Unión goleó en medio del diluvio universal
El Arca de Donnet

El correntino Gonzalo Saucedo estaba necesitando recuperar confianza y lo hizo anoche, jugando un partido inteligente en todo sentido y marcando un golazo desde lejos. Es el sexto, todos desde fuera del área grande.
Foto: Pablo Aguirre
Con dos goles del capitán Matías y otro de Pratto, más un golazo de Gonzalo Saucedo desde lejos, el equipo del “Turco” frenó su caída y volvió a sonreír.
Darío Pignata
dpignata@ellitoral.com
Se salvó Unión. Es que después de dos derrotas consecutivas y de pasar del segundo puesto —ascenso directo— al quinto lugar en la tabla acumulada —queda afuera de todo—, a muchos tatengues les había entrado el miedo escénico. Porque el equipo sufrió al despilfarrar en una sola fecha esa soñada posición que tanto le costó conseguir en las 19 jornadas del año pasado. Es cierto que nada es definitivo a esta altura, cuando todavía faltan 15 infartantes jornadas. Pero haber perdido el invicto de un año en su cancha y coleccionar en Tucumán una nueva derrota fuera de casa, le movieron la estantería a más de uno.
Esos dos duros golpes al corazón tatengue le abrieron las puertas para que salieran a pasear los fantasmas que tiene un club acostumbrado a los fracasos permanentes en el ascenso, desde que perdió la categoría en el 2003. Entonces, para ser sinceros, todo era una incógnita antes del partido de anoche con los mendocinos en Santa Fe. Era una incógnita cómo iba a responder el equipo ante la adversidad. Y era una incógnita, además, saber cómo iba a responder la gente, en cantidad por convocatoria y en calidad de aliento.
El apoyo incondicional bajo la insoportable lluvia en las tribunas y el contundente 3-0 en el verde césped fueron la mejor respuesta. Porque Unión volvió a ser Unión en varias cosas. En la actitud, primero. En el juego, después. Pero quedó claro que cada jugador jugaba cada pelota como si fuera la última de su vida. Y así, como un resultado eficaz por tanto pressing, llegó el gol de Matías, producto de una corrida de Pratto con remate incluido. El esperancino la empujó casi abajo del arco y salió corriendo para gritarlo con alma y vida. Fue un desahogo para Matías en todo sentido.
Por un lado, estoy convencido que es el futbolista de Unión al que más se le exige. Lo hace la gente, lo piensan los dirigentes, lo decimos o escribimos los periodistas. Y hasta el mismo cuerpo técnico, porque fue el propio “Turco” Alí quien dijo “jugamos con un esquema 4-4-2 pero tenemos un conductor futbolístico definido que es Matías Donnet”.
Entonces, por más que es real eso de “ganamos todos y perdemos todos”, también es cierto que hay titulares y suplentes. Y que dentro de los titulares, hay jugadores indispensables en un equipo. Nadie duda que Matías Donnet lo es para este Unión.
Y más allá de los accidentes del juego —Independiente Rivadavia de Mendoza se quedó con uno menos muy temprano por una irresponsabilidad de Moreyra—, con la mejoría de Donnet, la recuperación de Saucedo y el gran segundo tiempo de “Tarrito” Pérez, a Unión le alcanzó para volver a ser Unión.
El otro punto positivo pasa por la respuesta de Lucas Pratto que después de su bonito gol, por arriba de la humanidad del arquero, se fue corriendo al banco de relevos para abrazarlo al desgarrado Claudio Guerra. El ex Boca llegó como alternativa para la dupla Guerra-Cólzera. Sin embargo, la lesión del ex Huracán apuró todos los tiempos y lo puso al recomendado por Palermo como titular desde el vamos.
Uno nota, partido a partido, que Pratto es un jugador en crecimiento. Que va de menor a mayor. No sólo individual, sino en función de acople colectivo para el equipo. Y de paso, dos goles en los primeros cuatro partidos.
El golazo del correntino Saucedo sirvió para cerrar una noche que estaba terminada desde antes. En el resultado y en el juego. El 3-0 más el manejo correcto de los tiempos sirvió de calmante para la ansiedad de los hinchas tatengues, que deben entender que a esta novela le quedan todavía 15 largos capítulos.
En medio de la reedición del diluvio universal versión Santa Fe, la gente también goleó con sus cantos en las tribunas. Los hinchas de Unión se bancaron la lluvia, los refusilos, el viento, los truenos y hasta un rayo que cortó por completo la luz en el estadio. Se hicieron “sopa” y volvieron todos empapados a sus hogares. Pero otra vez, como en casi todo el torneo, aferrados a la ilusión de un equipo que llegó a 40 puntos y dará pelea hasta el final.
Unión, golpeado por las dos derrotas seguidas, pudo zafar. Y logró escapar del Diluvio Universal usando un Arca. Ni más ni menos que El Arca de Donnet, porque Matías fue anoche el capitán valiente de un Unión que demostró que está vivito y goleando.