Entrevista al juez Carlos Rozanski
Entrevista al juez Carlos Rozanski
“El abuso infantil es el delito
más impune de la Tierra”
Asegura que las cifras negras son “infinitas”. De cada 1.000 casos denunciados, sólo uno se esclarece. Un mal que afecta a miles de niños, sin distinción de clase social. “El depravado que abusa de un chico puede ser rico o pobre”, afirma el juez.
Agustina Mai
En la Argentina no hay cifras oficiales sobre el abuso infantil. Según el juez Carlos Rozanski, “la cifra negra es infinita, ya que intervienen obstáculos para denunciar un hecho como éste que no existen en otros delitos comunes”.
Invitado por la Cámara de Diputados de la provincia para hacer un balance a 20 años de la Convención de los Derechos del Niño, Rozanski reconoció “dificultades en la intervención estatal porque cuando se actúa, se vulnera a la víctima”. Autor de la ley que prohíbe que los menores víctimas de abuso sean interrogados por jueces, abogados o fiscales, destacó la necesidad de tener en cuenta la palabra del niño en lugar de silenciarla.
Modos de intervención
— ¿De qué manera repercute la nueva ley de Niñez y Adolescencia en la intervención estatal?
— Toda la legislación que salió a partir de la Convención de los Derechos del Niño es un avance porque no puede contradecirla. El problema no es la ley, sino cómo se instrumenta; es decir cómo hace el operador -en cada lugar del país- para cumplir con la normativa. La regla general que establece la convención es proteger el interés general del niño.
— ¿Qué implica este interés general?
— Es todo aquello que no daña al niño; ninguna medida que se tome en cualquier ámbito -legislativo, ejecutivo o judicial- puede afectar a la criatura. Esa es la deuda del Estado: capacitar operadores que tengan en cuenta que esa criatura no puede ser maltratada. Se necesitan operadores que comprendan que esto no es negociable y que compartan lo que significa. Algunos pueden pensar que llevar a un chico a hablar en medio de un juicio es actuar en nombre de su interés, cuando es todo lo contrario.
— ¿Por qué?
— Es un fenómeno muy complejo y es muy difícil intervenir por parte del Estado. Generalmente cuando se actúa, una criatura maltratada vuelve a ser maltratada por el sistema. En Buenos Aires -y en casi la mitad de las provincias del país que modificaron sus leyes- se está implementando una ley -que yo redacté- que cambió el sistema de entrevistas a una criatura. Los menores víctimas de maltrato no van a juicio y está prohibido que sean entrevistados en cualquier instancia del proceso por cualquier operador que no sea un especialista. La metodología puede ser una cámara Gessell -con vidrio espejado- u otra técnica que no signifique el interrogatorio habitual con extraños. Ni los jueces ni los fiscales pueden interrogar. Para una criatura que ya sufrió una situación de abuso, llevarlo a un ámbito extraño de jueces, fiscales y defensa que le preguntan sobre tanta intimidad, contraviene hasta el sentido común. Hay que sacar a los chicos del juicio porque la finalidad es resguardar la palabra del niño, cuando antes se trataba de silenciarlo.
Cifras negras e impunidad
— Un estudio reciente entre estudiantes universitarios, realizado por la UBA, reveló que casi el 10% sufrió abuso sexual en la niñez. Si bien no hay cifras oficiales, ¿este dato tiene relación con algunos datos que Ud. pueda manejar?
— En este delito intervienen obstáculos para denunciarlo que no existen en otros delitos comunes. Eso hace que la cifra negra sea infinita. El abuso infantil es el delito más impune de la Tierra porque la mayoría de los casos ocurre en las casas de familiares o convivientes. La regla es la ley del silencio: lo que pasa ahí adentro no se conoce y cuando se conoce, el sistema no hace lo adecuado y el hecho queda impune. Entre la cifra negra -que es extraordinariamente alta- y los casos mal investigados, el nivel de impunidad es extraordinario. Una cifra redonda sería que de cada 1.000 abusos que se denuncian -no que se comenten- se esclarece sólo uno. Evidentemente, se está interviniendo mal.
— ¿Este delito afecta más a las clases bajas o no hay distinción entre clases sociales?
— No hay ninguna distinción. En cualquier estrato social, familia o grupo conviviente puede haber abuso. No tiene ninguna relación con la pobreza. El depravado que abusa de un chico puede ser rico o pobre. La única diferencia es que el rico tiene la ventaja de contar con mejores abogados y probablemente quede impune.
Rozanski redactó la ley que prohíbe que los menores víctimas de abuso sean interrogados por jueces, abogados o fiscales para no revictimizarlos.
Foto: Mauricio Garín