RAMIRO ESPINOZA, RESIDENTE EN HOLANDA

Diseñador gráfico santafesino obtuvo

importante premio en Nueva York

Diseñador gráfico santafesino obtuvo  importante premio en Nueva York

Frente a su computadora Ramiro Espinoza trabaja incansablemente en Amsterdam, aunque también destina parte de su tiempo al ocio.

Foto: Gentileza del diseñador

 

De la redacción de El Litoral

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Desde Amsterdam, vía correo electrónico, el diseñador gráfico santafesino Ramiro Espinoza “dialogó” con El Litoral a propósito de la distinción que recibiera recientemente y que no hace más que confirmar su largo camino de estudio y diseño de fuentes tipográficas, tarea que emprendió más de una década atrás y que lo llevó a estudiar a los Países Bajos.

En marzo, Ramiro fue premiado en el marco del concurso anual del Type Directors Club de New York (www.tdc.org), que “es actualmente el concurso de diseño de tipografía más importante. Cada año se organizan dos concursos, uno dedicado al trabajo con tipografía y el otro al diseño de la misma”, escribe. El jurado a su vez, dice, está conformado por importantes representantes de la industria editorial y respetados diseñadores de tipos.

El diseñador explica que “con los trabajos galardonados se imprime un libro anuario que expone lo mejor de la tipografía del pasado año (...) yo gané un premio en la categoría Display del concurso de diseño de tipos TDC2 2010 con mi familia tipográfica Lavigne Display ”. El premio, asegura Ramiro, brinda bastante exposición y mejora mucho la comercialización de la fuente premiada. Lo que sigue es una síntesis del intercambio vía mail.

— ¿Cómo y por qué te fuiste a Holanda?

— Vine a Holanda a estudiar y con la intención también de quedarme a vivir aquí. Quería seguir aprendiendo sobre una tradición en la cual los mejores maestros están en Europa. Conocí Amsterdam de vacaciones en los “90, hice amigos, me enamoré de sus calles, de sus bares y de su idiosincrasia. En el 2001 estaba viviendo en Buenos Aires y en una edad en la cual tenía que decidir si mi proyecto pasaba por echar raíces allí o por seguir estudiando.

Me di cuenta de que siempre había querido estudiar diseño en Holanda y que si no lo hacía en ese momento no lo haría más, así que a pesar de que era un poco una aventura, comencé a averiguar qué academia me convenía y cómo hacer para solicitar el ingreso.

Me recomendaron que fuera a la Real Academia de Artes de La Haya (KABK), donde se da uno de los pocos masters de diseño de tipografía que existen, así que preparé durante meses ese ingreso, fui aceptado y me fui. Me tomó dos años.

— ¿Cómo fue la experiencia del estudio allá, te costó?

— La experiencia de estudiar en la KABK fue muy intensa y muy buena. Es una de las academias de Bellas Artes más antiguas de Europa y posee un edificio que fue construido para funcionar como tal, con las comodidades que ello implica. Existen todo tipo de talleres y allí un alumno tiene la posibilidad de participar en las actividades de otras disciplinas además de las propias de su curso. Hay un acento muy fuerte en el trabajo manual, en el oficio practicado con mucha severidad. Otro aspecto importante del Master Type and Media es que combina aspectos casi medievales de la producción de letras (por ejemplo, cincelado de letras en piedra y caligrafía), con la tecnología moderna (clases de programación en Python, un lenguaje de computación que se utiliza mucho en nuestro entorno).

La adaptación

— ¿Te pudiste adaptar rápidamente al lugar, cómo se ve desde allá la Argentina?

— La Holanda real tiene muy poco que ver con la imagen banal que creen ver los turistas y las tonterías que se dicen habitualmente en los medios de comunicación en la Argentina que la retratan como un paraíso de drogas y prostitutas. La vida real de quienes viven en Amsterdam sí tiene que ver con la seriedad y constricción de una sociedad protestante. Para alguien como yo, criado en un entorno católico latinoamericano, fue importante aprender de los aspectos positivos de la cultura calvinista. Por supuesto que la mentalidad calvinista tiene muchos aspectos negativos, pero creo que hay valores de la ética protestante que son muy importantes y balancean positivamente la falta de rigor que a veces aprecio en las sociedades católicas.

Mi vida aquí tiene una monotonía que disfruto. Todos los días voy a mi oficina en bicicleta y a veces me quedo allí hasta las 22 ó 23. Los fines de semana seguramente voy a algún cine club y de cuando en cuando a escuchar jazz. Hago casi lo mismo que hacía en Santa Fe o Buenos Aires, con la diferencia que Amsterdam es pequeña y es agradable moverse en bicicleta a todas partes.

— ¿Por qué, dentro de las áreas afines al diseño, decidiste especializarse en Tipografía?

— Es difícil precisarlo. Creo que cada persona que me enseñó algo interesante sobre diseño, estaba relacionada con la tipografía. También sucede, creo, que en el campo del diseño gráfico los tipógrafos siempre me han parecido menos frívolos, gente con más inquietudes. El diseño gráfico puede llegar a ser muy banal, a veces las máximas aspiraciones se concentran en diseñar la identidad corporativa de empresas importantes, como si esto fuera algo valioso o trascendente. Sin embargo la tipografía y el diseño de libros son tradiciones varios siglos más antiguas que el diseño gráfico y con un objetivo venerable, el de transmitir la palabra escrita de una manera bella y placentera. Existe una continuidad desde el escriba hasta el tipógrafo moderno. Cuando se conoce esa historia y se toma conciencia del legado cultural implícito se aprecia mucho más el diseño de libros y letras.

Juego exploratorio

— ¿Cómo es el proceso de trabajo para crear una tipografía, hay un método?

— Mi proceso de trabajo comienza a veces con la caligrafía tradicional y continúo bocetando, tomando elementos interesantes que puedan haber surgido de la práctica caligráfica. A veces las ideas surgen directamente de ese juego exploratorio de dibujar letra tras letra. Creo que hay que llevar el cuaderno de bocetos a todos lados y no perder oportunidad de garabatear en cada momento que se pueda. Hacerlo es ejercitar el pensamiento de manera gráfica. Yo tengo un dicho holandés que me encanta estampado en mi cuaderno: “Oefening baart kunst”, que quiere decir más o menos “La práctica hace al arte” o “La práctica produce arte”. Me gusta porque desmitifica el hecho artístico (...) Cuando los dibujos están encaminados y hay coherencia suficiente, digitalizo algunos caracteres claves, como la “H, a, d, e, v”. Con unas pocas letras se puede definir el carácter de un alfabeto. Luego sigue un proceso bastante largo de correcciones, pruebas y diseño de las variables típicas de una familia (regular, cursiva, negrita, etc). Lavigne Display, la familia tipográfica que acaba de ser premiada por la TDC, me llevó cerca de 3 años y sigo trabajando en la expansión del sistema con nuevas versiones.

— Cuáles son las influencias?

— Son muchos los diseñadores de tipos que me han influenciado. Creo que los principales han sido los tipógrafos holandeses de La Haya. Gente como Erik van Blokland, Frank Blokland, Peter Verheul, Fred Smeijers, Gerrit Noordzij. La lista es muy larga, ya que Holanda es sin dudas el país con mayor cantidad de diseñadores de tipos por habitante. También me gustan algunos diseñadores jóvenes como el croata Nikola Djurek.


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El certamen en el que Ramiro fue galardonado es el concurso de diseño de tipografía más importante.

Foto: Gentileza del diseñador

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Diseñador gráfico santafesino obtuvo  importante premio en Nueva York

La distinción posibilita bastante exposición y mejora la comercialización de la fuente premiada.

Foto: Gentileza del diseñador

+ información

http://tdc.org/tdc/tdc2-2010-winnershttp://fontfeed.com/archives/tdc2-the-oscars-of-type-design/

Breve recorrido

Ramiro nació en Santa Fe en 1969. Los primeros rudimentos del diseño editorial y la tipografía los recibió “haciendo de aprendiz colado en el suplemento joven del diario Hoy en la Noticia”, según comenta vía correo electrónico.

Estudió Diseño Gráfico en la Universidad Nacional del Litoral y se recibió en el 1998. Luego de egresar trabajó por un año y medio en El Litoral, a la vez que era asistente docente en la Cátedra González de la Fadu-UNL. También fue editor y diseñador del periódico de diseño Jazz. En 1999 se radicó en Buenos Aires: trabajó dando clases de Tipografía en la UBA y en el Grupo de Revistas del Diario La Nación. Más tarde, se desempeñó como editor y diseñador de la intranet del Banco Galicia. Allí tomó la decisión de emigrar: “En el 2003 me vine a estudiar diseño de Tipografía a Holanda y cursé el Master Type and Media de la Real Academia de Artes de la Haya (KABK)”, señala.

Una vez finalizado el Master, comenzó a trabajar en un estudio de diseño de La Haya, Smidswater (www.smidswater.nl), y co-diseñó y expandió la familia tipográfica exclusiva que utiliza esa firma.

Se independizó en 2007, “y desde entonces me encargo de producir fuentes tipográficas para mi propia fundición digital ReType (www.re-type.com) y recibo comisiones freelance de empresas de tipografía como Fontshop International (www.fontshop.com) y The Foundry (www.foundrytypes.co.uk)”, según explica.

Por estos días añade- está trabajando con el diseñador David Quay, en una familia tipográfica que utilizará una ciudad inglesa para sus señales urbanas.