EN LA MARECHAL

Silencios de familia

El Grupo Extensión 1, dirigido por Mariano Dufour, estrenará este sábado la obra “El silencio que nos sucederá”, escrita y dirigida por Mariano Dufour y con las actuaciones de María José Percara, Santiago López, Federico Merlo y Varinia Zelko.

EN LA MARECHAL

La puesta en escena aborda el silencio que no nombra, no habla de lo perdido, y que se escribe. Invita la Municipalidad de Santa Fe. Foto: Gentileza producción

 

De la redacción de El Litoral

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Una historia que aborda los silencios, dentro de la familia, se estrenará este sábado a las 22 en la Sala Marechal del Teatro Municipal (San Martín 2020). Allí, a las 22, se estrenará “El silencio que nos sucederá”, una obra del Grupo Extensión 1 dirigida por Mariano Dufour.

La puesta cuenta con las actuaciones de María José Percara, Federico Merlo, Varinia Zelko y Santiaga López quienes le dan vida al silencio que no nos nombra, no nos habla de lo perdido, y que se escribe. La historia parte de “un fin de semana con Johana que nos dejará entrever un recorte de sus vidas en el que quedan más cabos sueltos que explicaciones y respuestas. En este fin de semana de convivencia, lo absurdo se instala como cotidiano y lo patético como lo familiar”.

La puesta cuenta con producción de Pablo Tibalt, surgió en el taller de dramaturgia que organizó en el 2008 el Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia, coordinado por Mauricio Kartun y su equipo, y se completa con la dramaturgia del actor/director/escena.

La visita del fin de semana

La obra nos acerca al fin de semana de una familia que debe recibir a un visitante, un integrante perdido o abandonado: Johana. Transcurre en una casa donde urge decir algo para que el silencio no nombre, no hable de lo perdido, de la ausencia. Para ello sus habitantes escriben, deciden olvidar o se abandonan a la inercia de la vida como diferentes formas de pasar el tiempo.

Para esta familia, hay otra posibilidad de producir sentido con la llegada de Johana. Pero el sentido va en la misma dirección temporal que la entropía, es decir, la dirección del devenir que señala la flecha del tiempo, imposible de torcer, aunque pueda decidir mirar hacia atrás o hacer una pausa.

La historia parte de la llegada de Johana a una casa donde ya hay una joven, Rocío, su hermanastra y proyecto de cineasta que ensaya posibles finales para un corto sobre los modos de existencia de un gallinero rudimentario, y para quien escribir cine es un modo de evitar la fractura psíquica, de crear otra realidad que la ampare de sí misma. Su mamá es una mujer que tiene a su hija como fruto de una violación, se separa -y es separada- de ella hasta este fin de semana. A partir de una disminución visual, su historia es un mundo sonoro y de bultos en el espacio incierto, casi como la protagonista de una telenovela de los ochenta. Su papá, Rubén, es un policía que en el fin de semana pierde en su casa el arma reglamentaria y genera la oportunidad potencial de que cualquiera pueda usarla.

En estas condiciones iniciales, de gran inestabilidad, cualquier fluctuación por simple que sea hace imposible la previsión de un estado final. De este modo, en “El silencio que nos sucederá” el espacio urbano se tiñe de situaciones absurdas con animales de granja y con los descampados de Monte Vera, recuerdos del pasado que no dejan de suceder, guiones cinematográficos, la dulzura de la telenovela de Grecia Colmenares y el desamparo a través del desopilante itinerario de las relaciones entre padre, madre, hijas, hermanastras, padrastros.