Se entregan los Premios Máscara
Brillante historia de una mujer
El lunes próximo, en la Sala Mayor del Municipal, con entrada libre y gratuita, se presentará “Luisa se estrella contra su casa”, de Ariel Farace, una bellísima obra teatral que llega desde Buenos Aires. Antes, a las 21, se realizará la tradicional ceremonia de entrega de los Premios Máscara.
“En lo imposible está la realidad” le dice uno de los personajes a la protagonista de una historia que divierte, emociona y hace reflexionar. Excelente es la interpretación de Luciana Mastromauro, acompañada por un eficaz elenco, gallina incluida.
Foto: Gentileza producción
De la redacción de El Litoral
Como cierre de la tradicional ceremonia de entrega de los Premios Máscara organizadas por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Santa Fe se presentará la obra “Luisa se estrella contra su casa”, escrita y dirigida por Ariel Farace, y producida por la Compañía Vilma Diamante y el Festival Internacional de Buenos Aires como resultado de su participación en el ciclo “Hay algo que me golpea” llevado a cabo en el Fiba 2007. El jurado de programación nacional de este Festival, integrado por Mariana Obersztern, Luciano Suardi, Alejandro Tantanian y Ciro Zorzoli, seleccionó esta obra como único espectáculo a ser producido por el Festival.
La puesta es una amable invitación a observar las epifanías de un personaje que rebasa ternura por donde se lo mire. Farace construye un relato en el cual los temas de la pérdida, la aceptación, la soledad y las relaciones con el otro, son tratados a modo de un cuento en donde la fantasía y lo increíble se entrelaza de tal manera con la realidad que incluso llegan a convivir sin problemas en un mismo plano. Lo maravilloso de la obra es que no se sabe bien si lo cotidiano invade la fantasía o viceversa, lo cual hace que nos encontremos frente a un universo singular, que de a poco borra todas las barreras que uno intente poner y nos envuelve.
Los intérpretes son Luciana Mastromauro, Tomás Rodríguez, Matías Vértiz y Juan Manuel Wolcoff. La música es de Guido Ronconi; la realización del espacio escénico está a cargo de Farace y Cecilia Zuvialde; las luces, de Matías Sendon, Ricardo Sica; y la asistencia es de Mastromauro.
Vale destacar que esta puesta cuenta con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes, Centro Cultural San Martín, y Chela (Centro Hipermediático Experimental Latinoamericano). Esta obra realizó funciones en Espacio Callejón (Buenos Aires), Teatro Brazzola (Chascomús), 16º Porto Alegre em Cena (Brasil), VI y VII Festival Internacional de Buenos Aires, Fiesta del Teatro Caba 2009. Además, Mastromauro fue nominada a los Premios ACE 2008/9 como Revelación femenina. Para ampliar esta información se sugiere ingresar en www.vilmadiamante.com.ar.
Sueño y realidad; Coto y Odex
La obra es simple: cuando sale el sol escucha la radio, después va a Coto, carga las bolsas, vuelve, cocina un pollo, vuelve a escuchar la radio, mira por la ventana, vuelve a salir para ir a Coto y vuelve a volver a su casa. Luisa tiene una casa, limpia y prolija, y un vecino que vive en una casa que se viene abajo. Pero Luisa tiene también una cabeza con la que no para de pensar. Vive literalmente en su cabeza, y en ella confunde las frases oídas en la radio con argumentos filosóficos, un Odex que compró en Coto se transforma en su empleado doméstico y mejor compañía, su novio muerto regresa a pedir disculpas por haber muerto y el joven músico vecino no deja de tocar en su guitarra una música triste.
En su soledad, Luisa imagina (vive) todo tipo de sucesos en los que se confunden sueño y realidad. De pronto, todo se mueve, Luisa va y viene, todo se confunde, en algún lado suena una música triste, en algún lado alguien dice algo... Luisa sigue ahí, junto a su casa, junto al vecino, la radio suena, el pollo está en el horno... Otra vez se hizo de noche, en algún lado, alguna vez.
Como su casa de cartón y su mundo de fantasías, la realidad de Luisa es frágil. Y en la fragilidad de su imaginación, en su confusión de realidad y fantasía, es donde conocemos a Luisa y su intento por comprender el mundo, su mundo: hecho de vivos y de muertos, de días y de noches, de debilidad y tristeza. De su debilidad y su tristeza brota el consuelo de esta obra: el mundo es el que nosotros creamos, o como Pedro dice a Luisa en su sueño: “En lo imposible está la realidad”.