Castellani sobre Borges
Castellani sobre Borges
El libro de Diego Bentivegna “Castellani crítico” presenta un apéndice bajo el título de “Vademécum crítico” con citas en las que recurren Baudelaire, Claudel, Joyce y Marechal, entre otros. Transcribimos aquí las referidas a Jorge Luis Borges.
Agorafobia literaria, Borges
Borges padece de agorafobia literaria: busca los rincones de la literatura; y cuando topa con una gran plaza, la cruza de una disparada frenética. Después que la ha cruzado, describe con ésa su belleza verbal de avezado poeta lo que ha pescado en ella; y la gran plaza (Cervantes, Dante, Quevedo, José Hernández) comienza a achicarse rápidamente y se convierte en rincón; a veces, sombrío. Así Chesterton se convierte al final de una nota en un talento fallido; Belloc en un pensador “derrotado por Wells”; y León Bloy en un hereje. Borges afirma que León Bloy creía ser católico; pero que él sabe que era un hereje. ¡Asombroso! ¿Cómo lo sabe? Pues porque León Bloy cree, lo mismo que San Pablo y otros no poco santos, que vemos a Dios “en espejo y en enigmas”; y que el espejo y el enigma no son sino la Creación y la Historia, las cuales tienen por ende para la fe un valor simbólico. Por eso León Bloy es hereje. ¡Desdichado de mí, yo también!
Inercia literaria. Borges
Borges es un exquisito sofista y un peligroso malabarista de ideas, además de un simulacro de filósofo, y un crítico literario de gran altura, aunque parcial. También es uno de nuestros más indudables poetas. A pesar de su gran ingenio, para el gran público es aburrido; porque el ingenio, la agudeza, la erudición, la retórica y la desesperación pueden simular la vida, no pueden engendrarla. Y así las obras de Borges son, casi sin excepción espléndidamente inertes, como bustos, como camafeos. Son productos mineralógicos: ácidos, sales, cristales, químicamente puros; pueden corroer y deshacer, no pueden alimentar, helás. Pero pueden sazonar, pero pueden desinfectar; pero pueden pulir, como los venenos.