MUESTRA EN EL MAC

“Los cucos de Lali no dan miedo”

Cucos ingenuos, sensibles y que aportan una poderosa ternura se podrán apreciar desde este viernes.

DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL

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El viernes, a las 20, en el Museo de Arte Contemporáneo (Bv. Gálvez 1578), quedará inaugurada una muestra de dibujos instalados titulada “El cuco”, de Lali Martínez Spaggiari. La misma se podrá visitar hasta el 27 del corriente de martes a viernes de 9 a 13 y de 16 a 20, y los sábados y domingos de 17 a 20.

La curadora es la Lic. Stella Arber -también directora del MAC- quien destacó que “se trata de grandes paños de nylon, comprometiendo de este modo otras variables y cantidades de respuestas, a partir de la experimentación sobre este material que viene haciendo la artista desde hace tiempo. Nada afecta a la forma, que se despliega amplia y cómoda en este soporte, y las técnicas de costura se aplican por planos o líneas armando los cuerpos de los cucos, contorneando sus límites y comprobando que se puede construir en la variación, con otra dimensión suplementaria en el modo de fabricación de la obra, crear soluciones sobre la marcha y dar otra perspectiva al dibujo en términos de lo conocido. Dan valor descriptivo de la obra, sin dejar de lado plasticidad, expresividad y efectos visuales estéticos de valor significativo para el accionar visual contemporáneo”.

“Otro método que Lali hace efectivo entre sus manos, imponiendo en especial las líneas de fuerza del armado constructivo, es lo organizado alrededor de la cosa atendida, alrededor del centro o campo de gravitación, que en este caso siempre son los cucos. Hay una auténtica estructura perceptiva a favor de una visión particularizada, que se ofrece naturalmente y de manera centralizada.

“Es importante el proceso que se revela sin evidenciarse directamente, podemos inferir un auténtico trabajo para que se le hayan manifestado las dificultades y conflictos que produce el material utilizado, pruebas, ensayos, error, dan cuenta de que Lali encontró los secretos y pudo materializar un vocabulario único en su hacer visual”.

JUEGO

“Las superficies netamente sensoriales en cuanto a la percepción -continúa Arber-, se dejan recuperar desde otros lugares, el juego expansivo, la visión traslúcida de la transparencia, el descubrimiento matérico, la dialéctica de la repetición, la descripción de las formas y el reflejo personal de la huella expresiva.

“La artista elabora esta serie en términos de un informalismo simbólico de lenguaje artificial, estableciendo una distancia con cualquier objeto o ser que presenta la realidad. Así apela a los cucos para dar un signo inequívoco, de lógica simbólica, de sentido preciso. No hay espejo de la existencia que los rodea, es un anclaje a un ser inventado, sin símil registrado, sin ícono posible. Aunque para su creadora sea una criatura con expresiones vitales ciertas y concretas. Éstos son sus cucos, cargados de un quantum de significaciones y energías, sedimentadas en el interno privado de la artista.

“Los cucos de Lali no dan miedo, son seres que ofrecen un estar en el horizonte imaginario, sin resistencia, sin combates, sin oscuridades. Son ingenuos, sensibles y aportan una poderosa ternura, se los ve como en un orden superior, sin participar de la precariedad y de las miserias de nuestro mundo. Está en nosotros entrar en su universo, comprender sus atributos y dejarnos seducir por ellos”.

“Los cucos de Lali no dan miedo”

Son seres que ofrecen un estar en el horizonte imaginario, sin resistencia, sin combates, sin oscuridades.

Foto: GENTILEZA MAC

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La creadora logra materializar un vocabulario único en su hacer visual.

Foto: GENTILEZA MAC

///OPINIÓN

El cuco

Lali Martínez Spaggiari

Inicié la obra entregándoles a amigos, conocidos y otras gentes encuestas que trataban sobre el cuco. Les pregunté quién es el cuco, cómo es, dónde vive, por qué asusta, si tiene problemas psicológicos, qué come, de dónde viene... Descubrí que no hay un cuco, son varios y son de características muy disímiles: hay cucos peludos, transparentes, con garras y dientes amarillos, con ojos verdes y grandes; hay cucos que se camuflan con las cosas de nuestra casa; hay cucos mancos, pitudos, de conchita grande, asexuados, voladores, trepadores, con mal aliento.

Los cucos viven en muchos lugares: debajo de la mesa, debajo de la cama, en el ropero, en la parte de arriba del placard, en la ruta, en la oscuridad, detrás de la puerta, cerca del lavarropas, en los patios, en el cielo, otros son vagabundos y errantes. Pero, también, hay cucos que trabajan a sueldo contratado por padres. Ellos comen gente, otros sólo asustan porque es su oficio o porque a eso vienen al mundo, otros comen pelusa de ropero, no necesitan alimentarse.

Hay cucos que atacan la integridad física, son violadores, rasguñadores, mordedores, chupa espíritu, bebe sangre.

Algunos tiene serios problemas psicológicos, de identidad, personalidad múltiple, esquizoides, bipolares, perversos, sexópatas, o perfectamente cuerdos (dentro de su naturaleza cuca).

Su genealogía no está bien definida, ya que surgen por generación espontánea, de una idea, del apareamiento de un cuco y una cuca, desde siempre.

Lo cierto es que el cuco existe, lo puedo asegurar. Hay mucha gente que lo vio o sintió su presencia.