Lo que dejó la Feria del Libro

Los textos infantiles, en el

podio de los más vendidos

La literatura para niños ocupó el mayor volumen de las ventas, estimaron desde las librerías. En materia educativa, materiales de estudio para docentes (pedagogía, didáctica y métodos de aprendizaje), universitarios y profesionales, junto a libros técnicos y de oficios tuvieron buena salida.

De la redacción de El Litoral

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La XVII edición de la Feria del Libro que culmina hoy, mostró algunas tendencias sobre consumos editoriales de los santafesinos. Los libros infantiles (principalmente los recreativos, como cuentos, y también los educativos) ocuparon el primer puesto entre los más vendidos, y desde algunos stands estimaron que ocupan cerca del 90 % del total de ventas. Novelas, best sellers y textos de autoayuda completaron el podio: fueron las vedettes del evento, como casi todos los años. Debe añadirse un novedoso repunte de los libros de investigación periodística y novelas históricas.

Hay de todo en materia de literatura infantil: desde pequeños libros muy económicos que se consiguen desde 1,60 pesos, con cuentos o formas para colorear, hasta costosas ediciones con figuras para armar, con formas, texturas y colores, con valores que alcanzan los 200 pesos, si no más. Los más costosos son los destinados a niños de la más temprana edad.

“Parece mentira, pero los papás apuntan a los libros más caros”, comentaron desde uno de los stands. Si bien son recreativos, estos materiales tienen una función educativa y de apoyo escolar, ya que facilitan desde los primeros años el reconocimiento de palabras (y su representación en formas gráficas), el aprendizaje de la lectura y la escritura. Familiarizan además al niño con el libro como objeto de saber.

“Gracias, Harry Potter”

¿Y qué pasa con los chicos en edad de secundaria? “Gracias, Harry Potter”, bromea Mirta, de Alicia Libros. Y explica: “Desde que se desató el boom de estas sagas de J. K. Rowling, Las Crónicas de Narnia, Crepúsculo, etc., los adolescentes se engancharon con la lectura. Y con eso, les resulta más fácil leer la literatura que le piden en el colegio como lectura obligatoria, como las obras de García Márquez, Sábato, Cortázar...”, opinó.

Los docentes también tienen presencia en la feria: “Te diría que los maestros de distintos niveles son clientes predilectos: compran casi “compulsivamente’ textos de pedagogía, manuales sobre didácticas y métodos de aprendizaje, alfabetización, lectoescritura, etc. Esto está teniendo salida, pero siempre para un público específico y acotado”, coincidieron representantes de la librería De-Ma y Dana Ediciones, presentes en la feria.

Sólo para entendidos

Además de los libros sobre formación en educación y ciencias sociales, han tenido buena salida los textos disciplinares, que son para públicos específicos como profesionales y estudiantes de carreras terciarias y universitarias. “En áreas como filosofía o historia trabajamos bien con este público”, aportó Luis, de librería Palabras Andantes.

Al “premio revelación” de la feria se lo llevan hasta el momento los libros de oficios (tornería, herrería, diseño y dibujo, fotografía y una gran variedad de opciones): “No es educación formal, son manuales para aprender algún oficio, y hasta como hobbie en algunos casos; la gente busca bastante estos textos, para aprender algo rápido sin tener que hacer algún curso”, comentaron desde otro stand.

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Los textos infantiles tuvieron un alto nivel de ventas en la edición 2010 de la Feria del Libro.

Pablo Aguirre

/// APOSTILLAS

Consumo no es hábito

Compra y consumo de libros no es lo mismo que hábito de lectura. Para Mirta, de Alicia Libros, “el público que viene a la feria lo hace para pasear, para distenderse, para traer a los chicos. Pero no es el que compra regularmente libros todo el año. El que tiene el hábito de lectura va a la librería a buscar una obra o autor específico, no espera la feria para comprar”, comentó.

Los papás, más “desprendidos”

Otro de los libreros consultados se sinceró: “A nosotros nos conviene que a los chicos los traigan sus papás, porque son más desprendidos al momento de comprar. Las madres son de preguntar precios, de cuidar más el monedero. Y, por lo general, al momento de comprar un libro infantil, siempre se aspira a los libros más costosos”, dijo.