editorial
La Justicia y los derechos humanos
La presentación de un libro que detalla y explica el derrotero seguido por la Justicia argentina para llevar adelante los juicios de lesa humanidad, constituye un aporte fundamental para sustentar la memoria de los argentinos y reivindicar el rol disuasivo del accionar tribunalicio, así como también para otorgar soporte jurídico a un debate inacabado y contaminado por pasiones subsistentes, y colocar en su debida dimensión histórica un proceso sistemáticamente bastardeado por la tergiversación y el esfuerzo de adaptarlo a una circunstancial conveniencia política.
La exposición de motivos que adjudica a la obra su autor, el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Ricardo Lorenzetti -junto a Alfredo Kraut-, no llega a abarcar de manera explícita todas estas dimensiones, pero se orienta claramente en tal sentido.
Así ocurre desde el momento en que el jurista monta la estructura conceptual del trabajo, contenedora de los juicios de lesa humanidad como expresión de la Justicia y dotados de las garantías del debido proceso, sobre tres pilares fundamentales: el “contrato social” de los argentinos -la vocación de la sociedad para que los crímenes sean castigados y el compromiso del Poder Judicial en la materia-; la educación -para que en el futuro no se repita la tragedia que se apoya en la tolerancia de cualquier tipo de totalitarismo y discriminación contra el género humano-; y la memoria -como método para reforzar el Estado de derecho, anclada en la convicción de que nadie podrá cometer actos aberrantes y quedar impune.
Desde el punto de vista estrictamente jurídico, el libro busca delimitar e instalar con claridad un término que funda y habilita toda la estrategia judicial de juzgamiento a los acusados por los crímenes de la dictadura, y sirve además para distinguirlos claramente de otro tipo de supuestos que, por falta de rigor o tomando ventaja de cierto nivel de indefinición, en ocasiones se ha intentado equiparar.
Y es que la noción de “crimen de lesa humanidad” a la que arribó la Justicia argentina en base a un arduo recorrido jurisprudencial y consistente doctrina, en su condición excepcional, debe necesariamente ser estricta. En palabras del propio presidente de la Corte, sólo encuadra en esa categoría el delito que consiste en un “ataque masivo contra la población civil, hecho desde el propio Estado”. Tales son las notas que, por su intrínseca gravedad, permiten dejar de lado la regla general de la vigencia de garantías constitucionales como la prescripción de las causas. Por la misma razón, tampoco resultan admisibles la amnistía o el indulto.
Al exponer de manera sistemática los criterios exhibidos por la Justicia argentina en sucesivos fallos, se apunta a dejar sentado un “corpus” doctrinario y de antecedentes que funcione como recordatorio, pero también para impedir que hechos como ésos vuelvan a repetirse. Y a la vez, al dar cuenta de ese recorrido, el libro permite acceder a una versión de la historia más amplia, rigurosa y abarcativa que el recorte interesado, injusto y autopropagandístico que el gobierno kirchnerista pretende imponer, en beneficio propio y en perjuicio de las generaciones futuras.