¿Es posible la convivencia en nuestra ciudad?
Carlos Araujo
DNI 16.398.232
Señores directores: “Un chico en horario escolar es insultado cuando corre tratando de limpiar el vidrio de un auto. Un adolescente con la mirada perdida entra a un negocio y apunta decidido contra su dueño exigiendo los pocos pesos que tenía. Una mujer muy joven con su hijo en brazos y que reparte estampitas es echada de un bar. Un hombre mayor entra al hospital con principio de intoxicación por el contacto con la quema de basura...”.
Estos cotidianos hechos ciudadanos, que tan acertadamente describió el secretario de Desarrollo Social del gobierno de la ciudad de Santa Fe, no son sino producto de mucho más de 20 años de desidia y malas políticas para el común de la gente. Políticas implementadas no por la gente sino por la “clase política” de la que él forma parte y representa, independiente de la tendencia partidaria.
“... No existen soluciones mágicas. Tampoco se puede esconder el problema debajo de la alfombra...”. Yo me pregunto, y volviendo a coincidir, trasladar a mil personas de lugares en los que hace 20 años y más que viven y desarrollan su subsistencia a lugares donde deberán modificar su modo de vida y dicha subsistencia, sin la infraestructura mínima indispensable (sin agua, por ejemplo), ¿no es “... esconder el problema debajo de la alfombra...”.
“... las protestas y mezquinas manifestaciones de vecinos frente a medidas que intentan cambiar y mejorar la situación de otros vecinos..., el egoísmo y la defensa a ultranza de intereses particulares no colaboran para lograr una convivencia pacífica...”. No se me hubieran ocurrido mejores palabras para expresar lo que pienso. Volvemos a coincidir, entonces, no sé por qué el gobierno del que forma parte ataca e insulta la actitud de vecinos que lo único que pretenden es que las familias que sean trasladadas lleguen a un mejor lugar y el traslado no sea compulsivo, lo que redundará en una mejor calidad de vida para todos los vecinos de la zona (entre los que nos encontramos). Quizás para el secretario esto es egoísmo; pero no lo es el tomar decisiones que involucran la vida de las personas con la ligereza y el autoritarismo que muchas veces da el poder. Quizás para el secretario esto es la defensa de intereses particulares, pero no lo es trasladar personas por intereses inmobiliarios.
Formo parte de esta ciudad y provengo de un barrio donde más de uno no quisiera pasar ni de día, al que vuelvo casi diariamente porque me quedan muchos afectos. No me asustan las personas, tengan la condición social que tenga. Me asustan los funcionarios que pretenden imponer sus decisiones a cualquier costo, sin escuchar a quienes involucra. En esta realidad, se impone otra pregunta: ¿es posible la convivencia en nuestra ciudad entre sus habitantes y los funcionarios?