Un americano que colonizó el Gran Chaco

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Thomas Moore fotografiado junto a su familia, en 1895.

William Tandy Moore era el tatarabuelo del autor de esta historia. Las penurias económicas que se vivían en Estados Unidos -su país de origen- luego de la guerra civil de mediados del 1860 y la suba de los impuestos lo decidieron a emigrar al norte de nuestra provincia.

TEXTOS. JAVIER MAFFUCCI MOORE.

Terminada la Guerra Civil que azotó a Estados Unidos (1861-1865), la amenaza de persecución contra los vencidos y las penurias económicas propias del fin de una larga lucha influyeron para que mi tatarabuelo William Tandy Moore se decidiera a emigrar hacia la Argentina.

A fines de 1865, con su esposa Winnifred S. Doty y sus hijos William Henry, Thomas, Martha, Nancy, Lucinda, América y Jefferson partieron desde California. En Santa Fe, a poco de regresar de una expedición a El Rey organizada por Guillermo Perkins, compraron “un área de una legua de frente por cuatro de fondo, en el terreno destinado al pueblo de San Javier”, pagando al contado. Así fue como nació Colonia California.

En 1867, la familia se alegró con la llegada de una nueva niña, Louisa Winnifred. En 1870 la firma bancaria londinense Thomson & Bonar estableció al norte de Colonia California, la Alexandra Colony. William Tandy Moore trabajó para ellos trasladando maquinarias agrícolas, herramientas y ganado y su hijo, William Henry Moore, fue contratado como mayordomo.

En Colonia California, W.T. Moore construyó una hermosa casa de dos plantas a la vera del río San Javier que llamó la atención de quienes la conocieron. Pero no todo fue felicidad: en 1873 tras una discusión y estando ambos ebrios y armados, W. T. Moore disparó contra su amigo James W. Hurt, dándole muerte.

El juez lo condenó a “la pena de tres años de servicios a las armas, donde el Poder Ejecutivo se sirva determinarlo”, pues consideró que la pena prevista por la ley no era prudente, por “la honradez de ambas personas y su importancia social”, en especial la de Moore (cuya honorable foja de servicios lo destacan satisfactoriamente), y las numerosas solicitudes elevadas al tribunal por los habitantes del norte de nuestra provincia.

OTRA MUERTE

Instalados más allá de la línea de fortines se potenció la oportunidad para el conflicto. La revolución contra Oroño (1867) y la Guerra del Paraguay provocaron el desmantelamiento de las guarniciones y el consiguiente avance de los indios por la frontera norte.

Entre 1870 y 1877, los enfrentamientos entre indios y colonos recrudecieron notoriamente y William T. Moore lideró numerosas expediciones punitivas. En 1875, William Henry Moore -por entonces juez de paz de Alejandra- salió tras unos indios creyendo que eran los que le habían robado unos caballos, con tan mala suerte que cerca del Arroyo Saladillo Dulce terminó muerto junto con Arthur L. Powys, director de Colonia Alejandra, y herido su amigo James R. Holman, al ser sorprendidos por un grupo de indios.

Amén del dolor de la familia, el trágico suceso tuvo gran repercusión en los círculos financieros de Londres y generó un áspero intercambio diplomático entre la Argentina y el Reino Unido. Benjamin Logan Moore, hermano de William Tandy Moore, por parte de padre- llegó al país hacia 1875 y se radicó en Alejandra con su esposa Harriet M. Waller y sus hijos Joseph, Elizabeth, Claire Bell, George y Laura. Más tarde, a Alejandra llegarían Benjamin y Charles.

En 1876, William T. Moore propuso al gobierno santafesino el establecimiento de una “colonia militar”; a cambio de tiaras, los colonos ofrecerían sus servicios armados al gobierno. El proyecto fue aprobado por la legislatura pero nunca se concretó.

La opción por la violencia no puede entenderse sin comprender que, lamentablemente, la corriente de pensamiento que negaba la realidad de las comunidades indígenas, la importancia de su cultura y, especialmente, su dignidad como seres humanos, era predominante en la época.

El gobierno adoptó una actitud complaciente y brindó apoyo material a los colonos pues le convenía, ante su incapacidad para hacer frente a la degradación creciente de la situación de la frontera. Un conflicto despiadado y cruel como tantos otros a los que la historia de la humanidad nos tiene acostumbrados con trágica regularidad, una disputa casi inevitable donde el más fuerte se terminaría imponiendo al más débil.

CLIMA PESIMISTA

En marzo de 1877, Patricio Cullen, ex gobernador y caudillo del llamado Partido Liberal, encabezó una revuelta destinada a destituir al gobernador Servando Bayo (autonomista). Contó con el apoyo de grupos criollos e indios y un significativo número de colonos extranjeros, al mando de William Tandy Moore.

La intentona fue desbaratada por las fuerzas gubernamentales en la batalla del Paso de los Cachos, donde Cullen terminó muerto horriblemente. Moore -sintiéndose usado- se volvió a su casa, su hermano Benjamin huyó al norte y se refugió en lo de Samuel Sager.

Los pocos colonos detenidos -incluido Pablo Bugnon, consuegro de W.T. Moore- fueron prontamente amnistiados por el gobernador Bayo pero la relación de W.T. Moore con las autoridades se resintió. En los ‘70, la crisis azotó la región: se probó que la zona de la Costa no era adecuada para los cereales, la exención impositiva acordada no fue renovada, hubo terribles plagas de langostas que arruinaron las cosechas y -terminada la guerra del Paraguay- desapareció el mercado que ella había creado.

En ese clima tan pesimista, William T. Moore decidió volver, vendió sus tierras en Colonia California y partió en julio de 1877, con su esposa, su hijo Jeff y sus hijas Nancy, Lucinda y América, quienes se habían casado aquí, respectivamente, con Héctor Mclean, Samuel Gibson y James R. Holman.

Se radicó en San Angelo, Texas, y se dedicó a la cría de ganado ovino; aún joven, falleció inesperadamente cuando visitaba San Antonio en 1883. Benjamin L. Moore permaneció en Alejandra y se dedicó al transporte de cargas y la talabartería.

En marzo de 1881 falleció repentinamente su esposa y el 24 de diciembre de ese año, en la pulpería que Esteban Uribe tenía instalada en su casa en la Colonia Alejandra, Moore comenzó a discutir con José Acosta. Mientras lo insultaba llegó a pegarle con un rebenque y entonces Acosta reaccionó apuñalándolo. Benjamin murió al día siguiente.

La causa judicial siguió un extraño derrotero no ajeno quizás a las afinidades políticas de Acosta con el autonomismo gobernante, que culminó con la absolución de Acosta por haber actuado en legítima defensa y haber estado ambos ebrios.

LA DESCENDENCIA

La muerte de ambos padres en tan corto lapso dejó a sus hijos en una situación desesperante. Martha Jane Moore (hija de W.T. Moore) y su esposo John Smith vendieron sus tierras en Colonia California y se establecieron en Tucumán, con sus hijos Mary Winnifred, Lucinda Jane, John Jr., y Carolina.

Thomas M. Moore (hijo de W.T. Moore), casado para entonces con Eugenie Bugnon, también decidió quedarse en Colonia California. Allí nacieron todos sus hijos: Adelina, Clara, Enrique, Tomás, Luis, Luciano, Guillermo, Daniel, Isolina, Alberto, Eugenio Lorenzo, María Elena, Lorenzo y Marcial.

Entre 1874 y 1887, Thomas Moore dirigió una mensajería-correo que recorría las colonias desde California hasta Reconquista, llevando correo y pasajeros. Aproximadamente desde 1890 arrendó primero, y adquirió más tarde, una gran extensión de campo al suroeste de Alejandra, en las cercanías del arroyo Saladillo Dulce, que dedicó a la explotación ganadera.

Así fue como nació la estancia Los Andes, llegó a poseer más de 14.000 has. y luego sumó otras más en la zona de Calchaquí. A fines del siglo XIX vendió sus propiedades en Colonia California y se trasladó junto con su familia a Alejandra, a una amplia casona ubicada en la misma cuadra de la Iglesia Anglicana.

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Benjamin Logan Moore (1830-1881).

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William Henry Moore (1847-1875).

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Estancia Los Andes, en Alejandra (foto de 1915).

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Winnifred S. Doty de Moore (1825-1897) junto a Louise Winnifred Moore (1867-1942).

Aportes a la comunidad

Pero no sólo la ganadería ocupó un lugar en su vida. Thomas Moore fue hombre público: presidió la primera Comisión de Fomento de Alejandra y ejerció el mismo cargo en varias ocasiones hasta 1913.

Tampoco se sustrajo a la atracción de los prodigios de la modernidad: instaló el primer teléfono a pila desde su domicilio particular en Alejandra hacia sus estancias y tuvo el primer automóvil que circuló por las polvorientas calles de Alejandra. Era un Mercedes Benz de su propiedad.

Fue un decidido impulsor del desarrollo edilicio de Alejandra. Hacia 1915, los hermanos Tomás, Luciano, Luis, Alberto, Lorenzo y Guillermo Moore formaron la sociedad Moore Hermanos Ltda., que se dedicó a la explotación de 15.200 hectáreas de campo con 6.200 cabezas de ganado que arrendaban a su padre.

El fallecimiento de Thomas Moore, en 1922, produjo consternación general entre los pobladores de la zona y la prensa lo reflejó: El Litoral dijo: “Falleció ayer en Alejandra el señor Tomás M. Moore, uno de los hombres esforzados que ha contribuido al engrandecimiento del país. Luchó por mucho tiempo tenazmente en contra de los indios hasta que pudo vencer la civilización. El señor Moore deja al morir seis estancias, las que representan un capital inmenso. De cualidades honestas, laborioso, trabajador incansable, el señor Moore pensaba en el porvenir de sus hijos, a los que les deja la herencia consignada. Su muerte -que está siendo sentidísima en el pueblo de Alejandra y las colonias circunvecinas, donde era generalmente conocido y apreciado- enluta a familias de esta capital, de Rosario y de Calchaquí”. Con el paso del tiempo, los descendientes de William Tandy Moore y Benjamin Logan Moore, en gran número, se han expandido por todos los rincones del país.