Un equipo de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL elaboró un proyecto
Recreo: proponen ordenar de forma
sustentable las tierras de mocovíes
Pretenden generar un espacio para que la comunidad Com Caía pueda producir estas tierras y obtener un sustento para sus habitantes. Además quieren darles la oportunidad de trabajar en su propio lugar, manteniendo sus raíces y costumbres.
De la redacción de El Litoral
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Tras un largo camino, la comunidad mocoví Com Caía de Recreo podría disfrutar de la implementación de una propuesta de urbanización en las 325 hectáreas -en el lote A San José de Recreo- que el gobierno de la provincia le adjudicó en 2008. Sólo necesitan dirimir los problemas internos que tienen actualmente, ya que existe una decisión política de apoyar la puesta en marcha del proyecto “Ordenamiento territorial del campo San José de la comunidad mocoví Com Caía”, presentado por Vicente Cusinato; y los ingenieros agrimensores, Horacio De Nardo y Lucrecia Martínez, de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas, de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Al respecto, Horacio De Nardo comentó que esta iniciativa -de establecer un ordenamiento territorial sustentable para estas tierras- surgió “a fines de 2008 cuando estaban buscando un tema para presentar el trabajo final de la carrera; y nos atraía la idea de hacer algo que no quede archivado sino que se pueda implementar en la realidad”.
Por medio de este proyecto, “se pretende generar un espacio para un pueblo que esté habitado únicamente por los integrantes de la comunidad, destinando una parte de estas hectáreas a la actividad productiva para el sustento de sus propios habitantes. Además, se propone hacer una urbanización proyectando un crecimiento hacia el futuro, manteniendo sus raíces y costumbres como comunidad”.
Con la finalidad de que haya un mayor acceso a la entrada y salida de este terreno, “ubicamos la zona urbana al costado de la ruta; y dentro de la zona residencial propusimos que además de las viviendas haya un espacio destinado al sector comercial que es algo que ellos estaban pidiendo, orientando esta propuesta hacia el turismo rural”.
Según comentaron los autores de este trabajo, 18,7 hectáreas están destinadas a la zona residencial y otra porción de tierra de una dimensión similar quedó establecida como zona de reserva (para el futuro crecimiento de esta población), 80 hectáreas serán utilizadas para desarrollar la actividad ganadera (incluye a las producciones avícola, porcina y caprina), 130 hectáreas estarían ocupadas por la producción forrajera, 4,7 hectáreas por la apicultura y otro sector para la huerta.
Como forma de completar todo el circuito de producción, también se propuso diseñar un sector para realizar faena y un tambo de oveja, donde se trabajará con todos los productos (dulce de leche, queso, etc.) que derivan de esta actividad.
Previo a la definición de estos espacios, Cusinato, De Nardo y Martínez fueron al Ministerio de la Producción y se asesoraron sobre la factibilidad de las tierras para realizar estas actividades.
A la vez, se propone que la escuela bilingüe que ya existe en esta zona adquiera algunas características similares a las de una escuela granja para que los chicos logren trabajar la tierra y recuperar sus raíces. También se pensó en incorporar estudios nocturnos para que los alumnos puedan capacitarse en distintos oficios y completar su capacitación”, señaló Cusinato.
Propuesta viable
Al referirse a esta propuesta, Raúl Britos, director provincial de Pueblos Originarios y Equidad, señaló que este proyecto “es muy interesante. Es que esta superficie es muy rica y se la podría hacer producir. En una primera instancia, lo que se produzca en estas tierras se podría utilizar para el autoconsumo de la comunidad ; y en segundo lugar, para la comercialización”. De esta forma, “podría mejorar la calidad de vida de los habitantes de esta zona”.
Y agregó que “hoy la provincia tiene las herramientas jurídicas y legales para trabajar con esta comunidad”. Sin embargo, remarcó que “aún hay que resolver los problemas internos y anomalías que existen entre los habitantes de este grupo y que son de público conocimiento”.
La comunidad Com Caía -de Recreo- pretende trabajar estas tierras de acuerdo a las necesidades que tienen y a su tradición. Foto: Archivo El Litoral/Flavio Raina