Se presentan los primeros resultados

TPP: una política innovadora para resolver problemas de aprendizaje

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Gran cantidad de docentes y estudiantes de magisterio se congregaron ayer en la escuela Normal. Como cierre, disertó el pedagogo Francesco Tonucci. Foto: Amancio Alem.

Los Talleres de Producción Pedagógica empezaron a funcionar el año pasado. Hay 593 en toda la provincia. Por estos días, se están presentando los primeros proyectos que buscan mejorar los aprendizajes y fortalecer la enseñanza.

 

De la Redacción de El Litoral

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Desde un carretel gigante de hilo para despertar la conciencia fonética en los chicos, hasta la producción de publicidades para erradicar el maltrato verbal en un aula. Estos son sólo dos de los dispositivos didácticos que fueron creados en los Talleres de Producción Pedagógica (TPP), una política ministerial innovadora que se puso en marcha en 2010 en la provincia.

En estos talleres trabajan juntos dos maestros de nivel inicial o primario, dos o más estudiantes de magisterio, al menos un docente de los profesorados y un coordinador ministerial. Cada grupo se reúne semanalmente en algún sitio externo a los institutos y las escuelas ya que la idea es salirse del aula para analizarla desde afuera; y trabajan en conjunto con el fin de resolver problemas concretos de aprendizaje.

En la mesa del TPP, se hace una revisión de la propia práctica docente, se detecta algún inconveniente que presenten los alumnos y que esté afectando el aprendizaje, se repasa la teoría más pertinente, se debate y finalmente se buscan soluciones. El resultado final del trabajo es la creación de un dispositivo o estrategia didáctica tendiente a resolver el problema específico que se planteó al principio, y su aplicación en el aula.

Algunas de estas experiencias pedagógicas surgidas de los más de 260 talleres que funcionaron el año pasado en toda la provincia, están siendo presentadas por el Ministerio de Educación en tres foros. Ayer se realizó en la escuela Normal de nuestra ciudad, hoy en Reconquista y mañana en Rosario.

“Es una experiencia tan innovadora que no sabíamos qué resultado iba a cosechar. A la luz de los primeros proyectos, podemos decir que estamos muy conformes porque se cumplió lo que queríamos: que fuese un espacio de articulación entre niveles educativos del que todos salieran beneficiados, principalmente, los niños”, explicó Silvia Serra, coordinadora provincial de los Talleres de Producción Pedagógica.

Este año, los TPP son más: funcionan 593 en toda la provincia, de los que participan 1.227 maestros de educación primaria e inicial, 663 docentes de los Profesorados de Educación Inicial y Primaria, y 3.596 estudiantes de dichas carreras.

El carretel de las palabras

El gobernador Hermes Binner, junto a las ministras de Educación, Elida Rasino, y de Innovación y Cultura, Chiqui González, abrieron ayer el foro en el gimnasio cubierto de la Escuela Normal. Luego, la gran cantidad de asistentes se dividió en grupos más reducidos y fue a recorrer los stands montados en el interior del edificio escolar. En cada uno de ellos, los integrantes de cada TPP exponían su trabajo y el impacto en el aula.

En un stand, había un carretel gigante de hilo. Natalia Bas, coodinadora de ese taller, explicó que en un segundo grado de la escuela Nº 422 de Helvecia se detectó un escaso grado de desarrollo de la conciencia fonológica de los alumnos y pobreza en su capital lingüístico. Entonces, las maestras del grado junto con estudiantes y un docente del Instituto de Formación Docente Nº 10 de Helvecia, lograron diseñaron este juego integrado por distintas instancias de trabajo con palabras. Por ejemplo, los chicos debían conjeturar -a partir de algunas pistas- qué palabra seguiría a medida que se iba desenrollando el carretel. También recortaron las palabras del hilo y las tiñeron de distintos colores para clasificarlas según un criterio semántico.

En fin, los alumnos jugaron con la lengua como si fuera un costurero. “Cuando los chicos tienen pobreza lingüística se recomienda que lean más, pero eso nunca sucede. Ahora, cuando tienen que preguntar en su casa el significado de una palabra difícil porque les sirve para jugar en clase, la motivación es otra”, comentó Bas, sobre la incidencia de este dispositivo, que también permitió a las maestras conocer un poco más sobre sus alumnos. Por ejemplo, indagar por qué un niño tiñó la palabra “papá” de negro.

Vender lo bueno de cada uno

En la escuela Nº 15 Juan de Garay, de Santo Tomé, estaban preocupados por la discriminación verbal existente entre los chicos de 7º grado. “Se trataban de gordo, negro, con tonos muy despectivos, y eso provocaba peleas y reacciones violentas”, dijeron las maestras Ivana Munziker y Norma Piedrabuena. Las docentes llevaron su inquietud al TPP, en el que trabajaron junto al anexo del Instituto Nº 8.

La estrategia de trabajo que propusieron a los alumnos fue armar afiches publicitarios donde “se vendieran” como grupo. “Antes, tuvieron que analizar distintas publicidades y vieron que para vender un producto, había que destacar lo bueno de él. Así que en vez de ver lo malo del compañero, tuvieron que encontrar sus virtudes y cualidades. Se les dio una cámara y libertad de acción para sacarse fotos y armar los afiches. Experimentaron el trabajo en equipo, la escucha y respeto mutuo”, señaló la coodinadora Fabiana Ochoteco.

“La propuesta fue muy enriquecedora”, evaluaron las docentes. La directora escolar, Patricia Zapata, añadió que lo importante es que esta experiencia de trabajo genere réplicas dentro de la escuela.

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En los stands, se explica en qué consistió el TPP y qué resultados se obtuvieron en el aula. Foto: Amancio Alem

Todos se benefician

Silvia Serra, coordinadora provincial de los Talleres de Producción Pedagógica, destacó que la idea base es repensar la práctica docente, mirar lo que les pasa a los alumnos, problematizar el aula. “No se buscan respuestas universales, sino concretas, ya que el objetivo es probar, experimentar, salirse de las respuestas habituales que ya no tienen llegada a los niños”, dijo.

En algunos talleres no fue fácil aceitar la comunicación entre los alumnos del magisterio con toda su carga teórica, y los maestros de escuela con su saber práctico.

Serra destacó que todos los involucrados en los TPP acusan recibo de algún aprendizaje: “El maestro de grado salió de esa capacitación pasiva, donde se limitaba a escuchar, para participar activamente de esta nueva formación docente en servicio donde hay un reconocimiento de su tarea y de los saberes obtenidos por la experiencia. El estudiante de magisterio, en tanto, puede estar en contacto con lo que será su futuro trabajo mucho antes de hacer su residencia final. Y el profesor del instituto de magisterio vuelve a tener un vínculo con la escuela, que hace mucho había perdido”.

También hay alrededor de 100 coordinadores contratados por el Ministerio de Educación. Cada uno tiene a su cargo tres o cuatro talleres y su misión es aceitar vínculos, abrir el debate y fomentar el intercambio. Las reuniones semanales se hacen fuera del horario escolar en el municipio, ONG, asociación o cualquier lugar que se consiga.

El profesor de los Institutos de Formación Docente recibe por los TPP una paga, el estudiante de magisterio debe hacerlo para aprobar la materia, y el maestro de escuela recibe puntaje ministerial por su formación docente en servicio.