“Le cambiamos la agenda al gobierno”

Dijo que los logros de la oposición se visualizan en medidas que toma el kirchnerismo, a las que antes se negaba. La coalición con el socialismo y el GEN. La polémica por la asignación universal.

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El presidente de la UCR habló anoche ante tres mil jóvenes de Franja Morada, junto a la vicegobernadora Griselda Tessio y el intendente Mario Barletta.

Foto: Pablo Aguirre

 

Emerio Agretti

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Conjugar la experiencia veterana y la fuerza juvenil, la organicidad partidaria y el impulso estudiantil, la vigencia de un partido centenario con la necesidad de renovación y la solidez del discurso institucional con el calor de las bases, es el desafío que al que Ernesto Sanz vino a poner el cuerpo anoche en nuestra ciudad. Con el trasfondo de la efervescencia del congreso nacional de Franja Morada -el brazo estudiantil de la UCR-, al calor de los debates nacionales que alborotan el Bicentenario y precedido por una polémica que lo convirtió en objeto de repudios y sujeto de obligadas explicaciones, el mendocino dialogó con El Litoral. Lo hizo acompañado por los dirigentes estudiantiles Javier Olivera y Cristian Vázquez, el presidente de la UCR santafesina Hugo Marcucci, y los dirigentes nacionales Walter Ceballos y Diego Sueira.

“Vinimos a renovar entre la Franja y las autoridades del partido el compromiso de mirar hacia adelante y darle al país una alternativa”, explicó Sanz, en el marco de un proceso de recuperación partidaria “de abajo hacia arriba” que advierte en todo el país, y que en Santa Fe tiene particulares características, por la integración del frente gobernante y la fuerte presencia de intendentes y presidentes de comuna.

—¿Este panorama santafesino puede tener su correlato a nivel nacional?

—La UCR hoy tiene un enorme desafío: terminar el proceso de recuperación en todo el país, adquiriendo volumen, con candidatos locales, con el partido organizado. Esto no es menor, porque somos la única fuerza nacional federal que, con autonomía en cada uno de los distritos, arma su proyecto.

El otro desafío es consolidar un espacio común con otros actores, que tienen ideas similares a las nuestras. Vengo de un acontecimiento muy fuerte en términos políticos, que fue el encuentro de Mar del Plata, el sábado pasado, donde estuvimos con el GEN, el Partido Socialista y otros actores (Ocaña, De Gennaro, Cabanchik, Fabiana Ríos) y organizaciones sociales.

El otro desafío es construir un programa. En la Argentina de 2011 hay que dejar de lado las discusiones personales, las discusiones banales -vengo con el oído lleno de escuchar las discusiones sobre las invitaciones, los sí y los no de Macri y Cristina Kirchner-, que flaco favor le hacen al sistema político, necesitado de discutir ideas, propuestas y programas. En la medida en que lleguemos al año que viene con organizaciones políticas fuertes y programas, la política argentina va a dar un salto cualitativo enorme.

—En este contexto, ¿aspira a un gobernador radical en Santa Fe y a una fórmula nacional con Hermes Binner, como propuso Ricardo Alfonsín?

—Todas las alternativas son valiosas, no hay que descartar ninguna. Pero no hay que poner el carro delante del caballo. Cuando hablamos de programas, encontramos mucha identidad e identificación. Cuando hablamos de personas, ponemos en riesgo esos denominadores comunes. Y durante este año, los esfuerzos tienen que estar dirigidos a esa construcción. Mientras tanto, obviamente, cada partido va consolidando figuras y liderazgos. Pero esto no debe obstaculizar lo otro. Y el año que viene sí, habrá que definir los nombres, las reglas de juego. Hoy por hoy -porque esto depende en buena medida de los humores del oficialismo- tenemos una ley que nos obliga a todos el 12 de agosto de 2011 a concurrir a elecciones internas abiertas, obligatorias y simultáneas. Ahí va a ser el momento.

—Después de un arranque muy firme ¿quedó empantanada la estrategia opositora en el Congreso?

—Hubo resultados concretos, que no pueden ser mostrados con esa eficacia ante la sociedad, porque en verdad han sido tomados por el gobierno como una bandera propia. El caso más concreto es el debate federal, que estuvo ausente durante seis años. Bastó con que después del 10 de diciembre el Congreso se equilibrara y empezaran a aparecer los distintos proyectos, de impuesto al cheque, reparto de ATN, fondos de la Anses. Después, la Corte se involucró con la famosa audiencia por los fondos de Santa Fe. Con ésto, el gobierno tomó todas estas cosas, convocó a los gobernadores, empezó a distribuir más el dinero, empezó a generar otras reglas de juego. Como es el caso de los ATN -donde efectivamente Santa Fe fue perjudicada- y hay que ir a votar el proyecto de ley que tiene dictamen en el Senado, porque le da una satisfacción a las provincias que no tienen deuda.

—Pero la agenda era más ambiciosa...


—Hay otras cuestiones que se van equilibrando a partir de que lo hace el Congreso. La Corte acaba de sacar un fallo donde determina la excepcionalidad de los DNU, frente al concepto del gobierno de la habitualidad, que los había desnaturalizado. Esto tiene media sanción de Diputados y está en el Senado. Entonces, la Corte se ha hecho eco de la respuesta política del Congreso y lo fijó por sentencia. Creo que estos son logros de la oposición, aunque no se vean como tales.

Hay otros que están pendientes, y me hago cargo, como la normalización del Indec, otras cuestiones federales, la derogación de los superpoderes y la reforma del Consejo de la Magistratura, por mencionar una agenda corta. En todo esto estamos trabajando. Pero en cinco meses, tenemos un país diferente. Y creo que la gente que votó un cambio no puede sentirse defraudada. Al contrario, tiene que mirar esto con mucha expectativa.

Macri

—¿Macri es víctima de persecución política o tiene cosas que explicar?

—Las dos cosas. Tiene un pecado original: haber designado gente que hacía cosas que no tenía que hacer; gente a la que incluso nunca debió haber designado por sus antecedentes. Es una responsabilidad, que tiene su curso de resolución en el plano político. Ahora, en el plano penal, un proceso con ese juez, a mí no me merece ninguna confianza. Y yo no voy a anteponer las diferencias que tenemos con Macri, cuando estoy viendo una mano del gobierno, que hoy le toca a Macri y mañana le puede tocar a cualquiera, que es la utilización de jueces afines para perseguir a políticos opositores.

Unidad y cooperación

Los partidos radical, socialista y el GEN emitieron una declaración conjunta con motivo del Bicentenario, en cuyo marco hicieron un llamado a la “unidad y la cooperación política” para “contribuir a la afirmación ética y democrática que necesita la Argentina”.

En un texto firmado por los titulares partidarios Ernesto Sanz, Rubén Giustiniani y Margarita Stolbizer, las tres fuerzas dieron una nueva muestra de acercamiento, que parece tener como objetivo los próximos comicios presidenciales de 2011.

“Proponemos recuperar el sentido de la política como acción con otros, como ejercicio permanente del conflicto, el diálogo y el consenso”, señala el documento distribuido ayer, en donde también se convoca a “imbuirse, como a los revolucionarios de Mayo, de los principios de 1789: libertad, igualdad y fraternidad”.

Asimismo, proponen rescatar la “gesta emancipadora y revolucionaria de 1810” a través del trabajo “bajo los valores que la inspiraron en la construcción de una Nación libre y soberana, donde todas las personas puedan alcanzar el objetivo del progreso social y colectivo”.

Sobre este aspecto, subrayaron que es necesario “el ejercicio de los derechos fundamentales y de las libertades públicas, constituye una condición insoslayable como responsabilidad y garantía del Estado”.

En el ámbito externo, convocaron a diseñar un “proyecto político, económico y cultural que establezca las bases de un desarrollo en la región, que cambie las profundas desigualdades en las que convivimos nuestros compatriotas y hermanos de la región”.

El debate por la asignación universal

Sanz insistió en que sus sonadas afirmaciones en las que vinculó la asignación universal por hijo con el aumento de la masa de dinero que va al juego y la drogadicción no tuvieron el propósito de cuestionar el beneficio, ni estigmatizar a sus destinatarios -como pretendió la embestida oficialista lanzada en su contra-, sino marcar de qué manera las buenas políticas no alcanzan para resolver problemas estructurales, por la ausencia del Estado en otros planos.

“El primer proyecto de asignación universal lo presentamos en 2005, con Gerardo Morales. Durante cuatro años, el oficialismo se negó a discutirlo, porque preferían las políticas focalizadas, clientelares; que como le dieron muy mal resultado en las elecciones del año pasado, lo llevaron a darse cuenta de que las políticas universales como la que nosotros propiciábamos eran las más efectivas”.

A partir de allí, bregó por la sanción de una ley, la ampliación del horizonte de beneficiarios y un mecanismo de actualización periódica que compense la inflación. “El debate -en el que yo admito que pude haber entrado mal, y lo verbalicé mal- es el Estado presente en algunas cosas y el Estado ausente en muchas otras.

“Yo estoy haciendo hincapié desde hace mucho, y no sólo ese día en Reconquista, en todas las cuestiones en las que el Estado ausente dificulta el combate contra la pobreza y la exclusión. Hace falta una reforma tributaria, porque hoy se perjudican los sectores de menores ingresos. Infraestructura social básica, para que no haya más asentamientos marginales y sin una mínima organización social. Hoy los liderazgos tradicionales deportivos, culturales, barriales, sociales, han sido desplazados por otros, vinculados más al delito. Entonces, a los líderes positivos les cuesta mucho preservar su condición frente a estos liderazgos negativos. Y por último, el Estado ausente en el combate contra la droga y el juego, que han crecido de manera desmedida”, agregó.

“Esto es el debate. Si el oficialismo, tomado de una verbalización equivocada, pretende desviar la atención y evitar que discutamos esto, allá ellos. Podrán hacer en contra mía y de mi partido las campañas que quieran; nunca van a poder mellar 120 años de historia del radicalismo defendiendo esto. Pero lo peor es que van a esconder bajo la alfombra las cosas que el Estado no hace”, completó Sanz-

Juego y droga

Según Sanz, el aumento del juego y la drogadicción -no por efecto de la asignación universal, sino como contrapeso a la política que la sustenta- está claro en una serie de indicadores. “En 2005, el juego representaba el 2 % del PBI. Hoy representa el 4,5 %. En la droga, la Sedronar admite que dejó de ser país de tránsito, y es de producción y consumo. En los hospitales del conurbano bonaerense se triplicaron los casos de chicos con adicción. Estos son los datos que yo recojo. En todo caso, mi error fue haber permitido que ésto se vincule con la asignación universal”.