Fernando Arizpe, arquitecto y especialista en urbanismo

“Lo importante es instalar en la

sociedad una reflexión urbana”

Destacó el trabajo realizado para alcanzar consensos al planificar el futuro de la ciudad. Señaló la necesidad de jerarquizar los corredores. Llamó a que “no se vea a la ciudad como un conjunto de edificios, sino como una realidad donde lo público y lo privado se mezclan con mayor intensidad”.

De la Redacción de El Litoral

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Si bien es mexicano naturalizado argentino, Fernado Arizpe conoce bien Santa Fe: desde hace cuatro años es docente de Urbanismo en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica. En diálogo con El Litoral, abogó por una planificación urbana susceptible de ser revisada a partir de instancias de participación y recordó que lo que se proyecta para la ciudad “no necesariamente tiene que ser realizado mañana o en una gestión municipal”. Arquitecto egresado en la Universidad Autónoma del Estado de Puebla, intervino hace poco en una de las reuniones organizadas por el Concejo Municipal local para someter a la evaluación de distintos actores sociales el proyecto de Ordenamiento Urbano.

—¿Qué opinión tiene sobre el proyecto y la premisa de sumar opiniones de distintos sectores?

—Me parece muy buena la idea de llegar a consensos. Sobre todo creo que la ciudad se merece en un momento dado ser observada a través de tres componentes importantísimos. Por un lado, está la gran masa de población, que somos todos, y tenemos un modo especial de participar y no es la misma que la de un especialista, un docente o un profesional. Y por otro lado está otra parte de la población, que sin descartar que puede estar en las otras dos esferas, tiene importante presencia por sus inversiones. Entonces están los que saben, los que pueden y los que necesitan, en medio de esto un plan para ver para dónde vamos en la ciudad, después los mecanismos técnicos de la Municipalidad y después un reglamento. Lo importante es instalar en esas tres esferas de la sociedad la reflexión urbana. Que no se vea a la ciudad simplemente como un conjunto de edificios sino como una realidad donde lo público y lo privado se mezclan con mayor intensidad.

A Santa Fe la observo como una ciudad potencialmente planificable, con más detenimiento puesto que tiene tasas de crecimiento bajas de población. Otra ventaja que le veo es que no tiene alteraciones topográficas. Y la densidad de población, es decir no solo la cantidad de población sino el número de población relacionada con su superficie, es muy adecuada. Lo que si creo es que se ha visto poco exigida, por eso me parece importante que la autoridad tome en cuenta que tiene que planificarla a través de consensos. Tiene la posibilidad de ordenar su crecimiento futuro optimizando inversiones y recursos.

—¿En qué sentido ha sido poco exigida?

—Porque uno puede cruzarla en poco tiempo. Obviamente que eso no conforma por sí mismo, sino que previene. Ya empiezan a sentirse algunos puntos de dificultad para la movilidad urbana y algunas debilidades en cuanto a que tradicionalmente, por ejemplo, muchos corredores urbanos han servido para circular con un solo carril de ida y otro de vuelta. Hay que compensar un poco, porque si todo lo demás estuviera para caminar... Pero tampoco es así, porque veredas y zonas ajardinadas están invadidas de pozos y faltas de senderos. Hay que repensar nuevamente los corredores.

—¿A qué se refiere exactamente con el concepto de corredor?

—Los corredores conforman una especie de armazón que permanece e identifica a la ciudad. Un esqueleto que siempre existe, independientemente de que la ciudad crezca o haya variaciones. Esa estructura está establecida a través de ciertos corredores que le dan ese carácter y se toma en cuenta para establecer vías de accesibilidad hacia toda la ciudad. Empezar por la cuestión de accesibilidad es válido y el gobierno local ha pretendido revisar la ciudad en cuanto a sus corredores. Y surge un cuestionamiento: ¿Dónde densificar? Porque la ciudad tiene que crecer, no la podemos encorsetar. Entonces ¿Para dónde crecer? Si nos seguimos extendiendo el problema va a ser el costo de la infraestructura para acceder a esos lugares y se va a dificultar la accesibilidad. La gente va a estar cada vez más lejos del centro, se van a generar más periferias y va a crecer la especulación. Esa ciudad es muy difícil de manejar y genera espacios problemáticos. Entonces apuesta uno a los corredores urbanos para visualizar donde es factible densificar.

Torres, autos y transporte urbano

—En la ciudad hay puntos donde construir en altura ya no parece viable. ¿Cómo hay que actuar?

—Tiene que haber estudios sistematizados como una apoyatura. Pero en lo personal, a simple vista, al microcentro lo reservaría para ya no crecer en altura o marcaría cierta densidad para respetar el patrimonio y solventar problemas por demasiada concentración. Lo que hay que hacer es pensar en la descentralización, a través de los corredores urbanos. Pero la ventaja de pensar en corredores y no en centralidades, es que una centralidad implica una periferia. Cuando uno diluye esa centralidad a través de los corredores empieza a pensar en escalas para que haya áreas de transición.

—Otro tema preocupante es la mayor cantidad de vehículos y una infraestructura vial igual que varios años atrás. ¿Cómo afrontar esta problemática?

—En primer lugar, nadie puede resolver el problema sin conocer el origen. El problema de la movilidad urbana se resuelve a través de estudios que digan, en un momento dado, como se mueve la ciudad. Y serán bases para elaborar políticas de desarrollo. Si no tengo una base técnica y otras lecturas como la social, la espacial y la arquitectónica es difícil tomar decisiones. Puedo dar soluciones que generen más problemas que los que había. Hay que resolver el problema, pero haciendo la mayor cantidad de lecturas sistémicas que tiene la ciudad.

Experiencias “institucionalizadas”

Para Arizpe al abordar el desarrollo urbanístico de una ciudad “con toda solución, indefectiblemente viene un problema”. “No existe una solución absoluta, que no piense la gente que el hecho de hacer un reglamento resuelve la ciudad, sino que hay que participar. El plan es algo cíclico, siempre en actualización, hay que promover, proponer, equivocarse y corregir. Pero si no lo hacemos, es peor” aseguró.

Manifestó que lo que hizo atinadamente la Municipalidad “es un plan que a lo mejor está totalmente terminado, que es perfectible, pero ya está y hay que respetarlo”. Aunque estimó que lo ideal es que “la sociedad se apodere de ese plan, que no quede en la instancia municipal como parte nada más de una gestión”. Por eso -consideró- “es importante que la ciudad se apropie del plan y entonces no sea la autoridad la que imponga planes, sino que el plan sea el que imponga lo que tiene que hacer la autoridad”.

En este sentido, recordó que varias ciudades del mundo generaron los llamados Institutos de Planificación, instancias con participación público privada “a prueba de transiciones administrativas”. Curitiba (Brasil) y San Luis Potosí (México) son ejemplos latinoamericanos donde se desarrollaron este tipo de experiencias.

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“No existe una solución absoluta, que no piense la gente que el hecho de hacer un reglamento resuelve la ciudad, Hay que participar” indicó.

Foto: Mauricio Garín

Arquitectura

y urbanismo

Más allá de sus opiniones respecto al ordenamiento urbano de Santa Fe, y dado su rol de formador de futuros profesionales de la arquitectura, Arizpe destacó la relevancia de brindarles herramientas relacionadas con el urbanismo. “Durante mucho tiempo, sobre todo a principios del siglo XX, hubo un divorcio muy fuerte entre arquitectura y urbanismo. Ahora la arquitectura está mucho más abierta, depende del urbanismo y viceversa, porque al final de cuentas estamos hablando de espacios” describió. “El arquitecto domina la creación espacial y hay que aprovecharlo desde un punto de vista urbanístico, no sólo arquitectónico” remató.

/// EL DATO