¡Viva la moda patria!

La fecha patria del 25 de mayo despierta un interrogante que genera distintos puntos de vista: así como en la moda existe el estilo british o el tan ponderado estilo americano, ¿existe un estilo argentino? Con la intención de encontrarle una respuesta se consultó a los creadores y transmisores de la moda nacional.

TEXTOS. GEORGINA LACUBE

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Algo que se puede adelantar es que aunque en el imaginario colectivo impere la idea de que prendas como la bombacha gaucha, el poncho, las alpargatas y otros atuendos son bien argentinos, no necesariamente nos definen como tales.

Al respecto, Mariano Soto, museólogo y docente del Museo del Traje de la ciudad de Buenos Aires, dice: “No creo que la reunión de elementos y conceptos vestimentarios disímiles como es el vestir argentino histórico, constituya algo tan compacto como una ‘moda argentina’. Lo más cercano a esto estaría dado por el traje de gaucho, de gran originalidad, pero nacido de manera azarosa y errática, pendiente de diversas circunstancias materiales y fácticas, y no de seguir una tradición determinada. Este es, a la vez, un traje representativo sólo de los sectores rurales masculinos, no de los citadinos ni de las mujeres”.

En tanto, Ana Torrejón, periodista especializada en moda y galerista, sostiene que: “Existen piezas icónicas que nos identifican, como la bombacha de campo, los ponchos regionales, el pañuelo blanco que se lleva al cuello con traje; las rastras con monedas y piezas de orfebrería. Textiles, materiales y tipología que están inscriptos dentro de nuestra tradición no siendo necesariamente propios o siendo fruto de adaptaciones entre lo tradicional y lo que forma parte del acervo inmigratorio”.

Por su parte, Carolina Aubele, diseñadora, asesora de imagen y autora del libro “Secretos del Vestidor”, desliza convencida: “Si tengo que mencionar una prenda que resuma una tradición nuestra, no lo dudo, el poncho es lo máximo. Pero no considero que haya un estilo argentino. Argentina y sobre todo Buenos Aires sigue mirando mucho al exterior; es una cultura insegura desde mi punto de vista, por eso le cuesta definirse. El estilo local es que no parezca local”.

En ese punto, Torrejón retoma: “El estilo argentino tiene que ver con las tradiciones que identifican al pueblo, y que dan sustento a su identidad. No es homogéneo, es heterogéneo. Un vector tiene que ver con el campo y sus actividades, polo incluido; otro con el tango, hoy revalorizado desde la danza y la canción; existe también el alusivo al fútbol con sus camisetas y sus diferentes significados”.

Para Carmen Acevedo Díaz, reconocida periodista y autora del libro “Moda Nuevo Diseño Argentino”, el estilo argentino es la suma de identidades diferentes que podrían dividirse en dos grandes grupos: un tono nostálgico y melancólico, a veces muy intelectualizado, vinculado con la inmigración, los recuerdos de otros tiempos, el arte en todas sus manifestaciones; y otro más cercano al espíritu latinoamericano, colorido, alegre, con texturas autóctonas y técnicas de trabajo tradicionales. “Diría, entonces, que la diversidad y las propuestas muy personales son las que definen la nueva moda argentina (‘de autor’). No hablaría de una prenda (poncho) o de accesorios (alpargatas), sino de la creatividad argentina, que se expresa con mucha fuerza en la moda y en los demás ámbitos, aunque lamentablemente no se la valore o apoye como sería de esperar”.

EL QUEHACER NACIONAL

De la misma manera piensa la diseñadora rosarina Débora Orellana (su etiqueta se llama “Pequeños Trazos”) y agrega: “Es que el diseño de autor supone una búsqueda e investigación tanto morfológica como de intervenciones textiles, se vincula a un proceso que se divide entre lo industrial y lo artesanal, y posee un fuerte destaque de la firma de su creador. Su producción está influenciada por sus vivencias y entorno (tradición, colores, texturas, bailes y la gente del lugar de donde proviene). Algo que veo al observar las prendas de mis colegas salteñas, que desbordan de raíces, o las prendas de grandes diseñadores capitalinos donde el tango y las citas gauchescas son parte ineludible de su imaginario. En mi caso, las prendas hablan por sí solas cada vez que le cuento al país, y por qué no al mundo, la historia de mi ciudad (mediante fotos rescatadas de viejos depósitos portuarios) y de texturas que se asemejan al río Paraná”.

En sintonía, la diseñadora Araceli Pourcel, una representante del diseño de autor argentino que se especializa en la creación de piezas que rescatan y renuevan técnicas artesanales, por ejemplo, de tejido, bordado, encajes, patchwork y nudos, opina: “La identidad del diseño de nuestro país se encuentra en el desarrollo de textiles. Son muchos los diseñadores que componen sus propias superficies, y sus trabajos son reconocidos por esa materialidad, a diferencia de otros que trabajan la morfología y la ausencia de color. Desde mediados de los años ‘90, las primeras camadas de estudiantes egresados de la carrera de Diseño de Indumentaria de la UBA -donde me incluyo- comenzaron a dar vida a textiles, tejidos y estampas porque la industria no podía proveer telas que fueran interesantes para trabajar.”

COSTUMBRES ARGENTINAS

Otra visión del tema es la que ofrece Isabel Inchauspe, dueña de la firma de accesorios “Las Penélope”. “Estoy convencida de que nos estamos dirigiendo hacia una identidad argentina sin ninguna duda. El estilo argentino comenzó a desarrollarse a partir de la crisis de 2001 y desde que nuestro país se asumió como fuente creativa desarrollando industrias de diseño. Definitivamente, el mundo está mirando como algo diferente y válido todo lo que producimos; en general, se trata de productos aggiornados elaborados a partir de materiales autóctonos como el cuero, su rezago y como la piedra orix. Nuestra colección ‘País Pasión’ propone actualizar los colores patrios en escarapelas con diseños únicos, chales, carteras, cinturones, anillos, vinchas y otros productos para que se puedan usar en las celebraciones de este tipo”.

Wilma Escudero es la responsable de “La Vicuñita”, una empresa dedicada a la comercialización de piezas regionales como sacos, ponchos, piezas de decoración ancladas en aguayos antiguos y modernos, lámparas, espejos, jarras de alpaca, portarretratos y tulmas del arte étnico andino, mapuche y de la zona mesopotámica. En tren de dilucidar la incógnita dice: “Me parece que se está rescatando lo originario, lo que antes era nuestro y lo que construyeron nuestros antepasados para que seamos ahora lo que somos. En cuanto a la indumentaria, hay ánimos para mezclar, tomar cosas de acá, de allá y construir lo propio. Noto un auge del color y de los elementos genuinos como la lana. Por ejemplo, la gente del norte usa mucho el color fucsia porque originalmente era un parásito que se generaba en el cactus y si se lo molía se obtenía un fucsia muy fuerte. En cuanto a prendas típicas, el poncho y la faja sobresalen entre otras. Esta última se usa mucho para joyería, para cintos y para adornar prendas como pantalones y remeras”.

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IDENTIDAD CONTEMPORÁNEA

El diseñador Marcelo Senra se inspiró en las etnias andinas (Perú, Bolivia y del norte argentino) para su colección invierno 2011. Así, sobresalen zapatos con detalles de aguayos antiguos, piezas de plata tallada (tupus), collares de lana amasada con anillos de plata lustrada, fajas y mantas en telar que incorporan plumas y pieles. Prima la funcionalidad en las prendas confeccionadas con tejidos livianos y flexibles como lana fría, barracanes, terciopelos y sedas naturales. Domina el color rubí, bordó y verde. Imperdible.

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