En las narices de la policía
Los vándalos fueron a la escuela
En las escuelas -primaria y secundaria- de barrio Caima, dos o más ladrones robaron cuanto pudieron y se dieron tiempo para escribir frases agraviantes contra directivos, docentes y alumnos.
Confusión. Los intrusos no dejaron nada por tocar, ensuciaron y mezclaron todo. Robaron. Insultaron y amenazaron.
Foto: Néstor Gallegos
José Luis Pagés
El edificio que comparten las escuelas, primaria Francisco Candioti Nº 895, y de enseñanza media Nº 496, de barrio Caima, al norte de Sauce Viejo, fue blanco de la acción depredatoria de dos o más desconocidos, durante el feriado de ayer.
La portera del establecimiento fue la primera en tropezar con un cuadro desolador esta mañana y un poco antes de las ocho la directora de la Escuela Candioti, Mariel Telesco, también la directora de la escuela secundaria, Viviana Sacco, estaban al tanto de lo ocurrido.
Con un temblor en la voz ambas mujeres describieron la escena que encontraron apenas atravesaron el umbral del establecimiento. Ambas coincidieron en la enumeración de los daños provocados con singular ensañamiento y ambas -en líneas generales- coincidieron también en el detalle de lo robado en una y otra institución educativa.
“Las aberturas no estaban dañadas, ni las cerraduras forzadas -señaló Sacco-, de modo que no imagino cómo hicieron para entrar, pero acá adentro estuvieron destrozando todo entre el martes y el día de hoy. Sin embargo, nadie escuchó ni vio nada. Nadie, si siquiera los policías de la comisaría que está junto al dispensario”, calle de por medio.
“Por falta de espacio -agregó Sacco- la dirección debe compartir un mismo ámbito con el comedor escolar, por eso colocamos tres armarios a modo de divisorio. Ellos arrancaron la improvisada pared y rompieron los muebles para apoderarse del dinero de la cooperadora, unos mil pesos. También se llevaron un micrófono, un equipo musical Philco, un bafle y una computadora”.
“Abrieron y comieron de una lata de duraznos al natural. Lo mismo hicieron con un tarro de dulce de leche. Pero para entretenerse dejaron leyendas agraviantes para el personal de la casa, directivos, docentes y alumnos, con nombres y apellidos”, concluyó.
Con desprecio
Por su parte la directora Mariel Telesco refirió que encontró “Todo roto, con desprecio”. La docente agregó que “No llevaron mercadería de la despensa, porque no pudieron abrir las puertas, pero consumieron y echaron a perder todo lo que almacenaba la heladera”.
“También robaron el dinero de la ecónoma, pero no sabría decir cuánto, todavía. Arrastraron una PC vieja y estuvieron jugando, se tomaron su tiempo. Después sacaron materiales didácticos, entre ellos, fibras y fibrones”.
“Esos fueron los elementos que usaron para escribir y ensuciar todo -dijo Sacco y agregó-. Hicieron afiches con dibujos obscenos, pero también escribieron frases agraviantes para todos. Escribieron en los pupitres, en las paredes y también en las cortinas”.
La sola enunciación de los hechos revela que los responsables del estropicio son muy jóvenes, que no son ajenos al barrio Caima -ni al establecimiento educativo- y también, lamentablemente, que fue ante las narices de la policía que los malvivientes desarrollaron su espectáculo.