ENTREVISTA CON LA AUTORA SANDRA DELLARA

“Los chicos leen y mucho,

pero en variados soportes”

Se presentó en Rosario el libro “Yo quiero ser el Diez”. El texto cuenta la historia de Mauro, un niño pobre, cuyo mayor deseo es llegar a ser un jugador de fútbol. Según la autora, éste encarna en su propio sueño los sueños de muchos niños, pero sabe muy bien que para lograrlo deberá luchar y esforzarse. En fecha a confirmar lo introducirá en nuestra ciudad.

“Los chicos leen y mucho, pero en variados soportes”

Dellara confirmó que presentará el libro en varias localidades del país. “Largamos el 6 de mayo en Rosario; el 9 y 10 de mayo estaremos en la Feria del Libro, firmando los originales; después, en Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, Comodoro Rivadavia”. Foto: Gentileza de la autora

 

DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL

Con el apoyo de la Editorial Maya y el sitio WWW Menntum, Comunicación y Capacitación, la autora Sandra Dellara presentó días pasados en Rosario “Yo quiero ser el diez”, en la sede de gobierno de la Universidad Nacional de Rosario. Durante el acto, comentaron la obra el periodista y productor Julio Bacaflor, la Lic. Magdalena Aliau y el Dr. Carlos Batían. Previamente, El Litoral entrevistó a la autora vía correo electrónico. Lo que sigue es una síntesis de ese diálogo.

—¿Qué te llevó a la escritura para niños?

—Mis dos sobrinas, quienes, cuando eran más chiquitas, me demandaban que les contara un cuento más con la excusa, nunca cumplida, de dormirse después. Fue por las nenas que comencé a inventar historias y contárselas, primero a ellas y luego a sus amigas. Entonces, observé que los relatos les gustaban, los recordaban y jugaban con ellos. Esto me impulsó a enviar los textos a diferentes concursos nacionales e internacionales, los cuales más de una vez ilustró la artista plástica Laura Berestan. Por otra parte, escribir para niños es muy motivante y sumamente creativo, ya que te posibilita salirte de esa escritura rígida y argumentativa que realizamos a diario, tanto en los medios como en el ámbito académico. Agregaría un tercer factor, un hecho determinante. El año pasado la maestra le preguntó a una de mis sobrinas, precisamente en el Día Internacional de la Mujer, “¿Cuál es la mujer que más admiras?”. Ella le respondió: “Mi tía, porque escribe cuentos para mí”. Te imaginás que con semejante respuesta no pude hacer otra cosa que seguir escribiendo, pero con la expectativa ya puesta en la publicación.

—¿Sobre qué temáticas trabajás?

—En mis cuentos no hay un tema que predomine; hay temáticas. Sí te podría decir que hay géneros discursivos a los que recurro con mayor frecuencia, como puede ser el cuento maravilloso. El mundo de las hadas a mis destinatarias más directas -mis sobrinas- les agrada mucho y a mí no me disgusta para nada. Cuando finalizo un original convoco a las nenas y a sus amigas para leerles el nuevo cuento, ya que son ellas las que me indican que no entienden, si les gusta, les resulta demasiado largo o aburrido. En fin, discutimos sobre el texto y para mí es de una gran ayuda.

—¿Cómo surge la novela “Yo quiero ser el diez”?

—Como una crónica más, que podemos escribir en cualquiera de nuestras redacciones. La novela “Yo quiero ser el diez” está construida con retazos de esas historias de niños, que a diario contamos, lamentablemente, en la sección policial. Si bien es un relato para adolescentes, posee todos elementos que exigen dicho género, pero la ficción me da la posibilidad de quebrar finales ya conocidos y apostar por los sueños, las realizaciones y la solidaridad de los más pequeños.

—¿Estás muy sumergida en el mundo del periodismo y la novela?; aunque es para chicos, ¿el texto tiene mucho de tu práctica original?

—García Márquez sostiene que la clave es saber contar y para esto recurrimos a múltiples recursos. Indudablemente, tengo una “enciclopedia” de base que me facilita este contar. Si bien a la novela la podemos encuadrar dentro del género del cuento popular, está estructurada como una crónica periodística; además, cuenta con elementos de la realidad tales, como: Maradona, los estereotipos que transitan las páginas, las prácticas culturales y la historia en sí. Seguramente, en más de un barrio marginal de nuestro país relatos reales, como el de la novela, transitan por las calles.

El argumento

—¿Cuál es el argumento de la novela?

—Básicamente, la novela retrata la vida de un niño -Mauro- que vive en un barrio marginal de la Argentina; desde muy chico trabaja repartiendo diarios, para ayudar a su familia. Mauro, más conocido como “el Diego”, sueña con llegar a jugar al fútbol como lo hizo su héroe, Diego Armando Maradona. Él desea ser el diez de la Argentina, y en verdad, haciendo goles no le va nada mal. Pero, para llegar a eso, deberá trabajar mucho y decidir qué toma y qué deja de su propio juego. La historia de nuestro protagonista encarna los sueños de muchos niños argentinos, que ansían convertirse en jugadores de fútbol profesional.

—Pero, Mauro quiere ser como Maradona

—Sí. En el imaginario colectivo el mito de Maradona circula como un modelo a seguir y principalmente en los sectores de menores recursos. En este momento, cuando las escuelas desarrollan contenidos sobre el próximo Mundial de fútbol, mis amigas maestras están probando el libro en las escuelas de las periferias de Rosario, y los resultados son muy positivos en lo que refiere a identificación con el diez y los anhelos de los niños. La identificación que Mauro -el protagonista- siente por su héroe no se restringe a él, sino que es una característica masiva.

—Vos te has especializado en el estudio del mito. ¿Por qué consideras que Maradona lo es?

—Maradona es un héroe mítico de nuestro tiempo. Todos los elementos de su vida se conjugaron para construirlo como tal: el relato de su origen, la pobreza de su infancia, el vínculo con su familia, su capacidad “extraordinaria” como futbolista, el esplendor de su triunfo y su abrupta caída, el culto a su figura, el destierro, su exclusión y su resurrección. Sumado a esto, el relato de los medios y las pasiones que despertaba instituyeron el mito de Maradona. Un mito que en sus inicios sólo se vinculó al mundo futbolístico, ya que su figura se tornó central en el relato nacionalista del fútbol, pero muy pronto él transgredió este campo y se convirtió en un referente de nuestra argentinidad.

El argentino y principalmente los sectores populares se identifican con este “pibe” que sale desde la Villa Fiorito -con lo que esto significa- para llegar al mundo de la gloria. El origen del relato maradoniano es común al de cualquiera de nuestros chicos, que vive hoy en una villa o barrio marginal de la Argentina. Este relato es el que vas a encontrar en la novela. Por eso, la aceptación que produjo el libro.

Maradona, al igual que el protagonista de la novela y tantos chicos más, también soñaba con vestir la celeste blanca y, cuando la vistió, fue el “dios Maradona”. Eso es lo que perdura en nuestro imaginario: la garra que puso y la defensa que hizo de la argentinidad, este diez con el cual tienen tanto en común.

—Cómo concebís a la literatura infantil?

—En principio, como lo que es literatura y el que sea para niños no la limita en absoluto a un género menor, muy por el contrario, “el arte de contar” circula en toda las literaturas y narrar para niños no es nada fácil, especialmente en este siglo cuando el texto impreso es un soporte que debe cohabitar con otros tanto o más cautivantes que el libro. Frente a esta oferta de relatos la literatura tiene que estar más cerca de la realidad de estos chicos y ser capaz de crear estrategias de lectura lo suficientemente seductoras para invitarlos al espacio de una lectura placentera. Creo que vamos a tener que trabajar mucho y, sobre todo, con los chicos, para interpelarlos en el modelo de literatura que ellos esperan encontrar. Quisiera deslindar un supuesto, que está instalado en nuestro discurso pedagógico, como el apocalipsis de la lectura en los niños: los chicos leen y mucho, pero en variados soportes, tal como lo hacemos los adultos.

—¿Qué autores seguís o preferís en la literatura infantil?

—Hay un autor que conocí a los siete años y jamás lo he desprendido de mí: Antoine de Saint-Exupéry, el autor de “El Principito”. Éste es un libro al que he vuelto muchas veces y siempre que regreso descubro algo nuevo. Sin lugar a dudas, es un texto que me dejó marcas y yo quise conservarlas. De la Argentina no se puede negar el trabajo quijotesco de María Elena Walsh, pero también el de Graciela Montes y Pipo Pescador. Ahora, de adulta, disfruto con el mismo entusiasmo de ayer los libros: “El señor de los anillos” o “Harry Potter”, y a escritores como Umberto Eco o José Saramago.

—¿En qué estás trabajando ahora?

—En varios textos a la vez, ya que prosigo con los académicos y, por supuesto, con los de literatura infantil. Sobre estos últimos, comencé una novela de ciencia ficción y sigo trabajando con textos para los más chiquitines, que en verdad es un gran deleite esta literatura. Cuando escribo para chicos, siempre espero que me vuelva a pasar lo que pasó con “Yo quiero ser el 10”. Me senté y lo que escribí... ¡qué placer! Así, como salió, lo presenté; no hubo ni correcciones ni lectura reflexiva, como salió.


Breve CV

Sandra Dellara es profesora, licenciada y magíster en Comunicación Social. Actualmente, está finalizando su Doctorado en Comunicación y es becaria de la Maestría de Literatura para niños. En el ámbito docente ha dictado clases en diferentes casas de altos estudios, como la Universidad Nacional de Rosario y la Universidad de Concepción del Uruguay, y en colegios primarios y secundarios, desarrollando, principalmente, talleres de Periodismo y Comunicación, además de trabajar para numerosos medios de la región y del exterior.

/// EL DATO

“Los chicos leen y mucho, pero en variados soportes”

Maradona es el ídolo del protagonista de la novela de la autora rosarina.

Foto: Archivo El Litoral

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