Para la industria
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Desarrollan un método biológico para aprovechar una fuente proteica
Investigadores de la UNL estudian cómo conservar la sangre aviar con bacterias para poder usarla en la elaboración de alimentos balanceados para animales. Al reutilizarla como materia prima, se reducen los desechos y su impacto ambiental.
La sangre aviar tiene un alto valor biológico pero se deteriora rápidamente.
Foto: Archivo El Litoral
(C) Prensa UNL - El Litoral
Al igual que en otras industrias, los frigoríficos de pollos generan desperdicios que, eliminados al ambiente pueden provocar altos niveles de contaminación. En el caso de la producción aviar, la sangre es un subproducto que puede ser reutilizado pero para ello debe procesarse rápidamente, de lo contrario comienza a deteriorarse por lo que muchas veces se desecha. Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) ensayan un método para prolongar la vida útil de la sangre utilizando bacterias. “La idea es reutilizarla como producto que pueda incorporarse a la cadena agroalimentaria, de esta manera se aprovecha algo que de otro modo sería un desecho que, por su alta demanda de oxígeno, es capaz de perjudicar a la flora y la fauna de los ecosistemas acuáticos”, detalló el veterinario Laureano Frizzo, investigador de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la UNL.
Como materia prima, la sangre aviar es rica en proteínas de alto valor biológico por lo que, si se procesa adecuadamente, puede usarse como insumo alimentario para la elaboración de balanceados para consumo animal.
“Se deteriora rápidamente, al igual que ocurre con la leche. Pero en la industria lechera ya hay una infraestructura y una cadena más consolidada que hace posible el procesamiento adecuado”, ejemplificó Frizzo.
“Nuestra estrategia para prolongar la vida útil de la sangre es desarrollar un cultivo bioprotector que es un conjunto de microorganismos que al crecer desarrollan características en el medio que evitan que aquellas bacterias deteriorantes puedan tomar el control de la fermentación provocando la putrefacción”, explicó el especialista.
El trabajo
El primer paso para desarrollar el cultivo fue seleccionar los microorganismos con los que iban a trabajar. “Nos orientamos hacia las bacterias acidolácticas que durante su crecimiento producen ácido láctico que es un fuerte inhibidor de microorganismos deteriorantes”, comentó.
Los investigadores lograron aislar bacterias acidolácticas que se hallaban naturalmente en la sangre. Llegaron allí provenientes de los pollos, las granjas o los equipos. “Podemos agregar otras, pero preferimos usar las que son propias de ese ambiente. Las identificamos, evaluamos como crecen en distintas condiciones para luego seleccionar las más adecuadas”, señaló.
Hasta el momento, los investigadores ya cuentan con cerca de 150 aislamientos y el próximo paso es introducirlas nuevamente en la sangre para que crezcan.
“La sangre, a diferencia de la leche no tiene azúcares que es lo que usan los microogranismos para crecer. Necesariamente, hay una segunda etapa en la que nosotros vamos agregar un aditivo que ayude a esta bacteria a crecer”, aclaró Frizzo.
Según explicó, la idea es utilizar distintas barreras: unas que ayuden a los microorganismos deseables y otras que eviten el crecimiento de los indeseables.
El trabajo comenzó en 2009, en el marco de los Cursos de Acción para la Investigación y el Desarrollo en una innovadora modalidad: CAI+D Orientados. Se trata de una iniciativa en la que se articulan los sectores académicos y productivos a fin de afrontar los desafíos propios de la región. En esta ocasión, participa un frigorífico entrerriano Las Camelias que apostó a la investigación como estrategia de innovación.
Proteínas para animales
Entre el 95 y 99 por ciento de la sangre lo constituyen proteínas que pueden ser aprovechadas tanto para consumo humano como animal. “En el caso de la de origen aviar, descartaría el destino de alimentación humana porque las condiciones en que se recoge todavía no son adecuadas. Esto hace que haya una alta carga de microorganismos indeseables directamente desde la recolección”, aclaró.
“La manipulación de los pollos es más complicada que el caso de los bovinos. Hay un ambiente mucho más contaminado y eso repercute en la calidad de la sangre desde el inicio del proceso. Existen métodos de higienización que se podrían aplicar pero en general se apunta a aprovecharla para alimentación animal, en la elaboración de balanceados”, detalló.
La empresa frigorífica que acompaña el desarrollo cuenta con la tecnología para secar la sangre para luego utilizarla. Por eso su interés, al igual que el de los investigadores, es en posibilitar condiciones adecuadas de transporte para que la materia prima llegue del frigorífico a la procesadora en buen estado.