Un fenómeno educativo dinámico
Migración estudiantil: el salto de
la universidad pública a la privada
En 2010, el 15 % del total de ingresantes a la Universidad Católica -privada- provinieron de universidades estatales. El cambio de gestión educativa podría mostrar nuevas necesidades académicas: se busca un cursado más personalizado, y mejor organización en el estudio.
Luciano Andreychuk
landreychuk@ellitoral.com
Las “migraciones” estudiantiles representan un inquietante movimiento de alumnos que se cambian de gestión universitaria. En su doble desplazamiento -aquellos estudiantes que pasan de la universidad pública a la privada, y viceversa-, se trata de un fenómeno académico donde inciden decisiones personales y también factores socioculturales, que se ha dinamizado en el último tiempo.
Hace 10 años, tras la crisis económica de 2001, hubo un notorio movimiento migratorio de estudiantes que cursaban en universidades privadas hacia casas de altos estudios de gestión estatal. La caída drástica del poder adquisitivo afectó de lleno a los sectores medios, y muchos padres no pudieron seguir costeando el arancel mensual de academias privadas a sus hijos. Para no perder la continuidad de sus estudios superiores, muchos de estos alumnos migraron hacia universidades públicas.
Hoy, en un contexto de reactivación económica, el escenario pareciera reacomodarse. En nuestra ciudad, la sede local de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) tuvo en 2010 un total de 664 nuevos inscriptos. De ese total, el 15,36 % (102 alumnos) ingresaron a esa casa de estudios privada provenientes de universidades públicas.
Este porcentaje anual se mantiene, aún con leves variaciones ascendentes y descendentes, desde 2005: ese año fue del 18,5 % sobre el total de ingresantes; en 2007 cayó al 16,6%; en 2008 ascendió al 19,2 %. En 2009, el 15,5 % de los nuevos alumnos (sobre un total de 648) llegaron con pase externo de academias de gestión pública, según los registros estadísticos de la propia UCSF.
Dentro del caso de la Universidad Católica, los alumnos con pase externo de universidades de gestión pública proceden en su grueso de la UNL, pero también de la Uner (Entre Ríos), y de la Nacional de Córdoba, entre otras. Estos alumnos “migrados” tienen un promedio de edad de entre 20-22 años, e ingresan con varias materias aprobadas. Las facultades de la Católica donde más se concentran estos estudiantes con pase son, por lejos, Ciencias Económicas y Derecho, según fuentes académicas consultadas.
El análisis
Más allá de los factores estrictamente personales que llevan a un alumno a cambiarse de la universidad pública a la privada, estos datos sobre la migración estudiantil en Santa Fe marca un indicador de análisis: ¿Por qué razones generales los estudiantes deciden estudiar en otro sistema de gestión educativa? ¿Han surgido nuevas necesidades académicas en las últimas generaciones de estudiantes?
Uno de los factores de incidencia podría ser la búsqueda de un trato más personalizado con el docente. Se sabe que las aulas de las facultades públicas son por lo común muy numerosas; en la privada, en cambio, los grupos son reducidos. Sobre todo el cambio se da en el primer año, donde para muchos jóvenes resulta dificultosa la adaptación a ámbitos de estudio de mucha concurrencia. También, se busca más contención académica, y una mejor organización administrativa respecto del cursado y del cronograma de entregas de informes y trabajos prácticos, por ejemplo.
“En nuestra universidad existe el doble movimiento. Hay chicos que llegan de la pública, pero también hay quienes cancelan su matrícula y se van a estudiar a una universidad de gestión estatal”, aclaró el Arq. Ricardo Rocchetti, rector de la UCSF, en diálogo con El Litoral.
“Las razones (de esos desplazamientos estudiantiles) son variadas y remiten a cuestiones de índole personal y vocacional. Éstos se notan más cuando, por ejemplo, un estudiante se traba con el régimen de correlatividades. También puede ser que se busque una educación un poco más personalizada, una formación más integral”, opinó el rector. En las academias privadas, “se produce un diálogo más cercano, más profundo entre los docentes y los propios alumnos, ahí se da una educación más personalizada”.