Pinturas italianas de un gran coleccionista

La galería Estorick, de Londres, expone hasta el 3 de abril obras destacadas del arte italiano del siglo XX con nombres como Carlo Carrá, Giorgio di Chirico, Marino Marini, Giorgio Morandi, Mario Sironi, Mario Mafai, Renato Guttuso o Emilio Vedova.

Las obras, que ofrecen un panorama de los distintos movimientos del arte moderno de ese país, desde el futurismo o la llamada escuela metafísica hasta el Novecento o el grupo Corrente, proceden de la colección de Alberto della Ragione (1892-1973), uno de los más importantes coleccionistas privados de Italia.

Della Ragione, ingeniero naval de profesión que tuvo un gran interés en la música, la poesía y las artes visuales, comenzó a coleccionar pintura del siglo XIX pero pronto se familiarizó con las tendencias del movimiento moderno y se relacionó con artistas del grupo futurista como Enrico Prampolini y Fortunato Despero.

A mediados de los años treinta del pasado siglo su colección incluía ya quince obras de Sironi, doce de Arturo Tosi, ocho de Giorgio de Chirico, diez de Filippo de Pisis y seis esculturas de Arturo Marini, a las que fue añadiendo otras de Massimo Campigli y Giorgio Morandi. Hacia finales de esa década, el coleccionista comenzó a interesarse por la nueva generación artística, muy necesitada de apoyo dadas las difíciles condiciones sociopolíticas que imperaban en la Italia del dictador fascista Benito Mussolini.

Della Ragione firmó contratos con artistas como Renato Guttuso, Renato Birolli y Diuseppe Santomaso, a quienes garantizó unos ingresos mensuales a cambio del derecho prioritario a adquirir algunas de sus creaciones.

El coleccionista se hizo cargo en 1942 de la galería milanesa Della Spiga e Corrente, que tuvo que cerrar, sin embargo, dos años más tarde por culpa de las condiciones en una Italia destrozada por la guerra. Al igual que la propia galería Estorick, especializada en arte de vanguardia italiano, la colección de Della Ragione, donada a su muerte a la ciudad de Florencia con un total de 241 obras de los años 20 a los 50, refleja el gusto personal de su creador y está marcada por la predilección por el arte figurativo.

El movimiento Novecento, uno de los favorecidos por su patronazgo, dominado por Mario Sironi, propugnaba un arte basado en un lenguaje wvisual de formas sólidas y bien definidas, heredero de la gran tradición pictórica. Entre los artistas favoritos de Della Ragione figura Giorgio Morandi, un creador introspectivo que supo extraer una silenciosa poesía de los objetos cotidianos a base de una paleta de colores pastel, grises y tierra, y que en sus singulares bodegones parece prefigurar el minimalismo.

Según la experta Laura Lucchesi, de Civici Musei e Chiese, de Florencia (Italia), su mayor contribución como coleccionista fue el apoyo prestado al movimiento Corrente, que emergió en Milán en 1938 y propugnó una estética a caballo entre el expresionismo y el realismo, que prevalecería en los primeros años de la posguerra no sólo en las artes plásticas sino también en la literatura y el cine.

El origen de Corrente se remonta a los círculos intelectuales milaneses durante los años treinta y su punto de partida es la revista de ese nombre que fundó en 1938 Ernesto Treccani y cuyo objetivo era crear fuertes lazos entre el arte y la vida.

El grupo, cuyo representante más destacado es el pintor comunista Renato Guttuso, creyó en la importancia del objetivo social de la práctica artística y rechazó la abstracción, el formalismo y el idealismo. Con la caída del fascismo en julio de 1943 acabó prácticamente la actividad del grupo Corrente, al que pertenecieron también otros artistas representados en la colección como Bruno Cassinari, Giuseppe Santomaso, Renato Birolli o Emilio Vedova, aunque no su influencia, que continuó aún durante bastantes años.

Pinturas italianas de un gran coleccionista

Joaquín Rábago

(EFE)

“Interrogatorio”, de Mario Mafai, una de las obras de la colección de Alberto della Ragione.

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“Naturaleza muerta”, de Giorgio Morandi