Un paradigma pedagógico de auge en Europa

Alumnos “biointeligentes”: la innovación educativa al poder

2.jpg

Galarza, Tardivo y Cabral explicaron los alcances pedagógicos y sociales del proyecto. Foto: Mauricio Garín

Un grupo de profesores realiza cursos y talleres para promover un tipo de vínculo más humano con el medioambiente. Enseñan a desarrollar herramientas cognitivas a través de técnicas de dibujo -mandalas- y métodos de armonización emocional. Otra forma de vivenciar el entorno.

 

Luciano Andreychuk

landreychuk@ellitoral.com

Potenciar la creatividad y desarrollar competencias cognitivo-lúdicas. Pararse en el centro de lo experiencial y convertirlo en un ritual cotidiano de buenas acciones. Armonizar los sentimientos y, de ahí, relacionarse de una forma más humana con el entorno de pertenencia. Parece una receta difícil de aplicar en el aula, pero no: son algunas de las propuestas de la llamada biointeligencia, un concepto que define un método -educativo, pedagógico y social-, que está teniendo gran auge en Europa y que ya suma adeptos en el país.

Los recursos biointeligentes se llaman así porque funcionan por sí solos como capacidades humanas innatas -creatividad, ingenio, empatía, etc.-. Cuando se desarrollan, ayudan a que la percepciones de los propios entornos de pertenencia (familiar, escolar, sociocomunitario, medioambiental) cambien para bien: son el avantgarde de las últimas innovaciones educativas. En la ciudad, un grupo de docentes de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) lleva adelante un proyecto de extensión que rescata los preceptos de esta nueva tendencia. Y de a poco suman seguidores en escuelas, vecinales y asociaciones civiles.

“Convivencia. Innovación educativa para un ambiente sustentable” es el título del Proyecto de Extensión de Interés Social (PEIS) que comenzó en marzo pero que se sustenta en la experiencia de varios años que dejó un proyecto anterior (sobre alfabetización cartográfica y educación ambiental). La nueva iniciativa tiene una mayor amplitud social, y pone el acento en el aprendizaje vivencial para una convivencia más íntima y humana con el medioambiente. Esto, enseñado a través de técnicas muy sencillas como dibujos centrados -denominados mandalas- para alumnos, y técnicas de armonización emocional con el entorno -método Ireca- para padres y docentes.

“Dictamos cursos y talleres vivenciales sobre estas técnicas y principios basadas en la noción de biointeligencia, hacia el interior de las escuelas. Pero también a la gente, a través de las entidades y asociaciones civiles de la ciudad. Hay un relieve educativo, pedagógico y sociocomunitario en nuestra propuesta”, contaron a El Litoral Raquel Tardivo (docente de FICH y directora de la investigación), Viviana Pradolini (docente de la Escuela Superior de Sanidad, FBCB), la Arq. Andrea Galarza y María de los Ángeles Cabral (de Espacio Joven, subsecretaría de los Derechos de la Niñez y Servicio de Orientación Social de la provincia), integrantes de equipo extensionista.

Pedagogía 3000: Fundamentos

El PEIS tiene su fundamento teórico en lo que se conoce como Pedagogía 3000, una corriente que propone nuevas pautas de aprendizaje de niños y jóvenes, a través del desarrollo de las herramientas biointeligentes y las inteligencias múltiples, y apuntando al desarrollo integral del ser con el apoyo integrado de padres y profesores. Su impulsora internacional es la antropóloga francesa Noemí Paymal, quien centra su enfoque en la utilidad de los recursos biointeligentes, como la creatividad, la vivencia y la experiencia con los chicos.

Además, el proyecto extensionista se sustenta en el nuevo paradigma medioambiental que promulga

el Foro Latinoamericano de Ciencias Ambientales (Flacam). Los postulados centrales: pensar, sentir y actuar en nuestro entorno. “Nosotros trabajamos sobre tres ejes: el ambiente personal, el interpersonal, y la convivencia comunitaria, siempre partiendo de una perspectiva vivencial. Al estar el individuo en equilibrio, se equilibra positivamente con las distintas fuerzas de su entorno. Esta es una herramienta muy útil para manejar grupos en el aula”, fundamentaron Tardivo y Galarza.

Algunas de las técnicas utilizadas para propiciar esta relación biointeligente con el entorno son los mandalas, que exigen una representación simbólica profunda: “Es un tipo de dibujo simple y que devela una introspección. Los chicos pueden expresarse íntimamente. Y para los adultos está la técnica de armonización emocional denominada Ireca, que se aprende en poco tiempo y es muy beneficiosa”, explicaron. “Las problemáticas medioambientales deben ser desarrolladas y puestas en cuestión desde una mirada más holística e integral, no sólo mirando el afuera del mundo, sino empezando por ver el adentro de la especie humana”, completaron Pradolini y Garay.


La Pedagogía 3000 propone nuevas pautas de aprendizaje de niños y jóvenes, a través del desarrollo de las herramientas biointeligentes y de las inteligencias múltiples.

Actividades

El equipo extensionista está integrado por unas 20 personas, entre docentes coordinadores, becarios y colaboradores. Se trabaja con unas 10 instituciones, y se dictan charlas abiertas a la comunidad para llegar a más gente. Hay talleres vivenciales -ya se han realizado en la escuela Moreno, y en la vecinal Candioti Sur-, y cursos a través de UNL virtual. Se hacen también talleres de creatividad y mandalas con estudiantes de la universidad, y cursos sobre el método Ireca para docentes y padres.

El equipo trabaja con la asociación civil Proyecto Calidad de Vida, que difunde el Ireca. “Hay proyecto a nivel internacional para incorporar curricularmente este método en las escuelas. Ya existen experiencias positivas en varias universidades argentinas”, afirmaron las profesoras.

1.jpg

En Alto Verde, los niños aprenden a dibujar y expresarse libremente. Se apunta a lograr otro tipo de vinculación con los entornos de pertenencia.

Foto: Gentileza equipo extensionista