Elecciones en la Central de Trabajadores de la Argentina
Elecciones en la Central de Trabajadores de la Argentina
CTA: Micheli reclama la personería gremial
El rol de las organizaciones sindicales frente al gobierno nacional separa aguas en la CTA, que el 23 va a las urnas. Micheli critica la conducción actual de Hugo Yasky.
De la redacción de El Litoral
“En la Argentina es más difícil ser delegado de los trabajadores que presidente de la Nación”, exagera el candidato opositor a secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina, Pablo Micheli, para dejar claro su rechazo a lo que llama “el unicato gremial”, que “impide que los trabajadores se puedan organizar”.
Piensa que el modelo de la CGT, y sus dirigentes, son responsables de que hoy apenas el 13% de los lugares de trabajo tengan delegados gremiales.
La semana pasada estuvo en Santa Fe. Habló con los dirigentes locales de la CTA que respaldan a la lista de la oposición y recorrió los medios de comunicación: Pablo Micheli está en campaña y aunque dispara fogoso las consignas de la lista 7 no esquiva las reflexiones.
Es el secretario general de ATE nacional y ha venido a advertir que esa organización apoya a la lista que homenajea a Germán Abadala y Agustín Tosco. ATE provincial -en cambio- respalda la nómina de la conducción actual, encabezada por Hugo Yasky, a quien Micheli critica: “Hoy Yasky está más cerca de la concepción de central más al estilo CGT que al estilo CTA. Esto nos pone en contradicción, nos preguntamos para qué nos fuimos de la CGT y armamos CTA si vamos a construir una central igual a la que ya existía...”, confronta.
Afirma que las diferencias no van a quebrar la central pero subraya que no se ha avanzado en reclamarle al gobierno la personería gremial: “tenemos fallos de la OIT en reiteradas oportunidades para que la CTA sea reconocida y de todas las centrales obreras del Mundo, y fallos de la Corte Suprema, pero dentro de la CTA tenemos una contradicción con Hugo Yasky porque todos estos años han sido “no hagamos olas’, “portémonos bien que Tomada me prometió’, etc, etc... Ya van 6 años”.
Una Central central
Micheli dice que la “la CTA es la expresión de los trabajadores y las trabajadoras, con autonomía de los partidos políticos, de los grupos económicos y de los gobiernos. Es el espacio de todos los trabajadores, con o sin empleo, los que somos parte del nuevo mundo laboral tras el paso del neoliberalismo por la Argentina: desde los trabajadores con sus salarios en blanco hasta los que sufren el empleo informal, en negro, precarizado, los cuentapropistas, los jubilados, los pueblos originarios, los derechos humanos... CTA es la expresión del movimiento social y no exclusivamente la expresión de una corporación sindical”, define.
“Así entendemos a la CTA y así desarrollamos nuestra acción cotidiana. La organización que queremos debe reafirmar estos principios fundacionales: lamentablemente, con la conducción del actual secretario general (Yasky) está en duda la autonomía de la central por su relación con -por un lado- el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, y con el gobierno nacional”, agrega.
“Nosotros tenemos una concepción de movimiento, de construcción política, que se expresa a través de lo que hemos llamado la Constituyente Social, que en realidad es juntar al campo popular: desde los sindicatos que luchan por sus reivindicaciones y los partidos que reclaman mejorar las condiciones de vida, hasta las madres que luchan contra el paco, o los ambientalistas que lo hacen contra la minería a cielo abierto”.
Cabeza, no columna
“Este gobierno nacional cree en el pensamiento único, en el partido único, en el sindicato único”, dispara Pablo Micheli (candidato a secretario general de la CTA por la oposición) y prepara su mejor dardo para cuando se le recuerda que proviene del peronismo -y su relación histórica con los sindicatos- la idea de que los trabajadores deben ser la columna vertebral del movimiento. “Nosotros creemos que los trabajadores tenemos que ser la cabeza, no la columna vertebral del movimiento. Debemos serlo, asumirlo, o no habrá verdadera transformación. Debe construirse una fuerza que respalde las transformaciones con su lucha en la calle”, sostiene.