Biodeterioro
Biodeterioro
Ataque de hongos y bacterias al patrimonio de La Plata
(C) Diario El Día - Conicet Bs. As. - Conicet Santa Fe - El Litoral
Además de la frecuente falta de mantenimiento y de la inevitable erosión que provoca el clima, los edificios, archivos y monumentos emblemáticos de la capital bonaerense enfrentan otros enemigos: los agentes biológicos. Se trata de las bacterias, hongos, levaduras y algas que colonizan las superficies y aceleran su decadencia. Expertos de la UNLP y del Conicet trabajan en el diagnóstico del problema y en la búsqueda de soluciones. El proceso, denominado “biodeterioro”, se define como “cualquier cambio indeseable en las propiedades de un material, originado por la actividad vital de organismos”. Y puede afectar: roca -caliza, granito, mármol-, concreto, plástico, goma, madera, metales, papel, soportes de datos e imagen -CDs, DVDs, casetes de VHS-, revestimientos sintéticos y pinturas, entre otros.
Cómo actúan
Cuando los organismos se multiplican, las sustancias que segregan crean una película llamada “biofilm” que actúa como pegamento al que se adhieren partículas, dificultando los intentos de limpieza de la pieza atacada. “Sólo en las primeras etapas de colonización la adherencia es reversible”, explica Patricia Guiamet, doctora en Ciencias Naturales, bacterióloga clínica e industrial, investigadora del Conicet y docente de Microbiología Aplicada en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNLP. La científica precisa que los microorganismos, una vez adheridos debido a la presencia de “exopolisacáridos” -o “material polimérico extracelular”-, crecen y se reproducen formando colonias de distribución heterogénea que es muy complicado erradicar. El biodeterioro de materiales pertenecientes al patrimonio cultural está condicionado por factores ambientales naturales y por las actividades humanas. Y en muchos casos, se suman otros tipos de organismos tales como los líquenes y musgos, las plantas vasculares y los artrópodos.
Trayectoria de la especialista
La investigadora, que relevó y analizó las Ruinas de San Ignacio (Mnes.), los cementerios de La Plata y de la Recoleta, la iglesia de la Vera Cruz (Medellín, Colombia), sectores de Sierra de la Ventana y una calle de Berisso, cree que “se trata de problemas que deben abordar equipos que incluyan arquitectos, historiadores, químicos, microbiólogos y biólogos”. Años atrás, en la Catedral platense se detectaron áreas afectadas por el guano de las palomas, y otras percudidas por la humedad y las raíces de helechos, ambos, agentes biológicos de envergadura “macro”. “Si bien no se puede generalizar, según los monumentos de interés patrimonial que estudiamos hasta ahora en la ciudad deberíamos decir que el diagnóstico es preocupante”, indica la Dra. Guiamet.
Tecnología aplicada
“Para poder aplicar un producto sobre el material es necesario saber qué hay encima del mismo”, aclara la entrevistada, quien se desempeña en el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (Inifta-Conicet/UNLP). Y para detectarlo se usan microscopios laser y escáneres electrónicos. Asimismo, la experta subraya que los microorganismos tienen una batería enzimática que les permite utilizar moléculas complejas para su crecimiento. En el Inifta, se ensayan e investigan productos derivados de vegetales -extractos hidroalcohólicos y aceites esenciales- como alternativa a los biocidas industrializados. También están en peligro materiales que no son rocas, como los que contienen los archivos bonaerenses, donde la actividad microbiana, insectos y otros organismos atacan mapas, libros y fotografías, por lo que se analiza el traslado a otro espacio para comparar y controlar las diferentes etapas.
Fuentes: Diario El Día (La Plata) y Área de Comunicación Institucional y Prensa del Conicet/Bs. As. Adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS/Conicet Santa Fe).
Catedral Nuestra Señora de los Dolores, de la ciudad de La Plata, la más grande de América de estilo neogótico. Foto: Archivo El Litoral