Un fallo judicial complica las ventas
Un fallo judicial complica las ventas
Miel: ¿otra zancadilla europea?
El hallazgo de polen de plantas transgénicas en una partida de miel alemana derivó en un proceso judicial y en un dictamen del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que frenó la comercialización. Queda producción de la última campaña sin vender y puede juntarse con la próxima cosecha, a punto de comenzar.
Juan Manuel Fernández
Los productores apícolas se aprestan para iniciar una nueva campaña con buenas perspectivas de producción pero un importante nubarrón en el horizonte. Una nueva traba en Europa alteró las condiciones comerciales en el mercado doméstico alargando los plazos de pago por parte de los compradores de miel o directamente paralizando la demanda. “Un 35 por ciento del volumen producido está en stock, lo que equivale a aproximadamente 5.000 toneladas de miel”, dijo recientemente el Ministro de la Producción Juan José Bertero sobre el impacto en la provincia.
Esta situación encendió la alarma y desde la Nación solicitaron a las provincias que tracen un diagnóstico y propongan herramientas para apoyar a los productores damnificados. Si bien el grueso de la última cosecha está vendida, el mayor riesgo es que el remanente se sume a la próxima -que comienza en muy poco tiempo- y presione todavía más el precio al productor.
El tema se trató en una reunión del Consejo Económico de la Cadena Apícola el jueves 13 en la Sociedad Rural de Santa Fe.
Peor que los nitrofuranos
El problema comercial con Europa empezó a notarse en marzo pero no fue hasta el mes de septiembre que terminó de potenciarse, cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) emitió un fallo que paralizó las importaciones del bloque (ver La trama...). En resumen, al detectarse polen de plantas transgénicas en mieles alemanas la justicia determinó que para comercializar cualquier partida que contenga este componente deberá estar autorizada previamente. Comercialmente el efecto es igual al de la crisis de los nitrofuranos (un químico prohibido detectado en partidas de miel argentina y de otros países en 2003), con fuertes recortes en la cotización y requisitos burocráticos que complican las transacciones; pero potencialmente más perjudicial, porque aquella vez se solucionó retirando el medicamento prohibido de las colmenas, mientras que ahora nadie sabe cómo hará para que sus abejas no recolecten polen de plantas genéticamente modificadas.
Fabián Zurbriggen, coordinador de la Cadena Apícola Santafesina, sostuvo durante la reunión del Consejo Apícola que “hay graves problemas” en el sector luego del fallo europeo y que “en materia comercial es comparable al impacto de los nitrofuranos en el sentido de que hoy no hay un precio estimado y el que se está hablando es muy inferior a lo que se venía pagando”. A diferencia de aquella crisis -que curiosamente también se desató en el mes de septiembre- ahora “se ataca la esencia de la miel como producto natural, que es lo más comprometedor. Ahora resulta que un producto natural como la miel ahora necesita un certificado para entrar a UE”.
Distinta suerte
Entre los productores, acopiadores y exportadores de la región la implicancia es diversa. Algunos alcanzaron a vender toda la cosecha, pero otros aún tienen un remanente. Y a la mayoría les bajaron el precio en los últimos meses o les alargaron el plazo de pago. Hoy, todos comparten la misma situación: no hay cotización.
En la Cooperativa Apícola de Laguna Paiva, que comercializa miel de unos 30 productores de la zona, vendieron casi todo y sólo les quedan unos 10 tambores. La cosecha se estaba comercializando a $9.40 el kilo y al contado, pero las últimas partidas se hicieron a $8.40 y a 60 días (aún no las cobraron).
En Cosar, una cooperativa que integran unos 110 apicultores del centro norte santafesino y exporta directamente, consiguieron vender toda la cosecha. Pero aseguraron que “ya hubo bajas de u$s200 por tonelada en los últimos 3 meses”. El gerente Norberto Gugliotta mencionó que “hay más incertidumbre que otra cosa; sólo tenemos un fallo judicial y nadie sabe cómo se instrumentarán los controles en Europa”.
Algo similar comentaron desde Promiel SRL, empresa acopiadora y exportadora con sede en Romang que trabaja con unos 1.000 apicultores de todo el país. “Nadie sabe cómo se lo va a encarar: qué analizar, cómo hacerlo; esperábamos novedades en Apimondia (feria mundial de apicultura que se realizó el mes pasado en Capital Federal) pero no dijeron nada”, sostuvo Fabio Bresán, para quien “esto es peor que los nitrofuranos, porque el polen vuela y no se lo puede controlar”. En la empresa aún les queda por vender alrededor del 15% de la miel, “que para la época es malo porque ya está por arrancar la próxima cosecha”.
En la Cooperativa de Malabrigo, en tanto, corren con peor suerte. Los 30 tambores -de unos 4 o 5 productores- que se acopiaron en la última campaña aún están en el depósito. “Los estamos analizando en Buenos Aires y esperamos que llegue una cotización; por el momento no tenemos nada”, señaló Sergio Moschen.
¿Ayuda en camino?
Desde el sector privado comentaron que “se habla de que en el país quedan unas 20.000 toneladas sin vender”. Los últimos datos oficiales del Ministerio de Agricultura de la Nación indican que en 2008 se produjeron 72.000 toneladas de miel, de la cuales 69.000 se exportaron por valor de u$s178 millones. Si el rumor fuera cierto y en la última campaña la producción fuera como la de hace 3 años, el remanente sería de 27.7%.
En la provincia de Santa Fe el ministro Bertero dijo que el stock provincial sería de unas 5.000 toneladas, pero aún no se conoce a ciencia cierta el volumen real. Por eso en la reunión del Consejo Apícola acordaron iniciar un sondeo la próxima semana. Además, de ese dato (y de la cantidad de apicultores afectados) dependerá la distribución de la ayuda que llegaría desde la Nación.
Fabián Zurbriggen relató que la semana pasada, en Buenos Aires, se les solicitó a las provincias que avancen en el diseño de posibles ayudas a los productores afectados. “Se pidió un pantallazo -señaló- de las alternativas posibles para que los productores que todavía no pudieron vender tengan una ayuda para sobrellevar los costos”.
En el encuentro con los miembros del Concejo Apícola convinieron -dijo Raúl Sibilín, técnico de la cartera provincia- en que “todo está sujeto al dinero que llegue de la Nación”, ya que por el momento se mencionan “números gruesos” -entre $5 y 10 millones- que podrían girarse a las provincias productoras: Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y La Pampa. Otros datos necesarios para estimar cuanta ayuda podrá brindarse son el volumen cierto de remanente en la provincia y la cantidad de productores afectados. Por eso la semana próxima se pedirá a todas las salas de extracción (son alrededor de 160 las habilitadas en Santa Fe) que brinden un balance de los tambores que les quedan por vender.
La alternativa que barajaron en el Consejo es que con el dinero de la Nación se pueda subsidiar la tasa de interés de futuros préstamos, que no darían entidades bancarias (que tiene mayores requisitos y el negocio no les resultaría tan atractivo) sino las mutuales del interior.
Cómo viene la campaña
Mariana Martínez, coordinadora del programa apícola del Norsafe y secretaria de la producción de Reconquista, comentó que “las expectativas son buenas, hay un buen despertar de las colmenas luego de la invernada”.
Explicó que el invierno fue benévolo y le permitió a los apicultores de la zona organizarse un poco más con el arranque de la temporada. Las lluvias de las últimas semanas “dificultan el trabajo de aquellos que quieren multiplicar con núcleos o cambiar reinas”, pero serán beneficiosas para el monte y el girasol “que es un cultivo que mayor aporte realiza a la mielada”.
De continuar las mismas condiciones, “esperamos tener una temporada similar a la pasada; las expectativas son buenas”.
Maldito polen. Cada abeja se posa sobre infinidad de flores durante el día y el polen vuelve con ella a la colmena. Aún no se sabe cómo se instrumentarán los controles para evitar el proveniente de plantas modificadas genéticamente. Foto: Archivo
La trama del conflicto
Lo que hoy se presenta como un conflicto comercial serio a nivel mundial, se inició en 2005 con la denuncia de un apicultor alemán en cuya miel ecológica se detectó la presencia de polen de maíz transgénico cultivado en las cercanías de su establecimiento. Por lo tanto, Karl Heinz Bablok y otros cuatro productores en su misma situación iniciaron una demanda judicial.
El litigio concluyó el pasado martes 6 de septiembre, cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) -la máxima autoridad comunitaria en la materia- emitió una resolución inapelable por la cual una miel o cualquier complemento alimenticio que contengan polen derivado de un transgénico -aunque sea por una contaminación accidental- deberá contar con autorización previa para ser comercializado. Aunque el tribunal reconoció que el polen detectado en la miel ya no puede propagar genes modificados -porque perdió su capacidad reproductiva-, igualmente ratificó que la legislación obliga a indicar en la etiqueta si un alimento contiene ingredientes manipulados genéticamente.
Desde la propia comunidad reconocieron rápidamente que Argentina, en tanto principal proveedor, sería uno de los países más perjudicados. “Es muy probable que la sentencia del tribunal tengan impacto en las importaciones de miel en la UE de Argentina y China, donde hay algo de producción de organismos transgénicos”, señaló en rueda de prensa Frédérik Vincent, vocero de Salud y Protección al Consumidor del bloque. Aunque aclaró que peor la podría ir a los asiáticos, porque en su país se usan transgénicos no autorizados en la UE, mientras que los materiales que utilizan los chacareros argentinos están admitidos en el viejo continente. La UE importó en 2010 unas 145.000 toneladas de miel, de las cuales cerca de 39.000 llegaron desde Argentina.
¿Donde lo ubicamos? Varias cooperativas y acopios aún no pudieron vender tambores de la cosecha pasada. Se dice que son 20.000 toneladas en todo el país.
Foto: Archivo