Encuentro y puesta en común de estrategias de apoyo

Tutores: una “brújula” en el desconcierto del primer año

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El encuentro de tutores alumnos se realizó ayer y hoy en el Foro Cultural Universitario. Los jóvenes socializaron experiencias. Foto: Guillermo Di Salvatore.

Son estudiantes avanzados -becarios- que asisten académicamente a alumnos del primer año, la etapa crítica de la universidad. Se reunieron para socializar experiencias. Hablaron de los problemas más frecuentes que detectan: falta rutina de estudio, de adaptación y autonomía.

 

Luciano Andreychuk

landreychuk@ellitoral.com

Están ahí, en los pasillos universitarios y en las aulas, en la “trinchera” incómoda del primer año, la etapa más crítica de una carrera superior. Pivoteando entre las exigencias de los docentes y las necesidades de los ingresantes. Son el oído atento de los problemas que los jóvenes estudiantes nunca confiesan: dificultades académicas, vocacionales -y a veces hasta emocionales- que deben afrontar los recién entrados a la Academia, a quienes esa “a” mayúscula ya mete miedo. Están para dar una mano, orientar y acompañar.

Trabajan en grupos reducidos, y a veces en forma personalizada, extra horarios. Silenciosamente. Son alumnos avanzados -becarios- que tienen una misión: detectar dificultades académicas en los ingresantes y darles apoyo, actuando de nexo entre éstos y los profesores para resolverlos. Entre ayer y hoy los tutores alumnos de la UNL se reunieron en el Foro Cultural para intercambiar y sociabilizar experiencias. Para hablar de los problemas más frecuentes que deben afrontar y las estrategias empleadas para resolverlos.

Los tutores son mediadores en ese sinuoso tránsito entre articulación, ingreso y permanencia en la universidad. Un puente entre el alumno y el docente. “El alumno tutor, como tiene la ventaja de la experiencia vivida, puede transmitir y dialogar abiertamente con el ingresante que tiene alguna dificultad, en una relación de paridad. Detectar puntos críticos y comunicarlos, para luego buscar una solución. Ellos están para contraatacar la deserción universitaria y el fracaso en los estudios superiores, y contribuir al mejoramiento de las tasas de retención”, explicó a El Litoral Darío Mejías, director del área de Articulación, Ingreso y Permanencia de la UNL.

Dificultades

Respecto de la mecánica de trabajo, el alumno tutor se incorpora a una comisión bajo la supervisión de un director docente, y previamente tiene que armar un plan de trabajo coordinado. Trabaja en el aula, en grupos reducidos, y hasta en los pasillos, con los chicos que tienen dificultades. Observa los parciales, hace seguimientos, escucha, despeja dudas.

¿Cuáles son las dificultades más frecuentes? Las de orden académico, que hacen a la cultura y a la circunstancia de ser universitario: “Se notan problemas habituales sobre cómo estudiar, cómo exponer en clases, qué tiempo dedicar a la preparación de una materia, cómo complementar un libro con los apuntes personales. Y en la adaptación al ámbito de estudios superiores”, dijo Mejías.

Una frase muy común es “no llego al examen”. Los aplazos en las materias del primer año no tienen tanto que ver con que no se habían aprendido los contenidos, “sino con que no se prepara suficientemente la materia: no se ajustan los tiempos necesarios”, dijo el director. Entonces, el alumno tutor “sabe transmitir a los chicos cómo organizarse, cómo armar los tiempos y rutinas de estudio, o de qué manera seleccionar los materiales obligatorios y complementarios, y la síntesis del material”.

También aparece el aspecto emocional, que también se tiene en cuenta porque incide en los resultados finales. “Además de lo académico, que siempre se apuntaba como causa principal de abandono de estudios, se consideran otros factores: sociales, familiares, económicos, emocionales, de adaptación a un nuevo contexto totalmente distinto a la secundaria”. El alumno tutor “es un actor clave para la adaptación y la autonomía en el inacabable universo de la universidad”, cerró.

“Los chicos no saben estudiar”

“Los chicos ingresantes no saben cómo estudiar. No conocen estrategias de estudio. Esa es la dificultad más frecuente que se observa. Y ahí entramos nosotros, para orientarlos”, relató a El Litoral el alumno tutor Manuel López Saco (24), quien está realizando prácticas finales de Medicina. “También se ve que hay muchos chicos que no miden adecuadamente los tiempos que demanda la preparación de una carrera. La adaptación a los tiempos y exigencias de la facultad, es otra dificultad”, dijo.

“Nosotros estamos observando y colaborando en encuentros tutoriales. Detectamos las principales dificultades que se le pasan por alto al docente, y ahí actuamos de nexo”, refirió el joven. ¿Cómo trabajan los tutores? “En medicina trabajo con grupos reducidos de entre 11 y 15 personas, dos reuniones semanales de dos horas, pero se hace extrahorario. Si hay algún problema de tipo vocacional, advertimos al área de orientación psicopedagógica; o si el problema es económico, nos ponemos en contacto con el área de becas. Esa es la función”, explicó.

 

/// EL DATO

Becas

El programa de becas de tutoría de la UNL -que se implementa desde 2005- cuenta con 85 becarios, estudiantes avanzados de la universidad que deben tener más de 50 % de la carrera aprobada-, y son seleccionados por una comisión. Además, hay 60 becarios del programa nacional Paceni, y otros 10 de Becas Bicentenario. Cada becario tutor recibe un curso de formación.

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En el territorio del pasillo universitario del primer año, adonde subyacen las dificultades educativas, están los tutores actuando de nexo. Es muy importante la función que cumplen”.

Ing. Hugo Erbetta

(Secretario académico UNL)