Extraordinario hallazgo arqueológico en El Arazá

La milenaria tumba del guerrero

El antiquísimo enterratorio de un guerrero indio fue descubierto y desenterrado cerca del lecho del arroyo Malabrigo. Se especula con que podría tener 3.000 años de antigüedad. Un artero disparo de flecha terminó con su vida.

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El Prof. Dante Ruggeroni, director del Museo Municipal de Arqueología y Paleontología de Reconquista reveló que cuando estaban terminando de limpiar la zona intercostal, “dimos, incrustada en la columna vertebral, con una punta de flecha de hueso pulida y acanalada”.

Fotos: Agencia Reconquista

 

Gustavo Capeletti

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Todo indica que fue un esbelto guerrero indio, de la raza guaycurú patagónica, que cayó luchando a manos de otro semejante al recibir un mortal flechazo en la zona intercostal de su torso desnudo. De tal ímpetu, que la acanalada punta tallada en hueso ingresó en su cuerpo hasta partirle la espina dorsal.

Fue enterrado con honores. En una tumba de barro. En posición fetal, tal como fue gestado, sus pares lo acomodaron en el enterratorio para que inicie el viaje a una vida más elevada.

El extraordinario hallazgo de sus restos fue obra de la segunda expedición arqueológica a El Arazá, un distrito ubicado 20 kilómetros al oeste de Reconquista. Según informó el director del Museo Municipal de Arqueología y Paleontología de Reconquista, Prof. Dante Ruggeroni, la milenaria tumba fue encontrada el sábado 11 de junio en un sitio que se encuentra muy próximo al curso del arroyo Malabrigo.

Los trabajos fueron encarados a raíz de una información proporcionada por la docente María Inés Zbinder, maestra de la Escuela Primaria Nº 741 de El Arazá, quien solicitó que el grupo visitara el lugar ya que sus alumnos habían comenzado a llevarle piezas arqueológicas que recogían en el lecho seco del arroyo.

Para tener acceso al sitio indicado “debíamos primero entrar a un establecimiento ganadero que se encuentra sobre la Ruta Provincial 40 S, cruzando uno de los puentes que atraviesan el curso”, relató Ruggeroni a El Litoral.

El emplazamiento se encuentra en el valle geológico del Malabrigo y antes de llegar se debe cruzar un sembradío de unos 600 metros de extensión, indicó el profesional que agregó que igual periplo se debe sortear por entre un monte achaparrado y muy compacto.

Finalmente, explicó, “se da con el lugar donde existe un laberinto de zanjones excavados por la aguas de unos 80 centímetros de alto”, donde se desenterró la tumba, dentro de un campo propiedad del Dr. Carlos Berrón, profesional que vive en Santa Fe.

Ruggeroni recordó que fue el encargado del establecimiento agropecuario, Juan Carlos Saravia, quien los encaminó en su tarea al afirmar que después de una lluvia muy fuerte había quedado al descubierto un cráneo que se llevaron a una escuela. Según sus comentarios, fueron varios los rescatados de ese enclave.

Por esa razón, los expedicionarios decidieron hacer dos excavaciones. La profesora Edith Galla-gher organizó un grupo con los estudiantes y alumnos que “nos acompañaron y les explicó cómo debían utilizar las espátulas, mientras la tumba que ya habíamos localizado el sábado anterior fue excavada”, acotó.

Análisis científicos

Los restos serán analizados en Santa Fe por el Lic. Carlos Virasoro, director del Museo Provincial de Ciencias Naturales para que, junto a su equipo técnico, determine a qué se debe el color negro de los restos ya que su análisis debe correr por cuenta de un geólogo.

Para determinar la causa de la muerte se solicitará la colaboración de la antropóloga bióloga Susana Salceda, de la Universidad de La Plata, quien ya ha realizado estudios.

Fotos

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El emplazamiento se ubica en el valle geológico del Malabrigo, y antes de llegar se cruza un sembradío de unos 600 metros de extensión, donde se debe sortear un monte achaparrado y muy compacto.

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Los trabajos fueron encarados a raíz de una información proporcionada por la docente María Inés Zbinder, maestra de la escuela primaria Nº 741 de El Arazá.

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El extraordinario hallazgo de sus restos fue obra de la segunda expedición arqueológica a El Arazá, un distrito ubicado 20 kilómetros al oeste de Reconquista.


Fotos: Agencia Reconquista


 

Huesos oscuros

Al promediar la jornada, la tumba quedó al descubierto, con varias cuestiones para destacar. “El Museo desde hace 40 años viene realizando excavaciones en la región y hemos exhumado muchas tumbas, pero nos llamó la atención que los huesos presentaran un color negro muy acentuado”, dijo el coordinador de la búsqueda.

Casi todas tienen una antigüedad que va desde los 1.800 a los 2.000 años, pero ninguna de ellas tenía esa tonalidad oscura, insistió. Ello significa que podría datar de hasta 3.000 años y que habría tomado esa coloración debido a la presencia de hierro y manganeso, producto de ceniza volcánica tras la explosión de algún volcán cordillerano.

Pero además, “cuando estábamos terminando de limpiar la zona intercostal dimos, incrustada en la columna vertebral, con una punta de flecha de hueso pulida y acanalada”, destacó Ruggeroni.

Su experiencia de más de 40 años en la actividad le hizo suponer que se trataba de “un guerrero que murió en combate y fue enterrado con el ceremonial que esta cultura tiene con sus muertos; no debe perderse de vista que por la posición de las extremidades, al parecer estaba en posición fetal”.

El director del Museo de Reconquista se mostró asombrado por el hecho de que “casi siempre los enterratorios de los aborígenes de nuestra región están en zonas altas, en cúmulos lentiformes, elevaciones muy evidentes o barrancas altas, pero nunca en suelos bajos como en este cementerio de El Arazá”

Para finalizar, Ruggeroni agradeció al doctor Luis Prendes ya que después de tantos años de excursiones es la primera vez que un legislador acompaña y participa en los trabajos, sin olvidar a los profesores que hace más de 14 años vienen trabajando ad honorem en el Museo, y “a nuestros alumnos sin los cuales no hubiéramos podido hacer este trabajo que se vincula con el rescate del patrimonio cultural”.