsabilidad, el matrimonio y familia como proyecto de vida”, y también por ofrecer una visión “neomarxista” al interpretar la sexualidad según la dialéctica del poder.

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Formación para el amor

No es la primera vez que la Iglesia, y particularmente monseñor Aguer, chocan con las autoridades educativas por la obligatoriedad del dictado de educación sexual en las escuelas y otras materias curriculares. En febrero de 2007, la Conferencia Episcopal Argentina presentó su propio manual de “educación para el amor”, a modo de alternativa a las orientaciones “reduccionistas” impartidas desde el Estado.

En esa guía-marco para que los docentes de colegios católicos puedan hablar de sexo con los alumnos, la Iglesia insistió en propiciar las relaciones sexuales dentro del matrimonio y el empleo de métodos naturales de anticoncepción. El plan eclesiástico arranca a los 6 años hablando sobre los principios religiosos acerca de la persona humana y la familia. A los 12 plantea la búsqueda de la identidad, la diferencia entre “el impulso sexual, el instinto sexual y la tendencia al amor”, habla de pornografía y consumo, y remarca que la gestación de un hijo requiere del aporte del padre y la madre. También se refiere a la “confusión entre placer y felicidad”.

A los 13 habla de preparación al matrimonio y desviaciones sexuales, y a los 14, de paternidad responsable, métodos naturales de planificación familiar, y de los anticonceptivos y abortivos. A los 15 se refiere al noviazgo digno y feliz, el significado y valor de la virginidad, a la homosexualidad, como así también el sida -sin explicitar cómo prevenirlo- y a los “peligros de los métodos anticonceptivos y el aborto””.

Los llamados matrimonios a prueba y el divorcio, aparecen como tema a los 17 años.