Rango
Rango
Con espíritu de leyenda
La sorprendente incursión por la animación del exitoso director Gore Verbinski no pudo ser mejor. Original y entretenida, “Rango” ofrece más que lo habitual en una simple película de animación. Foto: EFE
“RANGO”. (Estados Unidos/2011). Dirección: Gore Verbinski. Guión: John Logan. Edición: Craig Wood. Música: Hans Zimmer. Diseño de producción: Mark McCreery. Distribuidora: UIP. Duración: 105 minutos. Apta para todo público.Se exhibe en CineMark.
Rosa Gronda
Gore Verbinski le soltó la mano a su popular saga de piratas, para filmar un western de animación protagonizado nada más y nada menos que por ¡una lagartija!
Rango es un fantástico ejercicio animado destinado a ser una de las más gratas sorpresas cinematográficas del año. Una animación que no parodia sino que homenajea al western a través de personajes carismáticos y muy bien construidos.
Se puede disfrutar de un relato original, que ofrece su propio universo de reglas, con look moderno y espíritu clásico, personajes entrañables con hondura psicológica y distintos niveles de lectura.
Claro que para todo esto el director cuenta con el soporte tecnológico de la Industrial Light & Magic liderada por George Lucas.
La historia arranca en la actualidad: el antihéroe protagonista es una carismática lagartija con ínfulas de actor: le gusta cantar, bailar, imitar y fantasear, interactuando en una virtual red social aunque en la práctica es esencialmente una criatura aislada, un “Don Nadie” sin contexto y sin historia. Hasta que un inesperado accidente lo hace acceder al “otro lado” de la frontera y sumergirse en el mitológico universo del western.
El contacto con la pintoresca comunidad de un pueblo perdido en medio del desierto, que atraviesa el problema de la falta de agua y la corrupción de un alcalde mendaz y manipulador, hace que los animalitos (animalitos tan simbólicos como los de Esopo) encuentren en el recién llegado una especie de líder que, con mucha suerte y astucia, se transforma en el justiciero capaz de encarnar la esperanza frente a tantas adversidades.
Cine puro
“Rango” es una las pocas producciones animadas de Hollywood que en los últimos tiempos dan un paso hacia delante dentro de las convenciones del género.
Esto es visible desde el vocabulario utilizado, dirigido a un público al que no se subestima, donde aparecen palabras como “epifanía”, “metáfora”, “acuífero” (uno de los personajes pregunta qué es eso) o “carroza de alabastro”.
El diseño de los personajes le da un valor añadido a una obra que con una historia tan clásica como las fábulas griegas se permite una ácida crítica social que los niños
pasarán por alto, aunque igualmente la disfrutarán.
Asombran los detalles en la piel de cada animal y la creatividad juega incansablemente con las variaciones de ese envoltorio vital para sobrevivir en el desierto. También lo hace con la estética de las miradas: esos bichitos hablan con la humanidad de los ojos.
La calidad admirable de la imagen debe mucho a la contribución de Roger Deakins, el director de fotografía de los Coen: el acabado técnico de los fondos o un empleo magistral de la iluminación, entre otros méritos que marcan un hito en el ámbito de la animación que se permite guiños modélicos, reconstruyendo matices evocadores de los coloridos horizontes de John Ford.
“Rango” utiliza la animación para “decir” cosas, algo que de partida ya marca una considerable distancia con respecto a la mayoría de productos similares, donde prima la construcción de relatos más convencionales e industriales. Estamos ante un director que dota de personalidad a su discurso y puesta en escena, por lo cual la etiqueta de “película-de-animación” no alcanza para definirla. Entretenida y con sentido del humor, está repleta de referencias y alusiones fuera del alcance del público infantil, porque “Rango” es ante todo cine en estado puro.
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MUY BUENA