Celina Gómez viaja por Santa Fe, capacitando a educadores jóvenes.
Celina Gómez viaja por Santa Fe, capacitando a educadores jóvenes.
Por un rescate de los actos escolares
Es una profesora que investiga la evolución histórica de estos rituales patrios. Advierte que hoy perviven modelos anacrónicos, creados para sociedades que ya no existen. Y brega por actualizar formatos, derrumbando estereotipos.
Los actos escolares aparecen como instancias reforzadoras de la identidad nacional. Pero deben actualizarse sus formatos, contenidos y enfoques en función de las características y expectativas de la sociedad actual, sostiene la investigadora.Foto: Archivo El Litoral / Mauricio Garín
Luciano Andreychuk
Las galeras patrias de cartulina, los vestidos coloniales con volados y puntillas, el corcho quemado para “maquillar” a los mulatos. Quién no recuerda con grata nostalgia aquel encanto de los actos escolares, del tiempo en que eran acontecimientos a los que concurrían las familias enteras a “celebrar” una fecha patria. Estos rituales escolares ocuparon durante décadas un lugar arraigado en el imaginario educativo y social, y contribuyeron a la construcción de identidad y de sentidos de pertenencia nacional.
Pero las sociedades se transforman, cambia la percepción sobre la tradición, los usos y costumbres. ¿Qué pasa con los actos escolares hoy? Se quedaron en el mausoleo de los tiempos. No se renovaron, son extemporáneos: los formatos de los rituales vigentes fueron creados hace décadas para sociedades que ya no existen. Se convirtieron en una carga para las docentes, y una hora aburrida para los alumnos. Ésta es la realista visión de Celina Gómez, una profesora de Letras -ya jubilada- que investiga desde hace años la evolución histórica de los actos escolares. Y que decidió capacitar a docentes y alumnos de institutos de formación sobre cómo armar actos.
El curso -organizado por el Instituto del Sadop- consta de dos encuentros presenciales y de dictado a través de una plataforma virtual. Se realiza en Santa Fe, Rafaela, Romang y Las Toscas, y ya se han inscripto unos 200 maestros y alumnos de institutos de formación docente. “A juzgar por el número de asistentes, hay una gran necesidad en las nuevas generaciones de educadores de contar con herramientas didácticas para saber armar un acto”, dijo Gómez en diálogo con El Litoral.
¿Por qué sigue siendo tan importante el acto escolar? “Porque la construcción de identidad es parte de la escuela y de la tarea docente”, definió. “Hoy la escuela sigue transmitiendo el relato histórico de Billiken o de Anteojito. Ante esto, nos debemos preguntar qué vigencia tiene el acto en tanto ritual de identidad nacional, y cómo reformular su sentido actual. Se trata de resimbolizar el contenido semántico del acto como acontecimiento cultural. De superar el acto como ritual y convertirlo en instancia de aprendizaje”, afirmó.
Nuevos formatos
“En la actualidad, los actos se han convertido en rutinas: no transmiten emoción ni identidad. En parte porque no representan a la sociedad actual, pues fueron diseñados a fines del siglo XIX bajo el espíritu del proyecto de la Generación del ‘80. Los mismos actos que vemos hoy se crearon hace 120 años, con una intención de homogenizar a través de la escuela a una sociedad muy heterogénea que recibía aluviones inmigratorios. Está claro que esos formatos hoy son anacrónicos. Incluso hay escuelas en las que los chicos desfilan al son de una marcha militar”, dijo.
Para la profesora, otro factor cultural conspira para que no se revaloricen los actos escolares: un sentimiento de autodenigración encriptado en el ADN de los argentinos. “Este país, se pronuncia en las glosas de los actos, y el adjetivo ‘este’ ya pone distancia. ¿Por qué no se dice Nuestro país, que es más inclusivo?”, se preguntó Gómez. “En los actos se apunta a lo malo de nosotros, nos miramos desde un lugar poco amable. Entonces, debemos empezar a generar una identidad que destaque nuestros valores como personas”.
Gómez sugiere empezar a “derribar estereotipos históricos” (esa solemnidad asignada a algunos próceres, que los vuelve inaccesibles) e incorporar nuevas temáticas en los actos, como la presencia de la mujer en la historia argentina, la negritud -descendencia africana en América latina- o la cuestión de los pueblos originarios. “Esto llevaría a que los niños tengan una mirada más plural. Es fundamental que los docentes tengan elementos que generen una apropiación de esos símbolos patrios que nos transmiten identidad”, resaltó.
La postal histórica muestra un acto cívico-militar de hace varias décadas. Se registra la disciplina y la solemnidad en la marcha, marcas de otros tiempos que aún tienen vigencia en muchos actos escolares actuales.
Maestro y alumnos sueltan palomas en un acto en 2008, en la Escuela Belgrano. La reapropiación de símbolos y valores positivos -como la paz o la libertad- es clave para recuperar los actos, sostiene Celina Gómez.
Los niños enarbolan banderas argentinas durante un acto escolar. Para la investigadora, es necesario recuperar la “mística” de los colores patrios en las escuelas, otra forma de generar identidad.
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