Las lagunas de Socompa y Tolar Grande
Las lagunas de Socompa y Tolar Grande
Descubren en la Puna salteña un Jurassic Park microbiano
En paradisíacos ojos de agua situados a más de 4.000 m de altura, la Dra. María Eugenia Farías, investigadora del Conicet (*) en Tucumán, y el grupo científico que encabeza, encontraron estromatolitos vivos. El hallazgo abre grandes perspectivas científicas y turísticas, pero, lamentablemente, está amenazado por desechos cloacales.
(C) El Tribuno - Conicet - Conicet Santa Fe - El Litoral
Ejemplos vivos de uno de los ecosistemas más antiguos, hace unos 3.400 millones de años los estromatolitos cumplieron un papel crucial en la evolución de la vida en la Tierra, ya que fueron estos singulares organismos los que liberaron el oxígeno a la atmósfera y crearon la capa de ozono. Un inapreciable testimonio de aquel hábitat arcaico fue descubierto en la laguna de Socompa y en tres ojos de agua cercanos a la población de Tolar Grande, en el departamento Los Andes (Salta), por un grupo científico encabezado por María Eugenia Farías, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del Conicet. El hallazgo, que abre promisorios horizontes en el oeste salteño, coronó seis años de investigaciones en lagunas andinas de la región situadas por encima de los 4.000 m de altura sobre el nivel del mar.
Aspectos destacables
El fruto del esfuerzo aludido tiene varios costados dignos de ser mencionados. Uno de ellos es el que reafirma el valor ecológico que subyace en las lagunas, los ojos de agua y humedales de la altiplanicie, como crucial sostén de diversas especies silvestres andinas y ahora también como “ventanas” hacia el conocimiento del pasado y el futuro de la evolución de las especies en el planeta. Como bien remarcó la científica, los reservorios de biodiversidad arcaica localizados en la Puna salteña son una “ventana al pasado” porque las extremas condiciones de radiación solar (rayos ultravioletas), la baja presión de la atmósfera y la exigua concentración de nutrientes -en especial de fósforo- los convierten en un fiel espejo de la Tierra en los inicios de la vida, cuando la capa de ozono no existía. A la vez, las lagunas andinas, de las cuales comienza a ocuparse la comunidad mundial de biólogos, también se consideran “ventanas al futuro” porque sus ambientes “son muy parecidos a la superficie de Marte”, resaltó esta reconocida bióloga cordobesa que conduce el Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas (Limla/Proimi), perteneciente al Centro Científico Tecnológico Conicet Tucumán, sito en la capital provincial.
Fósiles vivientes
Los estromatolitos, testimonios de los fósiles vivientes más antiguos que se conozcan, formaron extensos arrecifes en los océanos primitivos. Parecidos a corales, aunque de naturaleza muy distinta, hoy sólo están presentes en rarísimos reservorios tales como el parque Yellowstone (EE.UU.), Australia y México, siempre a nivel del mar. En este contexto, los estromatolitos vivos encontrados en la Puna salteña son los primeros sobre los que se informa en un ambiente de altura, lo que los hace particularmente valiosos para diferentes estudios e investigaciones biotecnológicas.
Amenazados
Junto a los ecos del hallazgo, que tan buenas perspectivas abre para Tolar Grande, comenzaron a levantarse en el pequeño poblado, distante 350 km de la ciudad de Salta, las primeras voces de preocupación. Es que, según se advirtió, en el ojo de agua más cercano al pueblo los desechos cloacales comenzaron a causar estragos. Con buena parte de los estromatolitos ya muertos en ese reservorio a causa de las aguas servidas, urgen el diseño, desarrollo y la ejecución de una red cloacal que ayude a recuperar ese sitio de interés científico y gran valor para el desarrollo turístico de una zona históricamente postergada. A la par, se considera indispensable establecer un marco normativo que atienda las prioridades marcadas por el descubrimiento. Por sus connotaciones, y para evitar eventuales daños irreparables, se juzga conveniente una adecuada concurrencia de esfuerzos provinciales y nacionales para capitalizar las grandes oportunidades abiertas a favor de la Puna salteña y de su gente.
Una científica repatriada
El papel de la bióloga argentina María Eugenia Farías en el resonante hallazgo concretado en la Puna salteña cobra un especial relieve. Es que la destacada investigadora cordobesa, de 41 años de edad y madre de tres hijos, es una de tantas científicas y científicos que recuperó el país tras la crisis de 2002. Radicada hoy en San Miguel de Tucumán, tiene numerosas estadías de investigación en el exterior. En la provincia citada creó el Limla, del que está a cargo y desde el cual trabaja, a partir de 2004, en el estudio de la microbiología de los salares y lagunas de la Puna. Ha estudiado estos ambientes desde Jujuy hasta La Rioja, en numerosas campañas de alta montaña que incluyeron, entre otras, a las lagunas de Vilama (Jujuy); Socompa, Llullaillaco y Tolar Grande (las tres ubicadas en Salta), Brava (La Rioja) y Verde (Catamarca).
(*) Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Fuentes: diario El Tribuno (Salta) y Área de Comunicación Institucional y Prensa (Conicet/Bs. As.). Seleccionó y adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS/Conicet Santa Fe).
La laguna de Socompa alberga un ecosistema similar al de los inicios de la vida. Foto: Archivo