Enmudeció el Gigante de Arroyito
All Boys, de Primera
Los albos de Floresta derrotaron a Rosario Central por 3 a 0 y ascendieron a Primera División. Por lo tanto, en la próxima temporada, y en forma totalmente inesperada, el club “canalla” deberá jugar en la B Nacional.
Manuel Monteserín
Rosario, especial para El Litoral.— Con un planteo similar al que se hiciera en el primer partido de la serie, cuando el equipo rosarino empató tras un córner cuando terminaba el encuentro, los albos de Floresta lograron ayer una cómoda victoria en el Gigante de Arroyito por un claro 3 a 0.
El triunfo de los dirigidos por Romero tuvo su correlato en los mejores exponentes en lo técnico, tales los casos de sus zagueros centrales, de su medio juego y, en especial, de la ductilidad con la pelota que mostró su número 10, Pérez García.
Tácticamente también fue el mejor, esperó con una segura línea de cuatro, salió con rapidez en el centro de la cancha y, especialmente, fue contundente en aquellas ocasiones en las que su rival le permitió merodear su arco.
Finalmente, y cuando el once canalla, urgido por el resultado adverso, intentó estar cerca de su valla, All Boys igual dominó en lo aéreo con la muy segura y eficaz tarea de su arquero Cambiasso, con lo cual fue haciendo que se desdibujaran las pocas posibilidades que se podían crear.
Por el contrario, el equipo local mostró falencias en lo técnico, desde las fallas en la zaga y en el arquero, que permitieron que tras un saque lateral la visita se pusiera adelante en el marcador, y que se extendieron a demasiados errores de marca y de manejo de la pelota.
Lo mismo sucedió con la repetición en la manera de querer atacar cuando en la segunda mitad el trámite indicaba que no había más remedio que ir a buscar un gol, y sólo caían infinidad de centros buscando una cabeza salvadora, que no se encontró, pues las que recibían el balón eran los centrales albos o las manos del muy seguro Cambiasso.
Central fue sin dudas superado por sus propias limitaciones, ante un partido que se fue presentando desfavorable desde su inicio. Ni los tres cambios que intentó Madelón al inicio de la etapa final pudieron cambiar esa sensación de impotencia, y sólo pudieron dar la imagen irreal de que se era más sólido atacando, pero fue sólo un espejismo.
Devorado por su impotencia y su apuro, fue fácil presa, justamente de aquello en lo que no había que caer: el apuro y la desesperación.
Hidalguía y enojo canalla en el final
La mayor parte de la hinchada auriazul saludó con aplausos la celebración de los integrantes del plantel de All Boys, que respondieron de la misma manera ante dicha atención.
Claro que no todas fueron flores: otro grupo, si bien no descargó su ira contra la gente de la visita, sí lo hizo con sus propios dirigentes y se las tomó con las instalaciones del club, rompiendo parte de las mismas, lo que tuvo correlato en la intervención policial, que realizó alguna represión sobre parte de los que realizaban los desmanes, provocándose corridas y disparos de balas de goma.
Esto también hizo que algunos agentes del orden fueran presa de la ira de algunos hinchas.