Sólo la dupla confiaba en estos dos carrileros
Silla eléctrica sin voltios. Tanto Marito Sciacqua como Roberto Marioni —al lado el profe Pablo Virgilio— sentados en el banco de manera interina anoche frente al San Lorenzo de Ramón Díaz. Gran acierto de la dupla en el “invento” de los carrileros para las bandas. Foto: Pablo Aguirre
Hubo varios aciertos: armar defensa zonal, dos volantes tapones que no pasaron la línea de la pelota y el desequilibrio por las bandas con dos “inventos”.
Curuchet es puntero y Damián Díaz enganche
Darío Pignata
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Es tan amplio y opinable el fútbol. Voy a ser sincero: cuando Marito Sciacqua-Roberto Marioni confirmaron los carrileros para jugar con San Lorenzo pensé que estaban locos y que estaban jugando a la ruleta rusa por las bandas. Porque el pibe Facundo Curuchet —el más rápido del plantel— es delantero (es más, diría puntero) y porque Damián Díaz venía con el molde de todo habilidoso: técnicamente dotado pero físicamente sin apego a la contención, a la marca, al ida y vuelta de una banda.
Hoy la realidad indica que los carriles de los campos de fútbol en la Argentina son como la 9 de Julio a las 10 de la mañana: una guerra donde el que se descuida, pierde. Y allí, en el frente de batalla, Colón ponía dos soldados que no estaban acostumbrados a la primera línea de fuego, al desgaste, al mano a mano permanente.
Sin embargo, allí estuvieron los pistones del equipo y una de las claves para inclinar la balanza a favor. Porque antes del partido uno pensaba ¿cómo lo va a parar Damián Díaz al “Burrito” Rivero que es un “8” típico que corre, corre y corre sin parar? Sin embargo, se terminó preocupando más el capitán de San Lorenzo por el “10” de Colón. Incluso, en el vestuario, Ramón Díaz intentó solucionar ese problema colocando a Luna bien abierto y cerrando un poco a Rivero.
Del otro lado, Curuchet multiplicó pulmones y le ganó en las corridas a Placente las veces que se lo propuso. No dio ventajas en la marca y siempre que viajó para atacar, volvió a defender. Hubiera coronado el pibe también una noche perfecta con gol si se daba cuenta de tirarse en una contra de “Pipita” que cruzó todo el arco sin que Fuertes ni Curuchet la empujaran. En realidad, soplando... entraba.
No de casualidad los dos, Damián Díaz y Facundo Curuchet, salieron reemplazados por Larrivey y Ramírez, respectivamente. Es que terminaron “fundidos”, sin piernas, pero con la alegría enorme del deber cumplido.
¿Por qué jugaron bien?
El mayor mérito fue de Sciacqua-Marioni que imaginaron a los dos en esa función que nunca desempeñaron. Desde la propuesta, la dupla convenció a los jugadores que podían jugar allí y marcar diferencias: Díaz con su técnica, Curuchet con velocidad.
Pero además, generaron un circuito táctico-estratégico para protegerlos y no dejar nada librado al azar, con dos aspectos bien definidos:
— 1) Defensa zonal bien cerrada en lugar de la línea de tres
— 2) Dos volantes centrales para contener más que para jugar
Entonces, tanto Damián Díaz como Curuchet fueron siempre. Es cierto que pusieron mucha voluntad para volver, pero además estaban sus espaldas a salvo: Raldes no pasó nunca al ataque y Quilez no lo hizo más después del 1-0.
Así, los dos abrelatas ganaron el duelo del carril y fueron decisivos a la hora de inclinar la balanza del juego a favor de Colón. Ninguno de los dos había jugado jamás allí. No lo hizo Damián Díaz en Central, Boca o la Católica. Y tampoco Curuchet en inferiores.
Se llevaron los dos —también Higuaín— aplausos generalizados cuando llegaron los cambios. Y recibieron las felicitaciones de la dupla interina. Es que para ser honestos y decir la verdad, sólo Mario Sciacqua y Roberto Marioni confiaban en que un “10” y un puntero derecho podía jugar por los carriles. Y jugar bien. Y ser decisivos.
“Están locos”, le dije a un amigo cuando me llamó desde la práctica para confirmarme el equipo con el “Kitu” y Facundo de carrileros. Los comentaristas de fútbol, muchas veces, nos equivocamos en los famosos análisis previos de un juego. Es que siempre en la cancha a la verdad la tienen los jugadores. Y otras veces los entrenadores, como Sciacqua y Marioni.