Mesa de café
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“Merienda de negros”
Remo Erdosain
El que tira la primera piedra para armar el debate es José. Se ha tomado un liso, le ha pedido otro a Quito recomendándole que se lo traiga con ingredientes y, una vez atendido, se desparrama en la silla y con aire burlón le dice a Abel y a Marcial:
-“A la final” ustedes habían sido iguales o peores que nosotros. Se han llenado la boca acusándonos de corruptos y ahora me vengo a enterar que los que organizan festivales de nombramientos para acomodar parientes y correligionarios son los radicales y los muy prolijos socialistas.
-No tomés agua de golpe que te vas a ahogar -le dice Abel- nosotros no hicimos ningún festival de nombramientos...
-¿Y entonces, por qué Binner está tan enojado?
-Yo creo que se hace el enojado -responde Abel- creo que le está haciendo el trabajo sucio a Bonfatti y se la agarra con nosotros porque sabe que es gratis y queda bien.
-También porque sabe que es cierto -digo yo-, han designado más de 200 empleados.
-Fueron contratados -se defiende Abel- seis meses y nada más.
-Seis meses y luego quedan efectivos -observa Marcial- así después tenemos una planta sobredimensionada e ineficiente.
-En España a esta roña de reparto de cargos y acusaciones mutuas se lo llama “merienda de negros” -digo.
-Me suena racista -dice José.
-No está dicho con esa intención -aclaro.
-Eso de contratar y después dejar efectivo lo hemos hecho todos -reconoce José- los peronistas, los radicales y los socialistas.
-Que todos lo hagan no quiere decir que sea bueno -observo- que todos crean que el Estado es un botín para repartir cargos no es lo mejor que le puede pasar a nuestra clase dirigente.
-Después se quejan de que la gente común diga que son todos unos sinvergüenzas, sin entrar a especificar detalles -comenta Marcial.
-La misma gente común -retruco- que se la pasa haciendo amansadoras en los despachos oficiales pidiendo cargos para sus hijos o parientes.
-Digan lo que digan -retoma José- lo cierto es que en Vialidad todo huele a podrido y no se sabe muy bien quién tiene la culpa.
-Yo insisto -digo- en que las declaraciones de Binner han sido oportunas, después de todo está bien que la máxima autoridad política de la provincia cante la justa y diga al pan, pan y al vino, vino.
-Lo que huele mal es la relación en el Frente Progresista -dice Abel- Binner podría haber hecho esa objeción en una reunión interna del Frente, pero no la hizo porque de hecho la relación está rota.
-A mí me hace acordar -dice- a esos matrimonios que se pelean en la calle o en la casa de los amigos. A la larga terminan poniéndonos incómodos a todos.
-Yo creo que Binner se quiso hacer el vivo -dice Abel- los rumores que circulan aseguran no sólo que le está haciendo el trabajo sucio a Bonfatti, sino que quiere descalificar a los radicales para que no pidan más cargos en el próximo gabinete...
-...y además -dice José- porque, según me contó un pajarito, está interesado en colocar en el Ministerio de Obras Públicas a alguien de su íntima confianza.
-Todo eso puede ser cierto, pero no está probado -dice Marcial- pero lo que sí está probado es que hubo un festival de designaciones en Vialidad.
-Lo que no hay que perder de vista -digo- es que ese gremio parece un taller medieval, porque se ha establecido que para ingresar a la planta hay que ser hijo o hija, es decir que se ha implantado un régimen hereditario en la administración pública, cuando se supone que el acceso debe guiarse por principios universales.
-Lo mismo pasa en Luz y Fuerza -dice Abel- pero allí Binner no dice una palabra porque sus relaciones con ese gremio están muy bien aceitadas.
-Yo creo que a todo esto el Frente Progresista debería haberlo tratado de manera orgánica -dice Abel- no se quién tiene razón en este debate, pero lo que sé es que con estas actitudes no hay Frente que valga.
-Yo lo que pienso -dice José- es que si la mitad de lo que ahora acusan a los socialistas y a los radicales lo hubiéramos hecho los peronistas, a esta hora estaríamos siendo juzgados en el Tribunal Internacional de La Haya.
-Vos no tomés agua -dice Abel- porque acá lo que hay son errores administrativos, pero cuando gobernaban ustedes lo que había eran episodios policiales.
-Los gobiernos de Obeid y de Reutemann fueron impecables.
-¿Y los de Reviglio y Vernet? -pregunta Marcial con su habitual mala fe.
-Eso ya es historia -responde José.
-Historia peronista -corrige Marcial.
-No nos apartemos del tema -digo- porque me interesa lo de Vialidad. Yo creo que un hombre como Binner no puede decir que le pidió la renuncia a De Córdoba porque es socialista y le corresponde a los radicales pedir la renuncia a Martino. Y no está bien por dos rozones: porque el gobierno es uno solo y porque ese tema en todo caso debe discutirse en el interior del Frente.
-Lo que hay que decir -insiste Marcial- es que el dichoso Frente Progresista como tal no existe. Una cosa es que discutan y otra muy diferente es que se vivan haciendo zancadillas, tirándose tierra a los ojos y dándose puñaladas por la espalda.
-Hoy hay más acuerdos entre algunos socialistas y peronistas o entre radicales y peronistas, que entre radicales y socialistas -dice Abel.
-No es tan así -corrige José- no se olviden que los socialistas se llevan muy bien con Henn y Mascheroni, por ejemplo, que son radicales de toda la vida.
-No sé si se llevan bien; les han dado buenos cargos para dejarlos pagando a los otros, que no es lo mismo -dice Abel.
-Convengamos, de todos modos -dice José- que los que ensuciaron la cancha en Vialidad fueron los radicales, los radicales enroscados con los sindicalistas.
-Es que los punteros radicales son tan incorregibles como los peronistas. Llegan a un cargo y lo primero que hacen es pagar favores en el comité. Eso se los enseño Hipólito Yrigoyen y es lo más importante que aprendieron del Peludo -dice Marcial.
-Los socialistas son muy prolijos, pero también hacen de las suyas -agrega Abel- el Tribunal de Cuentas ha hecho varias observaciones a designaciones irregulares...
-Además, que no se pierda de vista que desde que llegaron al gobierno los funcionarios rosarinos han tenido luz verde para disponer de todos los viáticos y facilidades del caso.
-Están trabajando, se lo merecen -digo.
-No te lo discuto -admite José- pero el nivel de gastos es altísimo y los privilegios están a la altura de esos gastos.
-Sin embargo a De Córdoba lo sacaron de un ala -digo.
-Lo sacaron porque no pertenece a la “orga”, no es de la “familia socialista”, si lo hubiera sido no le habrían tocado un pelo.
-No comparto -digo.