Tras años de advertencia

Investigaciones de la UNL avalan la prohibición del Bisfenol A

Con más de 15 años de estudio en el tema, los especialistas aportaron evidencias a organismos nacionales e internacionales alertando sobre posibles efectos del químico. Ahora, la Anmat prohibió la venta de mamaderas de plástico.

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El Bisfenol A se usa en la fabricación de plásticos, es un perturbador hormonal que puede afectar la salud de los lactantes.

Foto: Archivo El Litoral

(C) Priscila Fernández - Comunicación científica UNL - El Litoral

Con el objetivo de “evitar los efectos nocivos que puedan causar en la salud de los lactantes”, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), dispuso la prohibición en todo el territorio nacional de la fabricación, importación y comercialización de mamaderas que contengan Bisfenol A, según establece la disposición 1.207 de 2012.

De esta forma, la cartera sanitaria nacional reconoció los resultados de años de investigaciones de laboratorio que advierten sobre los posibles efectos que este químico puede tener durante el período de gestación y los primeros años de vida. Un equipo de la Universidad Nacional del Litoral lleva 15 años abocado al tema y asesoró a organismos nacionales e internacionales a través de sus resultados para la regulación de los plásticos que contienen Bisfenol A.

De qué se trata

Según explicó Enrique Luque, investigador de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL, “el Bisfenol A es un componente que se usa para la fabricación de los plásticos del tipo de los policarbonatos”.

El riesgo asociado a esta sustancia se debe a que tiene acción hormonal (es un perturbador hormonal) y su mayor riesgo ocurre durante el desarrollo embrionario y en los primeros años de vida. “El bebé puede llegar a ingerir una leche que tenga alto contenido de Bisfenol A”, dijo el director del Laboratorio de Endocrinología y Tumores Hormonodependientes (LETH).

“Cuando este compuesto ingresa al organismo de un feto en desarrollo o al recién nacido produce una señal anormal en el desarrollo de los tejidos de tal manera que ese tejido se va a formar con una pequeña lesión”, narró Luque. Esta alteración en el sistema de señalización puede dejar una marca en el genoma; sin embargo, el crecimiento va a continuar, sin una modificación aparente. “Más adelante, en la pubertad o en la menopausia o en algún momento de la vida adulta de la persona, cuando ocurre un nuevo acomodamiento hormonal, esa información alterada que estaba guardada se manifiesta en una alteración funcional, como por ejemplo un tumor”, explicó el especialista.

No sólo en mamaderas

El Bisfenol A se encuentra en varios otros productos con los que los seres humanos y los animales estamos en contacto diariamente. Las pinturas epoxi que recubren el interior de latas de conserva, sellantes odontológicos, cánulas y envases plásticos y hasta las tintas que se usan en supermercados para imprimir los tickets contienen este químico.

“En estudios realizados en EE.UU. hace dos años, más del 95 % de las personas analizadas tenía niveles detectables de Bisfenol A en orina. Esto quiere decir que casi toda la población ha estado en contacto con este compuesto que es ajeno al organismo”, detalló Luque.

El equipo liderado por Luque advierte desde 2005 sobre la necesidad de regular y advertir la exposición a Bisfenol A. Finalmente, el Anmat decidió alinearse a la legislación adoptada por Canadá, Brasil, EE.UU. y la UE.

“La prohibición de las mamaderas de policarbonato es algo bueno, pero faltaría que la mujer embarazada tome recaudos para evitar tomar contacto con este químico durante la gestación y la lactancia ya que el Bisfenol A atraviesa la placenta y llega al feto”, agregó.