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Los casos Jujuy y el de los millones de Fútbol para Todos

Los casos Jujuy y el de los millones de Fútbol para Todos

Con la fortuna de Fútbol para Todos se podrían construir no menos de diez mil soluciones habitacionales por año en todo el país. Para solucionar la tragedia de Jujuy, no se encontró otro expediente más fácil y demagógico que expropiar 15 hectáreas de las tierras de Ledesma ocupadas. Foto: DyN

Por Hugo E. Grimaldi

(DyN)

 

Más allá de la irreparable sangre que ha corrido en Jujuy y de las graves internas entre grupos enfrentados por los favores gubernamentales, lo que se discute en esa castigada provincia no es nada más ni nada menos que la colisión entre el derecho a tener una vivienda digna y el derecho a la propiedad de la tierra.

Más allá del mamarracho que armó la AFA para atender los deseos del Gobierno, ávido de sumar propaganda televisiva, el fondo del sainete del fútbol no es que está llegando a su fin el reinado de Julio Grondona, sino el desprecio evidente por las reglas de juego, los contratos y hasta por los sentimientos de los hinchas.

Una cosa tiene que ver lamentablemente con la otra, porque 400 millones de dólares gastados hoy en el Fútbol para Todos sirven para construir no menos de 10 mil soluciones habitacionales por año, en todo el país.

Así está el orden de prioridades en la Argentina, uno de los temas que muy pocos políticos se animan a discutir de verdad.

Jujuy y el fútbol son dos ejemplos muy claros de casos que estallaron en la semana, que demuestran cómo hoy falta en toda la dirigencia una clara vocación por atender las discusiones de fondo, antes de que se produzcan las explosiones.

Por error u omisión

Por el lado del Gobierno, porque por acción u omisión ideológica ha sido siempre propulsor del cambio de paradigmas hacia formas rupturistas que llevan a la anomia y por el lado de la oposición, porque hasta ahora casi nadie ha tenido la lucidez o la valentía de explicar cómo quizás las cosas se podrían hacer mejor.

En la provincia norteña, la situación está embarrada decididamente por el clientelismo y por la atención preferente que el gobierno nacional tuvo siempre con la dirigente Milagros Sala, a quien le ayudó a financiar un ejército de adherentes, que la han seguido porque ha sabido hacer lo que no hicieron Sergio Schoklender y las Madres, volcar en viviendas humildes, pero tangibles, buena parte del dinero recibido.

La contrapartida es el sometimiento y así lo ha denunciado el ‘Perro‘ Santillán. Sin decir ni una palabra sobre los muertos, el gobierno nacional le encomendó al gobernador Walter Barrionuevo solucionar el asunto y para arreglarla, ahora el jujeño va por el expediente más fácil y demagógico: la expropiación de 15 hectáreas sobre las 100 mil de Ledesma en toda la provincia, lo que no parece nada, salvo el modo de conseguirlas y el deterioro a la imagen de la provincia y del país.

En cuanto al fútbol, el mamarracho que intentó imponer el presidente de la AFA para atender los caprichos del Gobierno, deseoso de no perder rating sin River Plate en la pantalla, tuvo como correlato la decidida y refrescante repulsa de la gente.

Muchos de quienes se quejaron de la abstrusa solución del mega campeonato fueron los propios hinchas de los equipos descendidos, quienes lo hicieron porque aún beneficiados por el dedo de Grondona, nadie les iba a devolver el sufrimiento pasado.

Con inversión privada

Desde ya, que también patalearon con razón los que ascendieron, porque su esfuerzo parece no haber valido nada, mientras que también se escucharon voces en relación al gasto de la Plata de Todos que se dedicará al fútbol. Sólo Elisa Carrió explicó con cierta convicción que si ella es gobierno, a partir de diciembre dejará que el fútbol siga saliendo por la televisión abierta, pero a riesgo de los privados que quieran invertir.

El problema está en que con una torta publicitaria tan chica y con desmanejos evidentes de los clubes que hace que sus gastos sean exponenciales y que no exista ni la más mínima vocación de ajuste, va a necesitar de un período de adaptación para que se pongan en caja.

Lo que no puede hacerse es seguir ampliando el negocio de los vivos, antes de atender el bienestar general. De estas cosas, no habla claro la oposición.

Se dice, con razón, que no se les cae ni una sola una idea para contrastar con argumentos de peso aquello que consideran que hace mal el oficialismo. En general, y sobre casi todos los temas donde el Gobierno teclea, sólo se escuchan perdigonadas electorales que generalmente descalifican y critican duramente las formas y está más que claro que, en general, toda la grilla de candidatos evita pronunciarse puntualmente sobre los cómo en cada uno de los temas.

Por otro lado, el Gobierno padece del mismo mal ya que, además de ponerse en víctima y separar como en un gueto a los buenos de los malos, sigue aferrado a un proyecto que no quiere variar ni en sus más mínimos detalles, aunque la realidad le esté demostrando notorias fallas de material.

Es más, la presidenta está convencida de que el ‘modelo de matriz productiva e inclusión social‘ es algo fundacional, tanto que más de una vez lo ha llamado ‘política de Estado‘, como si este concepto pudiera surgir de una mesa de iluminados y no del consenso de las fuerzas políticas que se comprometen a mantenerlas en el tiempo.

Cambio de consignas

Ejemplo claro de la prescindencia de diálogo con los opositores, que ha sido una marca registrada del kirchnerismo, lo dio el candidato a vicepresidente, Amado Boudou, quien dictaminó que el tipo de cambio y la situación fiscal ‘seguirán igual‘ durante los próximos cuatro años, sin explicitar cómo va a hacer el nuevo gobierno para frenar el notorio deterioro de ambas variables sin abordar soluciones diferentes a las actuales.

Con este panorama general y debido a que pese a todos los contrastes la batuta la sigue teniendo el Gobierno, sin que reciba de sus contendores réplicas de fondo, no deja de tener cierto sentido el latiguillo que ha hecho correr el oficialismo y que todos repiten como loros, en lo que resulta ser la más grande operación de encolumnamiento de la opinión pública que hayan abordado las usinas kirchneristas: ‘¿y si no es Cristina, quién?‘.

Por su penetración, esquema que los opositores no pueden, no saben o no se animan a perforar, la frase es aún más poderosa que aquella otra ‘Cristina ya ganó‘, que resultó ser una certeza sustentada en encuestas bastante deficientes, por no decir interesadas, que comenzó a teclear tras las elecciones de la Capital Federal y Santa Fe.

A dos semanas de las primarias y a dos meses y medio de la hora de la verdad electoral, hasta ahora nadie parece dispuesto a cuestionar o a cambiar cosas de fondo.

El caso Córdoba

El caso Córdoba es otra piedra en el zapato del kirchnerismo, ya que allí ningún candidato a gobernador competirá el 7 de agosto con sus colores. Desde que De la Sota dijo que él era ‘peronista‘ y eliminó de las listas, como no pudo hacerlo ningún otro candidato a gobernador, ni siquiera Scioli, a quienes lo corrían por izquierda a instancias del Gobierno, se le abrió una profunda brecha con la presidenta..

Sin embargo, ante la necesidad que empezó a vivir luego de las derrotas en la Capital y Santa Fe, el kirchnerismo más furioso de la provincia se ha tragado el sapo y ahora dice que apoyará al ex gobernador ‘para completar los votos que le faltan‘ ante la embestida de Luis Juez, en lo que muchos ven como un pacto para que en octubre haya una boleta única y consensuada de diputados nacionales, que incluya a los referentes del Frente para La Victoria.

A De la Sota han adherido explícitamente también los senadores Carlos Reutemann y José Pampuro, ambos remarcando también que se trata de un candidato peronista.

Todos estos elementos, más en cierto sentido también la carta abierta de kirchnerista desencantado que disparó contra la presidenta el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, tienen un gran componente de la reaparición por sus fueros de la pata peronista del kirchnerismo sacando pecho, tras lo que huelen como declinación, pero también como falta de coherencia política de los nuevos armadores oficialistas.

Cualquiera de esos personajes, Scioli incluido, se llevarían mucho mejor con un gobierno de otro signo que con un kirchnerismo que comience a abusar de un eventual triunfo de octubre. Por eso, las primarias para presidente del 14 de agosto, que parecerían haber perdido su sentido tras todos los dedazos, pueden tener el condimento de ser además las internas abiertas del peronismo (Cristina, Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá), pero también del progresismo (UCR, Coalición Cívica y socialismo y sus aliados), aunque si hay segunda vuelta vayan todos con el segundo y en contra de CFK.