RECONOCIMIENTO A JUDÍOS
Homenaje a inmigrantes en
el Museo Judío de Berlín
DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL
EFE
Doscientas personalidades judías, que han aportado valores significativos al devenir de la Argentina en diversos campos como la literatura, la arquitectura, la educación o la ciencia, han sido reunidas en la llamada “Biblioteca de la memoria”.
En las contraportadas de esas obras inexistentes escritas imaginariamente por esas personas pueden leerse las biografías de cada personaje, al tiempo que en sus hojas interiores se repite siempre un mismo párrafo que alude a la comunidad judía en la Argentina.
Divida en cinco partes, la exposición, llena de simbolismos, cuenta también con “las Columnas del Apuntalamiento”, tres columnas de libros que van desde el suelo hasta el techo realizadas a partir de publicaciones en cuyas tapas puede leerse en varios idiomas “Sin memoria todo se derrumba” y que recrean una cita del Talmud, que habla de los tres pilares sobre los que se sostiene el mundo.
La simbología y el recuerdo son el tema principal de la exhibición, y así, la “Vereda de la memoria”, que recrea una calzada, incorpora placas que recuerdan a las víctimas del nazismo, así como los asesinados durante la dictadura militar argentina o al atentado de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), cometido en 1994 y que dejó como saldo 85 muertos.
CULTURA DE LA MEMORIA
Quienes visiten la exposición podrán también escribir el nombre de familiares o amigos que desaparecieron y colocarlo sobre la calzada, con la intención de que no desaparezcan de la memoria colectiva.
Una de las comisarias de la exposición, Ana Weinstein, explicó que “gran parte del sentido” de la exposición es criticar aquellos comportamientos humanos que, “basados en el odio, la discriminación, el fundamentalismo y totalitarismo, han torturado, matado y privado de identidad a otros seres humanos”.
Imitando la biblioteca vacía que se ubica en la céntrica BebelPlatz de Berlín en recuerdo de la quema de libros llevada a cabo en 1933 por los nazis, el Museo Judío acoge ahora, dentro de esta exposición, otra nueva biblioteca subterránea, aunque esta vez llena de libros y en la que un juego de espejos crea el efecto óptico de que sus estantes se proyectan hasta el infinito.
“Hay que recordar lo que les pasa a las sociedades y las naciones. El libro es la mejor forma de hacerlo, porque es testimonio y es creación”, manifestó Elio Kapszuk, asimismo comisario de la muestra.
La exposición se completa con una línea de tiempo que relata el desarrollo de la Argentina desde que consiguiera su independencia a principios del siglo XIX hasta nuestros días.
La sala cuenta también con un espacio dedicado al cine argentino, cuyos guiones incorporan tramas sobre los judíos y su vida en el país latinoamericano.
La exposición fue inaugurada por el presidente de AMIA, Guillermo Borger, quien recordó a las 85 víctimas del atentado, ocurrido el 18 de julio de 1994, así como el “deber moral de esclarecer su autoría”, como tributo a las víctimas y exponente de una “cultura de la memoria responsable”.
La idea de la exposición surgió del gobierno argentino, como parte del amplio programa paralelo a su participación como invitado de honor en la próxima Feria Internacional del Libro de Fráncfort, que se hará en octubre, y dentro de las actividades de conmemoración del Bicentenario de la Revolución de Mayo de la Argentina.
La exposición podrá visitarse hasta el próximo 10 de octubre en el Museo Judío de Berlín, cuya arquitectura, realizada con placas de zinc y titanio, intenta transmitir el sufrimiento del pueblo judío durante el Holocausto nazi.