Damas dedicadas al alivio de la humanidad doliente

La Sociedad de Beneficencia del hospital Cullen festejó sus 150 años de vida. La nota recuerda a todos los que colaboraron en tan loable labor de humanitarismo social, inspirados en los principios de caridad cristiana.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS/MUSEO HISTÓRICO. FOTOS. EL LITORAL.

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Manuela Virasoro de Busaniche, una de las presidentas, visitando a las enfermas asistidas en el Hospital de Caridad.

Pascual Rosas, comerciante y político rosarino, no dejó pasar más de dos días desde que asumió como gobernador de nuestra provincia para impulsar uno de sus proyectos innovadores y progresistas: la creación de la Sociedad de Beneficencia de la Capital.

Por eso, el 12 de diciembre de 1860 firmó el decreto para su creación, en tiempos en que la Confederación y Buenos Aires mantenían una paz ficticia, ya que los porteños no asumían la derrota en la batalla de Cepeda y buscaban revancha.

Esto ocurrió hace 150 años, motivo por el cual esta institución organizó una serie de eventos para recordar esa fecha y rendir homenaje a aquellas primeras damas que destinaron sus horas para trabajar por los pacientes que recibían asistencia en el que luego fuera hospital de Caridad, hoy Cullen. Uno de ellos consistió en una muestra homenaje en el Museo Histórico Provincial de diferentes objetos pertenecientes a integrantes de su comisión directiva, cuya curaduría estuvo a cargo del Prof. Julio Tochi.

Según consta en el decreto firmado por Pascual Rosas, las atribuciones de la Sociedad de Beneficencia serían “la dirección y vigilancia de las escuelas de niñas de la capital, la atención y el cuidado de los hospitales y todos los establecimientos públicos que se fundasen, dirigidos al bien de las personas de su sexo y al alivio de la humanidad doliente”.

Para acelerar el cumplimiento de ese decreto se había formado una comisión de vecinos integrada por P. Claudio Seguí, Dr. Simón de Iriondo, Mariano Comas, Manuel Ignacio Pujato y Mariano Puig, y se establecía al 25 de diciembre como fecha para “la instalación de la Sociedad de Beneficencia, cuyo acto tendrá lugar en el antiguo cabildo”.

De esta manera, el viejo Cabildo fue testigo de este hecho histórico, que ocurrió con la participación del gobernador Pascual Rosas, el ministro de gobierno Dr. Simón de Iriondo y el vicario Mons. José Gelabert Crespo.

La institución fue puesta bajo la protección de Nuestra Señora del Carmen, cuya imagen en épocas de la presidencia de Beatriz Sañudo de Moscoso, fue reintegrada a su lugar de origen, el altar a ella dedicado en la iglesia Catedral Metropolitana de Santa Fe.

SOCIAS FUNDADORAS

El 21 de diciembre de 1860, Pascual Rosas firmó otro decreto para nombrar a las socias fundadoras de la Sociedad de Beneficencia de la Capital.

Se trataba de las siguientes señoras: Ana Comas de Zavalla, Mercedes López de Comas, Vicenta Gálvez de Iturraspe, Gertrudis de la Torre de Puig, Carmen Aldao de Gómez, Fortunata Sañudo de Comas, Dolores Rodríguez de Fresno de Crespo, Isabel Aldao de Rodríguez Andrade, Carmen Freyre de Iturraspe, Josefa Echagüe de Echagüe, Josefa Morcillo de Argento, Francisca Maciel de Gollan, Ángela de Larrechea de Echagüe, Anastasia Roldán de Galisteo, Elena Iturraspe de Cullen, Mercedes de la Torre de Peiteado y Faustina Baldiviezo.

La institución trabajaría en tres subcomisiones cuyas funciones serían: la visita diaria a los hospitales, la inspección del estado de los establecimientos de educación de las niñas y la recaudación de limosnas en la ciudad.

Según los registros existentes, la primera comisión directiva estuvo integrada de la siguiente manera: presidenta: Fortunata Sañudo de Comas; vicepresidenta: Petrona Candioti de Iriondo; tesorera: Lina Bernard de Beck; secretarias: Sabina Niklison de López y Flavia Sañudo de Jobson; asesor: Mariano Comas.

SÓLO PARA HOMBRES

En esa época, la ciudad contaba con un sólo establecimiento de salud, creado por el Brigadier Estanislao López, conocido como hospital militar o de hombres, y edificado en la manzana de las actuales calles San Martín (al este), Jujuy (al sur), San Jerónimo (al oeste) y Uruguay (al norte).

Pero como no contemplaba la atención de las mujeres, el gobierno se vio en la necesidad de construir “unos cuartos” en la parte posterior del viejo edificio para dicho cometido. Ese era el sector que visitaban y supervisaban las señoras de la beneficencia.

En 1865, siendo presidenta Petrona Candioti de Iriondo, se encomendó a la Sociedad la administración total del hospital, tanto las salas de hombres como las de las mujeres. La tarea sobrepasó la capacidad de acción de las señoras, motivo por el cual solicitaron a Italia la venida de las hermanas de la Congregación de Hijas de la Caridad de Nuestra Señora del Huerto. Fue así que en 1869 llegaron las cuatro primeras hermanas, bajo la presidencia de Elena Iturraspe de Cullen.

Otra destacada labor fue la emprendida por la presidenta Julia Lassaga de Busaniche, quien hizo dotar de agua corriente al hospital; inauguró salas para la atención de niños y reacondicionó el Asilo del Buen Pastor. Con ella comenzaron las gestiones para la construcción de un hospital, acorde a las necesidades del momento.

UN NUEVO HOSPITAL

Las obras del nuevo hospital de Caridad -inaugurado el 9 de julio de 1909, con empeño y sacrificio- la encararon las presidentas Isaura Echagüe de Aldao, Sara García Vieyra de Freyre y Josefa Molina de Echagüe.

Con el paso del tiempo fue necesario hacer ampliaciones y reacomodamiento de lo ya construido. Fue así como la presidenta Mercedes Cullen de Aldao levantó contiguo al hospital el templo de Nuestra Señora del Huerto, de marcadas características eclécticas propias de la época; durante la gestión de Esmeralda Rodríguez Galisteo de Zapata se realizaron las galerías que unen ambos edificios, permitiendo la circulación de los enfermos; con la presidencia de Matilde Porta de Molinas se levantó la Maternidad, también contigua al hospital, con fondos legados por Petrona Imelda Torregrosa.

Asimismo, en los más de 30 años de presidencia de Lydia Cullen de Videla se construyó la sala de guardia y su rampa de acceso, las nuevas instalaciones de la cocina central, la sala de posoperatorio de enfermos graves y la sala de Neurocirugía, el Servicio del Quemado, de Cirugía Torácica y Cardiología, el block de Neurocirugía y el costurero central, entre otras.

También se construyeron habitaciones para alojar a las madres que tenían a sus hijos internados; se inauguraron las dependencias de la Facultad de Bioquímica; se erigió el Servicio de Fisiatría, Banco de Sangre, Laboratorio y Vacunación y el Área Programática; dormitorios para médicos de guardia; aula para la cátedra de prácticas finales de Bioquímica; remodelación total de las salas de los servicios de Urología, Quemado, Traumatología, Radiología, Laboratorio de Bioingeniería; Cardiología; residuos patológicos y depósito de medicamentos; Nefrología; Hemodinamia y Shock Room, entre otros.

LAS PRESIDENTAS

Entre 1860 y 2010, las siguientes señoras presidieron la Sociedad de Beneficencia, en una o varias oportunidades, según el caso: Fortunata Sañudo de Comas, Ana Comas de Zavalla, Petrona Candioti de Iriondo, Mercedes de la Torre de Peiteado, Tránsito Zavalla de Aldao, Elena Iturraspe de Cullen, Emilia González de Cabal, Josefa Comas de Cullen, Mercedes Zavalla de Iriondo, Trinidad Comas de Puig, Tomasa de Iriondo de Cullen, Flavia Sañudo de Jobson, Rosa Galisteo de Rodríguez, Micaela Comas de Aldao, Rosa Echagüe de Funes, Manuela Iturraspe de Freyre, Eulogia Rosas de Gálvez, Telma Picazo de Crespo, Adela Garzón de Cafferata, Mercedes Aldao de Crespo, Julia Lassaga de Busaniche, Mercedes Cullen de Aldao, Isaura Echagüe de Aldao, Sara García Vieyra de Freyre, Josefa Molina de Echagüe, Esmeralda Rodríguez Galisteo de Zapata,

María de Iriondo de Gómez, Eufemia Livi de Videla, Joaquina Parma de Iriondo, Elena Cervera de Candioti, Juana Candioti de Barraco, Manuela Virasoro de Busaniche, Matilde Porta de Molinas, Esmeralda Rodríguez Galisteo de Pujato, Lydia Cullen de Videla, Beatriz Sañudo de Moscoso, Carmen Román de Caputto, Evangelina Menchaca de Mántaras, Estela Kreska de Orio, María Cristina Zamora de Lupotti, Ana María Pautasso de Paladini y Ana María Feller de Zuquelli.

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El hospital de Caridad (hoy José María Cullen), al momento de su inauguración en 1909.

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Objetos personales de socias fundadoras y otras damas fueron expuestos en el Histórico.

COMUNIDAD SOLIDARIA

Fueron muchos los médicos que -desinteresadamente y sin cobrar salario- contribuyeron con la institución, atendiendo a los pacientes.

Entre ellos se cuenta a los Dres. Jacinto Luis Fontán, José María Quintana, Cándido Pujato, Miguel Parpal, Juan P. Beleno, Pedro Lucas Funes, Pedro J. Saurit, José Elías Gollan, José María Cullen, Eliseo Videla, Miguel Trucco, Luis Barletta, Rodolfo Candioti, Domingo Pujato, Pedro Gómez Cello, Francisco Eguiazú y Raúl Pujato. A muchos de ellos se los recuerda con la imposición de sus nombres a salas y servicios del hospital.

También ofrecieron su tiempo y su trabajo asesorando en sus diversas gestiones, los abogados Luis Blanco, Alberto J. Molinas, Magín Ferrer, Juan Luis Correa Iturraspe, Elías Guastavino Ureta, Esteban Gaggiamo, Jorge Mosset Iturraspe; los escribanos Santiago Irigoyen Freyre y Miguel Alfredo Irigoyen; los contadores públicos Ambrosio Maciel, Raúl Ortega y Norma Ochoteco; los arquitectos Domingo Tettamanti, José Mai, Santiago Toretta y Carlos Weiskal, entre otros.

En tanto, se destaca el aporte generoso de los gobiernos municipal, provincial y nacional, y las permanentes donaciones de particulares, asociaciones y empresas para llevar adelante los objetivos de esta institución.

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Fortunata Sañudo de Comas, socia fundadora y primera presidenta de la institución.

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El gobernador Pascual Rosas firmó el decreto de creación de esta institución.