Santa Fe tuvo 28 días de clases menos que los exigidos por ley
El ciclo lectivo 2009 estuvo signado por interrupciones: a mitad de año por la gripe A, y desde octubre por las huelgas del magisterio. Foto: Archivo El Litoral
Santa Fe tuvo 28 días de clases menos que los exigidos por ley
El ciclo lectivo 2009 estuvo signado por interrupciones: a mitad de año por la gripe A, y desde octubre por las huelgas del magisterio. Foto: Archivo El Litoral
Opinan docentes y una especialista sobre qué impacto tiene sobre los aprendizajes no haber llegado al piso mínimo de 180 días. El Ministerio de Educación cuenta como perdidas sólo las jornadas de huelga del magisterio.
Mariela Goy
Luciano Andreychuk
Santa Fe (Especial de El Litoral para la Red de Periodismo Social).- La gripe A y los paros docentes provocaron que este año Santa Fe cerrara en déficit con relación a la cantidad mínima de días de clases exigida por la Ley Nacional 25.864 que rige desde 2004. Según la norma, tiene que haber un piso de 180 días efectivos de cursado en las aulas, pero Santa Fe no llegó: tuvo 152 jornadas de trabajo de docentes y alumnos en el grado.
De arranque, el calendario de este año fue corto. Las clases se iniciaron el 2 de marzo y terminaron el 27 de noviembre. Sin contar los feriados nacionales ni las dos semanas de vacaciones de julio, se contemplaron 176 días, y no 180.
La alta conflictividad gremial, una característica del sistema de enseñanza argentino, no tuvo a Santa Fe como excepción. Hubo 9 jornadas de huelga docente para exigir un aumento salarial: una en octubre y las otras ocho en noviembre, un mes que sólo tuvo tres días de clases por semana. Además, el 27 de mayo la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafe) adhirió a la jornada de protesta nacional pautada por la CTA con un paro.
Sin embargo, fue la emergencia sanitaria por la gripe A la que se cobró la mayor cantidad de jornadas de clases: nueve con anterioridad a las dos semanas de vacaciones de invierno y cinco después. La medida de distanciamiento social resultó exitosa para contener la epidemia pero cercenó el año escolar.
En resumen, se perdieron: 9 días de clases por los paros docentes, 1 de huelga de CTA, 4 días no contemplados por calendario, y 14 de gripe A. La suma da un resultado de 28 jornadas menos que las exigidas por ley.
El balance oficial
El Ministerio de Educación de la provincia tiene otra lectura. Reconoce que no se cumplió con el piso mínimo de clases pero en el balance no descuenta los días sin la presencia de los chicos en las escuelas por la gripe A. “Durante la emergencia se continuó el vínculo pedagógico con los alumnos en sus hogares; no podemos contarlos como días perdidos porque no lo fueron”, fundamentó la ministra de Educación, Elida Rasino, quien sólo considera los paros como jornadas realmente perdidas del ciclo. (Ver aparte)
Si bien es cierto que durante la epidemia los chicos y jóvenes se llevaron tareas para hacer en sus casas, la ley es clara. “Se considerará día de clase cuando se haya completado por lo menos la mitad de la cantidad de horas de reloj establecidas por las respectivas jurisdicciones para la jornada escolar”, dice el artículo 3.
A diferencia de otras provincias (como Córdoba que prorroga el ciclo lectivo hasta el 18 de diciembre), la decisión de la cartera educativa santafesina fue no extender el calendario y el viernes pasado terminaron clases en todos los niveles. Ahora comienza un período de apoyo y recuperación en primaria, los exámenes previos del secundario y la realización de actos escolares y entrega de libreta.
Los más perjudicados
Una reconocida pedagoga consultada por El Litoral asegura que el hecho de que se hayan perdido muchos días de clases incide en el rendimiento escolar. “Hay que considerar también las cuestiones sociales que impactan en la escuela, como darles de comer a los chicos. Acá habría que evaluar extender la jornada escolar, que se hace corta, de una forma planificada y tratando de mejorar la calidad y los contenidos”, explicó Inés Dussel, doctora en Educación e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
La población que está en mejores condiciones económicas envía a sus hijos a escuelas privadas, donde además de no haber huelgas tienen más horas extracurriculares, talleres y disponen de herramientas tecnológicas. “Sin duda el sector que más vulnerable se encuentra ante la pérdida de días efectivos de clase es el de la escuela pública. El sector privado tiene otro control sobre los paros, a veces con presiones a los docentes”, advierte Dussel.
Diana Ferreyra, maestra de la escuela primaria 809 de Santa Rosa de Lima, una de las barriadas periféricas más populosas de la ciudad, aportó: “Que nosotros estemos de paro no cambia el problema de fondo: el alto grado de inasistencia de los chicos porque deben salir a colaborar con sus familias o porque no tienen zapatillas para venir a la escuela”.
En otro establecimiento que atiende a sectores extremadamente pobres, la directora Graciela Agüero y la vicedirectora Claudia Ramírez dijeron que “la gripe A vino a entorpecer todo” y admitieron que el chico necesita de un año escolar regular. “Este es un contexto difícil. Sin gripe A el ausentismo igual hubiera sido alto por la falta de abrigo y de calzado en invierno, no así el resto del año donde los chicos vienen, en parte por el comedor y porque se sienten contenidos”, sostuvieron estas docentes de la escuela Zazpe.
Vínculo pedagógico
“El punto clave de la pérdida de días de clases está en la interrupción misma del diálogo, de ese vínculo necesario entre profesores y estudiantes con el conocimiento. Imagínese a un profesor que quiere retomar un contenido y les dice a sus alumnos: “Bueno chicos, como hablábamos hace dos semanas...’. Esto se contrapone a la necesidad de sostener un in crescendo en el diálogo pedagógico docente-alumnos, con el conocimiento como misión”, señala Dussel.
La especialista coincide, sin embargo, con el Ministerio de Educación de la provincia en cuanto a que durante el período de gripe A se mantuvo el vínculo pedagógico. “La presencia virtual, de un docente o tutor, es también presencia educativa. Además hubo, en esa contingencia de la gripe A, mucho apoyo social, de las familias y de los medios que hicieron que los chicos siguieran estudiando y que no sintieran que tenían unas semanas más de vacaciones. Esa experiencia no fue una pérdida de tiempo”, considera.
Entre los docentes consultados por El Litoral hay diferentes opiniones -fundadas sobre la experiencia personal de cada uno- sobre qué impacto tuvo la pérdida de días de clases en los aprendizajes. “En las plenarias los maestros coincidimos en que muchos chicos no trajeron la tarea hecha después de la suspensión por la gripe A. Repasamos un poco y continuamos adelante con los contenidos primordiales de lengua y matemática. Hace tiempo que trabajamos la diversidad en el aula y tratamos de apoyar a los que más les cuesta con trabajos prácticos y tareas”, destacó Ferreyra.
En tanto, desde la Zazpe aseguraron: “Los docentes tenemos herramientas para lograr que los contenidos mínimos se aprendan, basándonos en los pilares de Jacques Delors: aprender a hacer, aprender a conocer, aprender a vivir juntos, aprender a ser. Además, los maestros tienen la experiencia de dos inundaciones donde se perdieron meses de clases”.
En la secundaria pública Alfonso Grilli, la directora Mabel Lebrant adujo que “se ajustaron los contenidos pero en general fue menor el impacto de lo que suponíamos. No creo para nada que el número de 180 días sea realmente tan importante. Se puede aprender un montón de cosas sin necesidad de estar sentado frente a un pizarrón. Aquí lo importante es que para nuestros chicos y jóvenes, la escuela sigue siendo un lugar en el mundo”.
Defiendo el derecho a huelga. No obstante, los gobiernos, los sindicatos y la docencia deberían trabajar en ver cómo se logran estructurar formas de reclamo que no generen tanto impacto en la educación pública”.
Inés Dussel
Doctora en Educación
Paros y responsabilidad
El año escolar en la provincia de Santa Fe había comenzado promisorio. Se consiguió la primera ley de paritarias del sector docente que sirvió para negociar salarios e iniciar el ciclo lectivo sin sobresaltos. Pero desde octubre, el reclamo de otro aumento de sueldo por parte de los sindicatos y la negativa oficial a otorgarlo, enturbió el panorama y los paros se extendieron hasta la última semana de clases.
Sobre la ley de 180 días de clases, el gremio de la docencia pública sostiene que no es responsabilidad de los maestros cumplirla. “Es más compleja que sólo garantizar esa cantidad de días. Habla de la responsabilidad del Estado con respecto al financiamiento educativo. Surgió en un contexto en el que muchas provincias no pagaban los salarios docentes y para dar respuestas a Entre Ríos que llevaba un conflicto larguísimo”, recordó Sonia Alesso, secretaria general de Amsafe Provincial.
Aseguró que la norma “no habla de la responsabilidad de los docentes, sino del Estado como agente indelegable y responsable del financiamiento en la educación. Y para que, en caso de que no hubiera clases, el Estado nacional asistiera a las provincias en conflicto”.
Consultada sobre el mes menos de clases y su impacto en los alumnos, la gremialista adujo que “por supuesto que hace a la diferencia. Lo que digo es que si hay escuelas que no funcionan, sin calefacción ni ventiladores, sin materiales adecuados ni salarios dignos, se pierden días igual. Es un tema que debe ser resuelto con más recursos presupuestarios”, insistió.
Las huelgas provinciales de Amsafe y Sadop fueron los días: 20 de octubre, 5 y 6, 10 y 11 de noviembre, 18 y 19, 24 y 25 de noviembre. Antes, el 27 de mayo hubo un paro nacional de CTA al que se sumó Amsafe.
Sólo un año
Incumplimiento: en seis años de vigencia de la Ley Nacional Nº 25.864 -que exige un mínimo de 180 días de clase por ciclo escolar para cada jurisdicción provincial-, la provincia de Santa Fe pudo cumplirla sólo en el año 2006.
Conflictivo: 2005 fue el año más complicado, con mucha crispación en el reclamo gremial: hubo 24 jornadas de paro docente a lo largo de todo el ciclo escolar. El cumplimiento de los 180 días estuvo muy lejos de ser alcanzado.
Confusión: el año pasado se generó una confusión sobre la fecha del cierre del ciclo lectivo. Las clases concluyeron efectivamente el 28 de noviembre -con la entrega de libretas-, y se “estiró” el período hasta el 12 de diciembre -tanto en la primaria como la secundaria- con actividades de lectura y lectoescritura. Hubo en 2008 ocho días de paro docente, y tampoco se cumplió con la ley nacional.
“No es para nada bueno que se hayan perdido tantos días, por paros y por la gripe A. Como padres, notamos el impacto en el rendimiento y el nivel de formación escolar de nuestros hijos. Además, los padres están acostumbrados a ver a la escuela como una guardería, adonde llevar a los chicos, nada más”.
Marcelo
Papá de un alumno del nivel primario
El rendimiento educativo está tanto en la cantidad de horas y clases efectivas como en la calidad educativa. No creo que incidan mucho los días perdidos, habría que ver la calidad de la educación en general. Lamentablemente los chicos quedaron en el medio de la confrontación entre los gremios y el gobierno”.
Rubén
Papá de un alumno del nivel primario
Sí, se perdió mucho en rendimiento escolar. Los chicos se desvalorizan en el aprendizaje, y los profesores también. Ellos (los docentes) se desaniman, les da lo mismo, el que aprende bien y el que no, que busque un colegio privado. Así se piensa. La educación en general está muy desvalorizada, ha caído el nivel de enseñanza”.
Alicia
Madre de una alumna de secundaria