Proyecto artístico-educativo de la Escuela Especial Dr. J. B. Vázquez
Fotolatas, o el arte de
educar sin fronteras
Alumnos con discapacidades mentales aprendieron a tomar fotos con la técnica estenopeica -captación de imágenes con latas-, y las expusieron en la peatonal. Fueron ayudados por sus docentes, y por estudiantes llegados desde Estados Unidos. Integración social y actitud solidaria.
De la redacción de El Litoral
educacion@ellitoral.com
A través de una iniciativa de carácter intercultural que pretendió promover la integración social, alumnos con discapacidades mentales -leves y moderadas- de la Escuela de Educación Especial Nº 2008 Dr. J. B. Vázquez aprendieron a tomar fotografías estenopeicas (creadas a través de un sistema artesanal de captación de imágenes con una lata, ver aparte), y las expusieron en la peatonal San Martín. En el proyecto -que fue financiado por la Asociación Argentina del Experimento de Convivencia Internacional- trabajaron, además de docentes del establecimiento educativo, un grupo de 13 estudiantes secundarios de Estados Unidos que, acompañados por un tutor, llegaron a nuestra ciudad en el marco de un programa de intercambio cultural.
La experiencia tuvo una naturaleza artística y educativa, pero fue mucho más que eso: los chicos compartieron momentos gratos con los estudiantes extranjeros; conocieron juntos lugares de la ciudad y los fotografiaron; socializaron, se integraron, se sintieron contenidos y protagonistas. El proyecto fue un éxito en este sentido.
Sin fronteras
“Todo surgió luego de que presentáramos el año pasado esta iniciativa a la Asociación. Desde esa entidad internacional, promueven intercambios culturales, entonces nos llamaron y nos preguntaron si podíamos recibir a los chicos norteamericanos -de entre 15 y 18 años, provenientes de varios Estados, como Boston y Washington-, para que trabajen como voluntarios en este proyecto de fotografía estenopeica”, explicó a El Litoral Carina Bordón, docente de la escuela Vázquez e impulsora de la iniciativa. “De ellos, aprendimos sobre técnicas estenopeicas, y nosotras les enseñamos a tratar con los chicos discapacitados”, relató.
Si bien la experiencia del intercambio cultural para los alumnos extranjeros fue muy enriquecedora, los grandes beneficiarios fueron los chicos de la escuela Vázquez. “Para ellos, ese compartir de varios días con chicos que llegaron desde tan lejos, y con realidades tan diferentes; ese socializar palabras, gestos, emociones; que jugaran a la pelota e hicieran bromas, etc., resultó ser muy emotivo. Estaban todos integrados. Fue tan importante a nivel experiencial para los nenes de nuestra institución, que cuesta tomar real dimensión”, resaltó Susana Rosati, otra docente que trabajó en el proyecto.
Arte, educación, integración
Las docentes destacaron cómo un proyecto artístico-educativo pudo despertar en los chicos discapacitados sus emociones más saludables, y sus capacidades sensoriales y comunicacionales. “Y sobre todo, esto de animarse a contarle a otras personas cómo fue el proceso de armar “fotolatas’ y de sacar fotografías. Ellos, los propios chicos con discapacidades mentales le explicaban a la gente, en la peatonal, cómo sacaban las fotos, cómo era el proceso”, enfatizaron.
“Con los alumnos, fuimos al casco histórico, al Palomar de la plaza Colón, al centro. Salir a la calle e interactuar socialmente les dio confianza, les devolvió gran parte de la autoestima. Y despejó esos sentimientos de tristeza y angustia con los que conviven a diario. Estamos seguras de que nuestros niños pudieron decir: “Nos sentimos bien. Somos felices’”, concluyeron.