Puja por las instalaciones ferroviarias
La Administración de Infraestructura Ferroviaria (Adif) intimó a la Municipalidad de Santa Fe a devolver en un plazo de 30 días las ex estaciones de trenes Belgrano y Mitre. También le pidió que se abstenga de poner en marcha el tren urbano en la ciudad.
Apenas se conoció la noticia a mediados de la semana pasada, se reavivó una polémica cuyo primer antecedente data de abril de 2009, cuando el municipio tomó la decisión de intervenir sobre el derruido edificio de la estación Belgrano que se había convertido en símbolo del abandono en la ciudad. En aquel momento, la Adif ya había solicitado que cesaran las intervenciones, pero las autoridades santafesinas se negaron a acatar el reclamo hasta que, en diciembre de ese mismo año, se firmó un acuerdo para que la estación pudiera funcionar como Centro de Convenciones y Exposiciones.
Los anuncios relacionados con la puesta en funcionamiento del tren urbano reavivaron la discusión. Otra vez, la Adif envió una intimación aduciendo que el municipio se excedió en el uso que se pretende dar al edificio, pero desde Santa Fe se responde que el tren urbano no ingresará a la estación.
Más allá de los planteos técnicos y jurídicos, no se puede obviar que este conflicto se produce en medio de un clima eminentemente electoral.
Desde principios de los noventa, la actividad ferroviaria en las estaciones Belgrano y Mitre se fue apagando poco a poco, hasta que ambos edificios se convirtieron en símbolos de la decadencia en que se vió sumida Santa Fe. Por eso, resulta poco menos que inaceptable que desde la Adif se reclame ahora la restitución de ambos inmuebles.
El funcionamiento del tren urbano merece un análisis más minucioso. En este caso, también se entrecruzan los intereses de un municipio ansioso por poner en funcionamiento este servicio antes de las elecciones y funcionarios nacionales que sólo parecen ocuparse del interior cada vez que desde allí se impulsan iniciativas de esta magnitud.
La Adif demostró en más de una oportunidad que funciona como una verdadera máquina de impedir. Sin embargo, también es cierto que el municipio incurrió en un apresuramiento cuanto menos inconveniente cuando decidió comprar los trenes antes de realizar los estudios de factibilidad técnica y económica, sin las autorizaciones de la Adif y del Belgrano Cargas para utilizar la estructura ferroviaria, y sin que el tema fuera debatido en el Concejo Municipal, de manera que el nuevo servicio pudiera acoplarse de la manera más eficiente al actual sistema de transporte público.
Lo importante, en definitiva, es que la Nación no actúe intempestivamente, trabando iniciativas locales y que desde el municipio de Santa Fe se avance sin apresuramientos, pensando en el largo plazo.