Unión: un equipo, un invicto
Se vino el Tate campeón
El tatengue venció por 2 a 1 a Colón de San Justo y de esta manera se quedó con el título del torneo Apertura. Magnín y Haquín convirtieron los goles del campeón e invicto; Bertola de penal había puesto en ventaja a los locales.

Equipo consagrado. Unión ganó en San Justo y dio la vuelta olímpica. El público local aplaudió a los tatengues.
Foto: Carlos Yesciani
Juan Carlos Haberkon
(Enviado especial a San Justo)
jchaberkon@ellitoral.com
Para cerrar el círculo del éxito, como sucede casi siempre, ésta vez también hubo de todo. En Unión, el Pelado construyó un buen equipo, sólido por donde se lo mire, pero jamás faltaron las individualidades como lo fue el “Taca” Ojeda, jugador de una enorme proyección, goleador como pocos y con futuro de grandeza; Haquín, el salto de calidad que el tatengue necesitó para los últimos compromisos; “Petete” Bergese, el “1” casi imbatible, figura en el tramo final, entre otros. Datos imprescindibles para darle variedad de tonos a esa estructura homogénea que mostró en el Apertura.
Este campeón, invicto, se armó como hacía tiempo no se armaba un equipo liguista de Unión. Ahí, estuvo Centurión para darle marcha a un proyecto que tiene sustento. Por fin el tatengue volvió a campeonar, algo que se le estaba negando desde hacía un tiempo bastante largo.
Jugadores al margen, este Unión tuvo un líder férreo y de enorme rodaje en la conducción de grupos, como es Ramón Centurión. Portando esa permanente imagen de hombre serio y trabajador. El Pelado administró a la perfección fortaleza y debilidades. Con la misma capacidad subrayó virtudes y disimuló falencias. Pero hubo también un cuerpo técnico creativo y capaz de acompañar el proyecto.
El partido de ayer
Unión se recibió ayer de campeón y lo hizo en el difícil reducto de Colón de San Justo que apeló a la reducción de su cancha para poder frenar a un rival de un gran despliegue físico como lo fue el ganador.
Dispuesto por Restelli, el cuadro de Colón salió decidido a ganar terreno con el dominio del balón y sólo consiguió chocar contra la estructura bien firme que propuso Centurión.
El primer tiempo no fue bueno. Ambos llegaron en escasas oportunidades a los arcos y por ese motivo lo mejor se vio desde las tribunas, donde el local ofreció una verdadera fiesta de música y colores. Unión, poca gente por cierto, respondió con lo que tuvo a su alcance.
En el segundo tiempo llegaría lo mejor: los goles. El primero en marcar fue Colón, que, penal mediante, cobrado por Bustos cuando Magnín tomó a Zilli, marcó la apertura a través de Bertola que disparó a la derecha de un adivino Bergese que nada pudo hacer por sacarlo.
Minutos más tarde y lejos de renunciar a la búsqueda, Magnín remendó la actitud anterior y marcó su tanto después de una serie de rebotes en el área de Dixon.
Hasta ahí, todo indicaba que el partido se cerraría con una igualdad pero faltaba una escapada de Haquín para poner la victoria a los 49 y decretar la locura de los hinchas tatengues y la desazón de los simpatizantes locales.
Terminó el juego y nació su fiesta. Unión, con méritos propios dio la vuelta olímpica, ésa que hacía tiempo se le estaba negando.