Enfermo de literatura

Por María Luisa Miretti

“Y Pasavento ya no estaba”, de Enrique Vila-Matas. Mansalva, Buenos Aires, 2008.

Los cuerpos y las voces desdibujadas. Vila-Matas (Barcelona 1948), enfermo de literatura, la padece, la vivencia y la contagia a través de sus obras. Lo hemos comprobado en todas sus producciones, en las que resulta imposible eludir asociaciones con autores, épocas, “ismos” relacionadas al mundo literario. Más explícito en “Historia abreviada de la literatura portátil” o “El mal de Montano”, acá vuelve a incursionar casi a modo ensayístico, en cuestiones literarias que suceden -en su mayoría- en la Argentina.

“Salí de su vida como se sale de una frase”, la vida, las imágenes, los sueños, las personas y sus historias se desdibujan entre realidad y ficción ya que a todo le encuentra algún sesgo literario, nombres, hechos, fechas.

En esta interesante propuesta, advierte que así como no se entiende a Beckett sin la mecedora de Murphy, o el Gran Gatsby sin Scott Fitzgerald, o Erdosain sin Arlt, el autor teme ser olvidado como le sucedió a uno de sus personajes, el Dr. Pasavento (“Doctor Pasavento”, 2005). Por eso aclara que los textos reunidos tienen un aire de familia que le viene dado por el eco y la nostalgia de esa desaparición “Muchos años después de terminados, los libros siguen persiguiéndome”. Realizadas las advertencias, resulta sugestiva su revelación sobre su lentitud para entender ciertos comentarios o valoraciones de su obra.

Sucesivamente, va discurriendo entre autores extranjeros y argentinos haciendo relaciones entre expresiones manifiestas y sugeridas. Beckett, Duras, Kafka, Benet, Melville, Borges, Cortázar, Gombrowicz, Kociancich, Bioy, el Boom, Fitzgerald, Arlt -“ese juguete rabioso que es el mundo”-, para luego volver a Duras y detenerse en el detalle, dando a conocer confesiones íntimas ligadas a su literatura.

Sobrevuela cada autor con recuerdos y anécdotas que asocia al desafío de su realización y existencia a través de las letras y luego pasa a considerar temas candentes relacionados con la importancia de la narrativa “no puedo llegar nunca a conocerme, pero sí puedo narrarme y la práctica de narrar es central en nuestras vidas, es un punto de conexión entre todos nosotros”, destacando en otro capítulo, el peso que deben soportar muchos escritores por los ilustres que le antecedieron y con quienes inevitablemente son comparados.

Dinámico, ágil, va saltando entre nombres, sitios y hechos comunes o diferentes tal como es su estilo- sin dejar de mencionar ni relacionar personajes clave de cada país (Maradona).

De igual modo, recuerda en cine (“Sed de mal”), cuando Marlene Dietrich le dice a Orson Welles “no tienes futuro”. La fuerza contundente de la palabra le permite percibir que “... cuando oscurece, siempre necesitamos a alguien: todos somos vulnerables, nos sentimos solos, tenemos muchos miedos y necesitamos mucho afecto”, mientras los cuerpos y las voces se desdibujan hacia nuevas formas en la literatura.

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Enrique Vila-Matas.

Foto: Archivo El Litoral