Amado en el país de las retenciones

“La 125 marca el ADN kirchnerista”

Llegó en campaña como apoyo a Agustín Rossi; aseguró que Cristina “anticipa lo que va a pasar”. Dijo que la importación energética es para solucionar el corto plazo y afirmó que se está demostrando que el país es campo e industria, y no sólo para unos pocos.

Ignacio Hintermeister

[email protected]

Menos reflexivas que convencidas, las respuestas de Amado Boudou llegan sin titubeos, funcionales al libreto más que al diálogo. El ministro ejerce el señorío propio de quien fue ungido como candidato, porque encontró en la estatización de las AFJP el dinero que la presidenta necesitaba, cuando habían fracasado las retenciones móviles.

“Nuestra presidenta llegó a donde está por mérito; es una mirada y una voz a la que hay que prestar atención, porque anticipa las cuestiones que van pasando”, dijo el ministro cuando El Litoral le pidió una definición sobre la “lealtad”. El precandidato a vicepresidente aclaró que ésa es la dimensión “estomacal” de la cuestión, pero que hay también una dimensión “racional” según la cual hay que “animarse a pensar uno mismo, en un país en el que la agenda de las corporaciones aparece machacando sobre los temas que les interesan; hay que tener cabeza para saber cuál es la agenda de los argentinos”.

Boudou elige -naturalmente- las fotos que más le gustan cuando se le da “tema libre”. Dice que estamos “viviendo un momento histórico, en la bisagra de un despegue”; asegura que “recuperamos la alegría, el orgullo de ser argentinos”; recuerda que “Cavallo mandó a lavar los platos a los científicos que ahora vuelven”, rescata las computadoras en la escuela pública que “rompen la brecha digital”.

Entre la película nacional y la foto santafesina, los brillos se opacan y las afirmaciones responden a las preguntas, a veces tanto como las elusiones habituales en un candidato.

— ¿Boudou sería candidato si la 125 hubiera tenido éxito?

— Hacer historia contrafáctica siempre es un gran desafío. La verdad es que la 125 en algún sentido marca el ADN del kirchnerismo. Fue un momento en el cual se expone con toda claridad la posibilidad de hacer un país distinto, que Néstor había planteado en 2003; pero en ese momento aparece una de las tensiones más fuertes de la historia argentina entre un país agropecuario para pocos o agropecuario e industrial para toda su población. Cuando ha bajado la espuma de ese momento, que fue aprovechada por los sectores concentrados y el grupo Clarín, queda claro que la Argentina necesita las retenciones. Hemos demostrado que este país puede ser campo e industria; este año repetimos el récord de exportaciones agropecuarias y de autos.

— ¿Qué hacemos con el trigo que falta comercializar?

— Tenemos una política que es: primero los argentinos. En la medida que el mercado interno en sus distintas variantes va resolviendo sus demandas, se empiezan a liberar los cupos exportables. El mes pasado se liberaron 450 mil toneladas y esto seguirá en el mismo camino. La presidenta lo va discutiendo con el ministro Domínguez. No va a haber problemas de comercialización ni de abastecimiento del mercado interno.

— Faltan secadoras de leche. Se deprimen los precios a los productores porque no hay capacidad industrial.

—Problemas aparecen siempre. La cuestión es cómo se van resolviendo. Hace tres años parecía que el sector iba a desaparecer, que no tenía posibilidades de adecuarse a los nuevos tiempos. Ahí estuvo el gobierno, complementando el precio para que los productores pudieran tener los ingresos. Ahora tenemos desafíos nuevos: valor agregado. Hay empresas que están trabajando bien como SanCor, que estaba fundida y con este modelo económico se pudo poner de pie. Están los créditos del Bicentenario y políticas públicas para más nivel de industrialización, que significa empleos.

— Hay 5 ó 6 mil trabajadores de frigoríficos con problemas de empleo porque no hay animales y no se cumplió la cuota Hilton.

— En este momento se está distribuyendo la cuota. Hemos fortalecido al sector administrativamente; hemos trabajado en conjunto Agricultura, Economía e Industria para que la materia prima tenga valor agregado y crédito. A partir del default de 2001 muchas Pymes habían perdido la posibilidad de acceso al crédito, los bombardeaban con productos importados y se había destruido el mercado interno.

— El gasoducto Juana Azurduy, la planta Regasificadora de Campana y el Barco en Bahía Blanca están para importar gas. ¿Vamos a recuperar soberanía energética?

— Cuando Kirchner se hizo cargo del gobierno el país no necesitaba energía. Ahora se habla del problema porque tenemos industria y aparecen las tensiones energéticas. La estrategia desde el Ministerio de Planificación fue resolver el corto plazo y el largo. Hubo que diversificar la matriz: se terminó Yacyretá, hay dos proyectos hidroeléctricos como Chiuidos y Condor Cliff-La Barrancosa; se está terminando Atucha II y en Embalse Río Tercero se trabaja en la prolongación de la vida de esa central. En octubre habrá 600 megas de energía eólica en Chubut. energía solar en San Juan, están las centrales térmicas y tenemos una interconexión de alta tensión que permite no pasar por la Capital Federal. Y después los gasoductos. Tenemos los caños y los cables para transmitir la energía; necesitamos importar por el fuerte crecimiento y trabajamos en tecnología novedosa como el Thale Gas en Neuquén. Nos preparamos para el futuro y cumplimos con el presente.

Subsidios, precios y costos fiscales

—¿Por qué los santafesinos pagamos una luz más cara que la de Capital Federal?

—Los mismos que repudian los subsidios plantean el tema de los precios. Energía a precios bajos sirve para darle competitividad a la producción, pero desde muchos sectores se ensañan contra los subsidios como si fuera mala palabra.

—También pagamos un boleto de colectivo más caro que el de Capital Federal, donde además hay trenes urbanos y subtes que son sistemas nacionales.

—Es exactamente la misma respuesta que tiene que ver con la visión del gobierno de cuáles son los elementos que fortalecen la competitividad y el desarrollo industrial.

—Hay un desafío fiscal sobre el sostenimiento del pago de los subsidios. ¿Cómo se resuelve?

—Un día nos pegan por los precios, al siguiente porque están subsidiados y después porque están comprometida la situación fiscal. Pero la verdad es que la situación fiscal no está comprometida; mientras los países desarrollados tienen situaciones fiscales horrorosas, la Argentina lleva 8 años de superávit fiscal y comercial.