La Primaria Mons. Macagno festejó sus bodas de oro

El medio siglo de una escuela generó una cálida celebración

Está ubicada en barrio María Selva. Su proyecto institucional se basa en el trabajo por la educación cristiana y la acción social. Monseñor Arancedo bendijo las obras que se ejecutan en el nuevo centro deportivo de la institución, a inaugurarse antes de fin de año.

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Autoridades religiosas, políticas y educativas acompañaron la celebración de la escuela Macagno. Foto: Amancio Alem

De la redacción de El Litoral

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Ni la incesante llovizna ni el frío pudieron impedir la emoción en el festejo por el 50º aniversario de la Escuela Particular Incorporada Nº 1140 “Monseñor Carlos Macagno”, en el corazón del barrio María Selva, ubicado en el centro del ejido urbano. Niños, padres, abuelos bien abrigados y vecinos quisieron estar presentes en el acto conmemorativo de la fecha evocativa que representó nada menos que medio siglo de trabajo en la promoción de la educación cristiana, la fe y los valores humanos.

En la oportunidad, el Arzobispo de Santa Fe, Mons. José María Arancedo, bendijo las obras que se realizan en el flamante gimnasio de la escuela, y que fomentará el deporte como vehículo para el fortalecimiento de los vínculos sociales, de la integración barrial, y del desarrollo vital de los niños. Se hicieron presentes, también, autoridades del ministerio de Educación y del Legislativo local.

Los discursos protocolares sirvieron para reivindicar el compromiso educativo la escuela, los “valores esenciales como la fe, la formación integral del ser humano y la solidaridad”, destacaron autoridades educativas. Y, para reforzar esa evocación, se proyectó -a través de un powerpoint- un recorrido fotográfico secuenciado sobre la historia su historia, por donde pasó el recuerdo de los prohombres de fe que dejaron su obra pastoral y educativa en la comunidad de pertenencia.

Breve historia

La Escuela Macagno -de gestión privada- nace oficialmente en 1961, en el corazón de barrio María Selva, y al abrigo de la Parroquia Jesús Sacramentado. Ya antes había comenzado como un apoyo escolar en un salón parroquial, para más tarde sumar proyectos y voluntades y convertirse en establecimiento de educación formal. El piso de la primera aula se hizo con baldosas traídas por cada uno de los alumnos que asistían a la escuela. “Y así se conserva esa primera base, que se mantendrá para siempre como una marca de la historia, del camino recorrido, del sentido de solidaridad”, contó a El Litoral Laura Herraez de Musciatti, directora del establecimiento.

La institución fue creciendo y consolidando su proyecto. Hoy, la primaria tiene una matrícula de 740 alumnos. “Los valores actuales son poblar la parroquia de niños y brindarles la educación cristiana como corresponde. Educarlos en la fe para poder proyectar hacia un futuro personas responsables y de bien”, destacó la directora.

 

Gimnasio y deporte para la integración

Las obras del gimnasio (ubicado a pocos metros de la escuela, con sede en Pedro de Vega 1558) comenzaron hace dos años, luego de que se adquirió el lugar donde antes funcionaba una fábrica. Se arreglaron pisos, techos, paredes y toda la estructura edilicia. Actualmente se realizan trabajos en los nuevos sanitarios, que contarán con instalaciones especiales para personas discapacitadas. “Está previsto que las obras concluyan antes de fin de año”, dijo Herraez.

“No podemos dejar de destacar que lo que se logró con el gimnasio fue gracias al apoyo permanente del Arzobispado y de todas las familias de la escuela. Se hicieron beneficios, se recibieron colaboraciones a través de bonos. El 99 % del aporte económico proviene de la comunidad educativa”, destacó.

“En nuestro establecimiento no contábamos con un espacio físico adecuado para educación física. Actualmente los chicos hacen actividades deportivas en el parabólico y en el patio escolar. Con el gimnasio terminado, el deporte se volverá un vehículo para fortalecer los vínculos humanos, la integración en el barrio, y desarrollo pleno de los niños”, subrayó la directora. En lo alto de una pared del nuevo centro, una frase de Juan Pablo II da sentido a la iniciativa: “El deporte es alegría de vivir, juego, fiesta y como tal, debe ser valorado”.